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miércoles, 24 abril, 2024
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Trump: con el muro en la cabeza

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Sin duda, dependiendo de la actividad institucional, política o cultural que sea, los plazos, los períodos se fijan y se transitan o no. Pero como temporalidad cultural planetaria se cumplen y terminan, sean días, semanas, meses, años, trienios, sexenios, incluso, siglos dinásticos. En el caso de la institucionalidad política mexicana, como en muchas otras, se fijan períodos, en nuestro caso, trienios o sexenios. Lejos se está ya de la longevidad de las personas y la autocracia, donde el límite para el ejercicio del poder era la muerte. Hoy también la política se aleja cada vez más de aquella temporalidad pues hay irrupciones, emergencias, ¿novedades? en las que hasta cuentan la educación y la cultura de quienes aspiran a gobernar, mandar y para ello hay que prepararse, formarse, porque luego, ya ni los partidos políticos añejos cuentan con los recursos humanos, culturales e intelectuales para sostenerse como tales y poder cubrir con suficiencia ¿democrática?, las responsabilidades de gobierno o poder a las que conquisten o a las que aspiren.

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De lo moral, la moral, ni se diga, es básica para gobernar, aún con el mal ejemplo del Presidente Trump. Quien, en este momento, insiste en dar más una imagen de troglodita encaprichado en vez de proyectar una propia y pertinente a los estadistas más poderosos por estar su mente – captada por una fijeza que le impide ser estadista a plenitud. La palabra mentecato indica eso: mente captada, en forma excesiva, por una fijeza propia, autoconstruida por él que lo lleva a ser un “mentecato”, denominación no culturalmente ofensiva sino más bien descriptiva de alguien aferrado a una necedad que lo convierte en NECIO, como si fuera un pequeñuelo al que la realidad cultural de un estadista, en este momento, se le niega hasta por su mal genio. Uno lo ve y dice: eso es malo, muy malo, para alguien que está al frente de una de las potencias mundiales con la que México sostiene un permanente intercambio económico, político y cultural, hogar de los paisanos y más bien debería ser modelo de convivencia y no de cerrazón, ni tonterías, algunas casi rayanas en ¿racismo? contra los mexicanos, sin tomar en cuenta que muchos están allá y son de provecho desde sus trabajos modestos o muchos hasta científicos y culturalmente complejos, pero desempeñados, con eficiencia, en cualquier campo de la ciencia, del arte, etc., o simplemente, desde una posición de servicio, para sostenerse allá y poder ayudar a quien se quedó acá. Como sea, el presidente Donald Trump rechazó el lunes la idea de reabrir el gobierno temporalmente mientras continúan las negociaciones sobre el muro que él desea construir en la frontera con México, indicio de que no hay salida, a la vista, de la crisis que ha llevado a la paralización de algunas actividades federales.

Fuera de la Casa Blanca, antes de iniciar un viaje a Nueva Orleáns, Trump dijo que había rechazado la propuesta del senador republicano Lindsey Graham de reabrir el gobierno temporalmente mientras siguen su curso las negociaciones. “Sí, lo rechacé”, dijo Trump. “No me interesa. Quiero resolver el asunto. No quiero postergarlo simplemente”.

El mandatario, además, se distanció de la idea de declarar una emergencia nacional, aseverando: “no quiero declarar una emergencia nacional. Esto es tan simple que no debería ser necesario”. Y pasado el lunes, mientras el Congreso iniciaba la segunda semana del período desde que el control de la Cámara de Representantes pasó a manos de los demócratas, se cumplieron 24 días de la paralización oficial que ha afectado a cientos de miles de empleados federales y sobre la cual no se avista un fin.

Pues Trump exige cristalizar su obsesión: que los legisladores le aprueben 5.700 millones de dólares para financiar un muro a lo largo de la frontera con México mientras los demócratas consideran que tal obstáculo es innecesario, incluso, inmoral y exigen que Trump permita la reanudación de las funciones oficiales. Conclusión, ¿con la construcción del muro, espera lograr su reelección? ¡UPS! El muro está en su cabeza, en su mente, ¿troglodita? Vaya novedad vieja de un autoritarismo, ¿con el que pretende reelegirse? Tozudo, insiste en no abrir el Gobierno, ¿hasta forzar su reelección? Pobre rico diablo.

Otro asunto relevante es la cuestión de los energéticos en la capital de la República ¿y en la República?, a la que se quiere convertir en crisis a todas luces ¿para provocar desequilibrar, perturbar, golpear al Presidente AMLO? Ya aflorará la
realidad.

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