23.1 C
Zacatecas
jueves, 28 marzo, 2024
spot_img

Guardia Nacional, desabasto de gasolina y doctrina del “shock” (Segunda de dos partes)

Más Leídas

- Publicidad -

Por: Mauro González Luna •

En México aparecen ya condicionamientos de un curioso régimen dotado de su Guardia y que se dice contrario al neoliberalismo pero que promueve políticas neoliberales. Éstas sugeridas seguramente por sus consejeros, hombres de grandes empresas, todos neoliberales. Régimen ese asistencialista para dorar la píldora. Y ese aceptar sin chistar las imposiciones del poder, incluso con entusiasmo, aumenta la popularidad del poder como voluntad. No hay duda que la doctrina del “shock” funciona en esta decadente época de sombras, de meras apariencias, enterradoras de la verdad del ser, de las realidades.

- Publicidad -

Aplicaciones actuales de la doctrina del “shock” en el país: el escándalo de echar a la calle sin miramiento, a decenas de miles de burócratas que tienen familias, hijos, esposa; la intempestiva guerra al robo de gasolina en el momento más crítico de necesidad de abastecimiento, y que afecta a millones de ciudadanos, a su economía, a su bienestar. Tal campaña ha empañado “casualmente” el tema de la militarización -Guardia Nacional- y otros graves problemas como el de los migrantes centroamericanos. Los defensores de esa guerra, por cierto, utilizan los mismos argumentos que usó el calderonismo para la suya: nadie antes lo había hecho, es una medida valiente, inédita, histórica, incluso celestial.

¿Y los medios utilizados, y las consecuencias económicas, sociales y humanas debidas a la improvisación en la aplicación del electrochoque, de la amarga medicina, a la falta de planeación estratégica que toda guerra o campaña que pretenda ser eficaz y victoriosa, exige? Eso es secundario, irrelevante, lo que importa a la luz de las técnicas del “shock” es el “shock” mismo para lograr los efectos paralizantes -de los que habla Klein y Chul Han- que hacen de la sociedad presa fácil de subyugación, salvo casos honrosos de personas de alma libre, como los zapatistas.

El “shock” de la mano con el ejercicio del poder como voluntad, producen cosas notables: la subversión del lenguaje, de los valores y de los hechos mismos: lo malo es bueno, lo bueno es malo, la guerra es la paz, la ineptitud es virtud, el desabasto no es desabasto sino otra cosa admirable aplaudida por la turbamulta que abarrota a diario un sistema de transporte público de tribu, como el de la Ciudad de México.

La polarización no es polarización sino unidad, la militarización no es militarización sino guardia nacional, las largas colas en las gasolineras existen solo en las mentes febriles de una oposición que se niega a aceptar su derrota, y que no tiene derecho a la crítica porque carece de ¡fuerza bruta! – se ha atrevido a decir alguno-, y que debe guardar silencio para beneficio del poder que todo lo absorbe.

Ya está produciendo efectos el mecanismo del “shock”: se desmienten los señalamientos del Wall Street Journal sobre la disminución de importaciones de gasolina como uno de los factores del desabasto, y al mismo tiempo los responsables del área dicen a pregunta expresa de periodistas, que no tienen” a la mano” las cifras de las importaciones. Y nada pasa. Pero no solo eso, ¡sino que se sigue adulando la ineptitud! En un país con una honda y generalizada comprensión de los hechos, eso sería intolerable. Aquí, es cómodo abandonarse para recibir mendrugos.

No hay polarización dicen correligionarios de tal doctrina; el afirmar que la hay, es producto de la imaginación de algunos que, por no simpatizar con las transformaciones, son los “malos”. Por ende, ellos no son gente, no tienen derechos, no son sociedad, no forman parte del pueblo, en suma, no son nada en el México transformado. El sueño de la uniformidad absoluta, a la orden del día, para alcanzar la felicidad y la seguridad que tanto se disfruta en los establos -donde en ocasiones se instalan bocinas con música de Mozart para contentamiento adicional-.

No hay polarización dicen, pero hay un maniqueísmo de los buenos y los malos, los amigos y los enemigos, sin matiz alguno; hay injurias, insultos, descalificaciones, amenazas para los que osan disentir. Y no hay peor polarización que la generada por la herejía del maniqueísmo político de funesta historia para las libertades básicas.

El ser humano y el pueblo nunca pueden ser utilizados como medios, como conejillos de experimentación política, para la consecución de fin alguno. Es un anhelo de los espíritus libres, el poner en obra la construcción paciente de una forma de vida humana “que se funde en la persuasión y no en la fuerza”, de un ordenamiento de libertades nuevo, vibrante, que restaure la justicia como su base, y la amistad solidaria como su fuerza impulsora para el derrumbe del inhumano nihilismo político, “gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación”. Y tal como apunta J. Maritain, el tiempo de la inmediatez de los seguidores del poder como voluntad, no es el tiempo largo de la Patria “en trance de perpetua edificación”.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -