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jueves, 28 marzo, 2024
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Contribuciones a tres puntos del debate en torno al robo de combustible

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

Es cierto que detener el saqueo de Pemex no es cosa menor, pero hay que precisar algunas afirmaciones que se han hecho en el debate que ha detonado la escasez de combustible en algunas estaciones de servicio. Comento tres de ellas.

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Primera arena. No creo que sea un asunto sólo de corruptos al interior de Pemex, es una red de complicidad con el crimen organizado que deberemos poner en dimensión. Recuerdo las investigaciones de Ana Lilia Pérez (que siempre me ha parecido como una guerrillera del periodismo). Cuando hacía su investigación de las redes negras en Petróleos Mexicanos, descubrió el tamaño de los acuerdos con el crimen organizado: en barcos de combustible, en la parte baja, instalaban rémoras de cargamentos de cocaína. La capacidad de transporte de la droga por aguas internacionales hizo de los cárteles mexicanos los grupos hegemónicos de la distribución de cocaína en Asía Pacífico. Y la venta internacional de la droga convirtió a estas organizaciones delictivas en mega-millonarías: un solo cargamento de cocaína podía llegar a constar 9 mil millones de pesos. Las organizaciones con dichos ingresos adquieren un poder corruptor infinito. Pues bien, esas organizaciones eran las que estaban trabajando con personal de Pemex. Redes que vieron en el robo de gasolina una línea de ganancias en mercado nacional. La red implicaba necesariamente a mandos del ejército, personal que sigue en activo. La pregunta es, ¿qué implica desmontar una red de este tipo?

La mengua en la capacidad de exportar droga y de vender gasolina, generará una afectación seria a los ingresos de las organizaciones delictivas. Se verán impactadas sus nóminas. Si atendemos a la experiencia de la crisis de los zetas cuando fueron bloqueados en la venta de drogas, es que pasaron a un modelo que extraía recursos a partir de la expoliación de la población en los territorios en los que tenía dominio. Lo que algunos estudiosos llamaron “delincuencia de segundo piso”. Porque además, las estrategias de expoliación la usan estos grupos para chantajear y doblar a los gobiernos. En suma, estamos ante la posibilidad de que las redes delictivas respondan con agresiones extremas en algunos territorios. La investigación que hagan en el proceso de bloqueo al huachicoleo será esencial para contener la reacción que vendrá. Así las cosas, me parece lógico que algunos de los responsables de Pemex los paralice el temor: se han metido en una cueva riesgosa. La torpeza en la estrategia informativa tiene que ver con esto: se metieron en terreno minado.

Segunda. Merino afirmaba que sentía optimismo porque el evento que aquí comentamos indicaba cierto proceso de limpieza con los poderes fácticos que manipulan al Estado. Creo que es confusa esta afirmación. El costal de “poderes fácticos” es muy grande, donde caben tirios y troyanos. Hay células del crimen organizado y de empresas transnacionales. Puede significar un avance en el caso de los poderes criminales, y esto acotado a un área muy precisa. Pero no indica a los poderes del gran capital que consigue ventajas absolutas manipulado al Estado. Estos poderes aun están rodeados de pétalos de rosa. La manera de afectarlos es a través de una política hacendaria progresiva, lo cual no ha ocurrido. Caminan en alfombra roja. Las 16 grandes fortunas que manejan la economía nacional y promovieron las grandes reformas para verse en ventaja, están tranquilas. No se ha visto ningún indicio en el cual el nuevo gobierno los pueda afectar. No sé si eso pueda ocurrir en el futuro, pero a la fecha no hay evidencia empírica que nos indique algo interesante en ese sentido.

Tercera. En las redes circulan mensajes de los simpatizantes duros del presidente, en el sentido de que el combate al robo de combustible era un avance de la izquierda y/o un duro golpe a la derecha. Esta apreciación es producto también de una confusión. Una cosa es un gobierno honesto y otra uno de izquierda. Es cierto que el deseo de gran parte de los militantes de Morena es que ambas cosas se reúnan en el nuevo gobierno. Sin embargo, ahora mismo, sí tenemos indicios para afirmar que se dan pasos concretos en el primer asunto (la honestidad), pero aún no hay evidencia alguna para hablar de lo segundo. Para que sea un gobierno de izquierda supondría que habría cambio de modelo económico, y eso no está en el tapete de las propuestas actuales. Se ha declarado públicamente contra el neoliberalismo, pero no se ha emprendido ninguna estrategia de superación del neoliberalismo. Ninguna. Hasta ahora, lo que tenemos sobre evidencia, es el paso de un neoliberalismo corrupto a un neoliberalismo con gobierno honesto. ¿Cabe la posibilidad de que en algunos años más se plantee el cambio del modelo económico? Pues sí, la declaración de que a partir del tercer año las cosas sufrirán un giro importante, hace albergar esa esperanza. Y también cabe la posibilidad contraria: el afianzamiento de las élites económicas en este gobierno hará imposible plantearse tal cosa. En suma, es importante tener claridad qué cosa estamos presenciando en los eventos políticos desatados por las intervenciones de gobierno federal. Eliminar el robo y disminuir la corrupción te hace honesto, pero no necesariamente de izquierda. Superar la corrupción será un buen logro, pero hay quienes aspiramos que se supere la desigualdad extrema, la movilidad social congelada y se revierta el desastre ecológico del país. Y eso no va a ocurrir sin superar el neoliberalismo.

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