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viernes, 29 marzo, 2024
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De la UAZ y la tragedia

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

1. Pertinente, justa, la decisión y exigencia del presidente Andrés Manuel López Obrador a la UAZ, en su visita al Estado de Zacatecas: El Gobierno Federal seguirá ayudando a la Universidad Autónoma de Zacatecas, pero con cuentas claras y abundó, “Se respeta la autonomía de las universidades, pero eso no significa tolerar la corrupción, expresó con relación a las instituciones educativas que en fechas próximas serán auditadas para comprobar el ejercicio de recursos públicos.” En ese caso se encuentra la UAZ, cuyo Rector, Antonio Guzmán Fernández pidió, sea la primera en ser auditada, como requisito para obtener un incremento de participaciones federales, ante el crecimiento que ha tenido en su cobertura, sin sustento presupuestal.
Debido a ello, la máxima casa de estudios de Zacatecas requirió un rescate de 250 millones de pesos para pagar sus compromisos de fin de año, aportados por la Federación, previo acuerdo para transparentar el recurso.

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En el tema educativo, López Obrador agregó: se abrirán 3 nuevas universidades públicas en Zacatecas, asentadas en Pinos, Pánfilo Natera y Mazapil. Además, recordó que ya envió al Congreso una iniciativa para echar abajo la reforma educativa y el Instituto de Evaluación Docente, considera injusto que sólo a esa profesión se le apliquen exámenes para conservar su trabajo, no así como médicos, diputados, senadores y hasta el Presidente.

Respecto a la UAZ, bien, por el Presidente, bien por el Rector, la Comunidad Universitaria sabrá actuar en consecuencia para incrementar.la calidad académica e intensificar sus relaciones y trabajo universitario de Extensión, en el Estado. Eso requiere la calidad académica en investigación y extensión universitarias para mostrar y participar al pueblo de Zacatecas, la calidad y capacidad de los demás servicios universitarios tanto para atender sus problemas como aquellas opciones de construcción de futuro(s), en cada campo, en que podrá incursionar.

2. Un oleoducto, a lo largo de su trayecto, por más medidas de seguridad con que se le proteja o cuente, siempre es de esperarse que algo pudiera suceder. A pesar, incluso, del monitoreo permanente, continuo; tanto, como el flujo lo requiera para proporcionar el energético a los distintos rubros en que lo emplean los usuarios, industrial o doméstico, etc. Ese algo son muchas cosas a la vez que, cuando transcurre con normalidad, la vida del los distintos vecindarios por donde pasa el energético, ni se altera. A días de lo ocurrido, ni idea tengo como transcurría la vida de la gente que de pronto se vio frente a una fuente, luego un charco o una pequeña laguna del energético al borde de sus casas y lo primero fue acopiar, procurar el abasto gratuito del energético derramado por el oleoducto. Aprovechar esa “abundancia” momentánea, mediante el acopio, se podía hacer; aparte de jugar con el energético fugado, mojarse con él, llenar tinas, bidones, etc., y llevarlo a los hogares. La algarabía por la fuga y el acopio terminó con el incendio, de gente, de parte del poblado y ni como igualar en rapidez a la fuga, las medidas de seguridad disponibles fueron insuficientes para enfrentar el eventual incendio de gente y del poblado. Aquel alegre acopio popular del energético terminó en tragedia. Un anónimo espectador dijo: ‘Parecía ser una fiesta abajo del chorro de combustible’. Otro más: La gasolina que, literalmente, llovió por un día en Tlahuelilpan, no trajo abundancia. “El entusiasmo con el que cientos de pobladores recogían el combustible de la toma clandestina terminó de tajo con un largo grito que hoy ya no escuchan, pero seguro recuerdan.”

Pasó el tiempo, en el campo donde ocurrió la explosión, “quedaron rastros del desorden que hubo durante la rapiña y el caos posterior por el incendio. Garrafones y otros recipientes se amontonaron con zapatos, signo inequívoco de una huida apresurada, describió una nota periodística.”

Un video enviado a EL UNIVERSAL muestra, cómo elementos de la Policía Federal y del Ejército tratan de retirar a las personas que acudían con bidones y garrafones a la toma clandestina del ducto de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo, momentos después explotó dejando 79 muertos hasta el momento. // En el video se escucha decir a un oficial de la Policía Federal: “No vaya a explotar esa ma…”, mientras es ignorado por los pobladores. // “Hey señores aléjense, les va a ser daño tanto respirar eso”, refiere un elemento militar. Advertencias, hubo.

“Estaba la fuga como una fuente a todo lo que da. La gente se amontonaba a recolectar, era sorprendente ver cómo arriesgaban a sus hijos. Mujeres y niños entraban a sacar combustible. Parecía una fiesta ahí abajo del chorro de hidrocarburo”, narró Alejandro Torres, un joven periodista local que documentaba los hechos.

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