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jueves, 28 marzo, 2024
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Por: Carlos Galaviz Garza •

La idea de que las crisis poseen tanto un aspecto negativo como otro positivo, la expresa muy bien la palabra con la que la designan los chinos, wei-chi. La primera parte de la palabra significa “cuidado, peligro”. La segunda parte, sin embargo, tiene una connotación muy distinta; significa “oportunidad de cambio.
Tony Buzan

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La mala racha en el inicio del nuevo Gobierno encabezado por AMLO sigue dando mucho de hablar y muchas veces no para bien. El tema de la estrategia para combatir el “huachicoleo” o mejor dicho, el robo de combustible, es lo que hoy trae al presidente con toda la presión de la oposición. La sorpresiva medida por parte del gobierno federal de cerrar los poliductos de gasolina que abastecen a varios estados del país, generaron caos y molestia en los ciudadanos de los estados de: Querétaro, Hidalgo, Tamaulipas, Nuevo León, Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Ciudad de México y por último, pero en mayor medida afectado y “curiosamente”, el estado de Jalisco.

Quizá la discusión en el tema no se encuentre en las cifras multimillonarias que solo detrás del trasiego de la droga en México, esta actividad “el huachicoleo”, representa para la economía del país una merma de proporciones mayúsculas. Esta actividad ilícita ocupo como la segunda actividad ilícita más redituable financieramente en la última década. Pero la discusión y el descontento de los ciudadanos y opositores de este gobierno, se profundizo por esa falta de comunicación y sobre todo de planeación que decidió el Gobierno para iniciar las medidas para mitigar tan enorme problema. La solución que el equipo de AMLO encontró fue cerrar las válvulas y los ductos para impedir la ordeña ilegal de este producto. Tan solo para recapitular un poco sobre lo serio del problema del famoso “huachicoleo”, tan solo en el año 2016 México perdió cerca de 30 mil millones de pesos en ese por el robo de combustible. En el 2017 cerca de duplicarse alcanzo la cifra de 50 mil millones de pesos y por último, en el recién pasado 2018 alcanzo la escandalosa cifra de 66 mil millones de pesos lo que dejo la actividad ilícita.

Ante estas evidentes faltas de omisión como gobierno para la ciudadanía, el golpe mediático y la dura crítica por parte de los opositores no se hicieron esperar ante la generación de una psicosis social por la falta de tan importante líquido que da movilidad a la economía del país. Para entender la medida incursionada por el gobierno, en la conferencia el presidente explico que hay gasolina suficiente, el problema radica en que la medida de distribución sea por la vía de pipas y no por los poliductos, lo que evidentemente causara el retraso del abastecimiento a estas regiones del país. Para esto, más de 4 mil elementos del ejército nacional tomaron el control en varios puntos claves de PEMEX para registrar y controlar con precisión la logística de la distribución y así dar inicio a una limpia de las más importantes en materia de corrupción que flagela a la empresa más importante de la nación.

Ante el descontento de los ciudadanos afectados por las medidas tomadas, el presidente AMLO en sus ya habituales conferencias mañaneras, aseguro que el problema es temporal y que en los próximos días se restablecerá el flujo de combustibles en las gasolineras, sin embargo, no se atrevió a informar con precisión cuando sucedería por cautela, aunque yo preferiría llamarlo miedo, a que a las aves de rapiña (prensa fifi y minoría rapas), tengan más armas para lograr que su gobierno fracase.

Para finalizar:
Tenemos que ser conscientes de que la dimensión del problema del robo de combustible es mucho mayor de lo que parece. Tras conocer las cantidades exorbitantes que deja la actividad ilícita, es de sensatos entender que arrancar este problema de raíz será más difícil y llevara más tiempo de lo planeado. Cerrar los ductos no parece ser la mejor idea para lograrlo, pero tal vez deberíamos dar y darnos una oportunidad de saber si en realidad la medida del presidente servirá para combatir tanta corrupción e impunidad en las arcas del país y de PEMEX. Lo malo para el gobierno ante esta estrategia y ante esta decisión de combatir tan enorme complejidad, a una semana de la crisis del desabasto, el gobierno no ha presentado denuncias formales y mucho menos se ha castigado o sancionado a nadie, por el contrario, todo se ha quedado en vagos señalamientos de sospechas a altos directivos que aún no han sido nombrados.

Sin duda el mayor desafío para AMLO y su gobierno, será el demostrar que esta estrategia no fue una simple ocurrencia y que por el contrario tiene un plan de combate bien desarrollado en el que más allá de resolver el tema de abastecimiento, se dará con los culpables, incluidos los funcionarios de alto rango de los que tanto se ha hablado. Es difícil desprenderse de una una zona de confort, pero es tiempo de asimilar como oposición que el nuevo modelo de gobierno que regirá en nuestro país por los próximos 6 años será en miras de eliminar viejas prácticas que sustentan un Estado de enorme corrupción e impunidad. Quizá es tiempo en que debemos de dar “1 minuto más” al presidente para que den efectos las medidas tomadas y podamos constatar que la medida pudo resolver un problema que lleva décadas y años asentado como un cáncer maligno lleno de corrupción e impunidad en nuestro sistema de gobierno.

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