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lunes, 18 marzo, 2024
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La Democracia y la Lucha contra la Corrupción

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

Se tuvo que imponer la democracia el 1 de julio de 2018 en el país, para que el nuevo gobierno esté realizando una campaña en contra de la corrupción que ha predominado en el país por décadas. El combate al huachicol está sacando a flote los negociados de líderes sindicales, de grandes empresarios gasolineros, de funcionarios que ocupaban altos cargos en Pemex, tanto en las oficinas generales, como en las plataformas petroleras, en las refinerías, como funcionarios federales, estatales y municipales vinculados a dicho negocio.

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Por décadas ello ha mermado los ingresos de las finanzas públicas, como del sector externo. Los ingresos petroleros percibidos por el gobierno, tanto por la venta del petróleo y sus derivados internamente, como por las exportaciones, han sido menores a los montos que correspondería por la producción extraída de petróleo, como de la gasolina producida por las refinerías internamente, evidenciando que el diferencial ha sido robado por décadas por los huachicoleros de cuello blanco, de cuello azul y de todo tipo de vestimenta que ha participado en dicho negociado. De llegar a representar los ingresos petroleros el 40% de las finanzas públicas a fines de los años setenta, en los últimos años equivale al 16% del total de ingresos públicos. Si bien ello es explicado en parte por la caída de la producción y de las exportaciones de petróleo, como por el menor precio internacional de éste, gran parte también es explicado por el hurto de petróleo desde las propias plataformas petroleras, como por las pipas de doble fondo que distribuían la gasolina, como por los dobles ductos de distribución de la gasolina, por la distribución de gasolina no contabilizada por las refinerías y distribuidores de dicho producto, por el rompimiento de ductos para extraer el combustible, por los fraudes de compra de auto tanques y pipas para transportar combustible que no llegaron, etc.

Se han enriquecido los participantes en dichos negociados a costa de reducir los ingresos públicos, de aumentar el déficit de comercio exterior, lo que por un lado ha reducido la capacidad de inversión de Pemex y del gobierno, y por otro ha endeudado a Pemex y al país. Para encarar los problemas financieros de Pemex, se ha tenido que promover la inversión privada en dicho sector, atentando ello sobre el manejo y control soberano de dicho sector por parte del gobierno. Asimismo, la reducción de los ingresos petroleros que recibe el gobierno, han reducido tu tamaño y participación en la economía, y le ha tenido que abrir espacios de inversión a la cúpula empresarial en los sectores estratégicos y en los servicios públicos. Los daños ocasionados por los huachicoleros han contribuido a frenar la dinámica económica y han acentuado la desigualdad del ingreso y la riqueza, como la delincuencia.

Las acciones que el gobierno federal está instrumentando para combatir al huachicol en todas sus expresiones, está afectando los intereses e ingresos de los grupos que han venido lucrando por años y hasta por décadas en este ilícito, que los anteriores gobiernos no combatieron y terminaron siendo copartícipes de ello.

Los grupos económicos favorecidos e impulsores del huachicol, no se están quedando con los brazos cruzados. Están promoviendo el rompimiento de ductos y hacen llamados a los pueblos vecinos a dichos ductos a que participen en ello, y el problema es que no dimensionan los riesgos que ello puede acarrear, como lo acontecido en Tlahuelilpan, Hidalgo. Los grandes grupos gasolineros, como otros empresarios y exfuncionarios públicos que lucraban con el huachicol, tratarán de desestabilizar al gobierno federal (a través de los periodistas que venden sus plumas y voces, como financiando manifestaciones de protesta frente al desabasto, y otras tantas formas) para que el gobierno no prosiga con su política y decisión de combatir la corrupción e ilegalidad. Ellos están porque sigan las cosas como hasta el 31 de noviembre del año pasado. Así como el gran capital financiero no quiere cambio alguno de la política macroeconómica que lo ha favorecido (disciplina fiscal, alta tasa de interés, libre movilidad de mercancías y capitales y estabilidad cambiaria), los que se han enriquecido con la corrupción, no quieren que se les combata.

Los que no se sumen al gobierno federal en el combate a la corrupción, se evidenciarán que han sido coparticipes de ella. Hay que apoyar al gobierno federal en su lucha contra los corruptos, y frenar las acciones de desestabilización que éstos puedan tomar. La lucha ahora es contra los huachicoleros y los demás corruptos que se han enriquecido a costa de las arcas del gobierno, y que han reducido y comprometiendo las tareas de impulso al desarrollo económico y políticas sociales que le compete instrumentar. ■

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