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miércoles, 24 abril, 2024
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■ Alba de Papel El año que se va…

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

Caracterizado por la inestabilidad, una que se apuntala con gravedad en la disfuncionalidad familiar, codicia institucional, pobreza, emigración y una violencia interminable,  2018 cierra un año complicado para todos, en donde la pérdida ha sido el común denominador de la naturaleza humana.

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Un trauma  que en forma  paulatina ha propiciado  una sociedad quebrantada por la aflicción, como resultado de haber perdido una ilusión, una pareja, un trabajo, un amigo, una casa, un perro, y en el panorama  nacional, por las desapariciones forzadas y las muertes violentas de hombres, mujeres y niños, aun sin castigo para sus perpetradores.

Como consecuencia ha irrumpido una angustia generalizada, que hoy abruma y sigue debilitando el tejido social que expectante busca sintonía entre su presente y su futuro, en un intento de dominar la brújula del tiempo interior  y su estructura invisible para afrontar los duelos de la vida familiar y colectiva, y con renovada voluntad, los desafíos de la vida social.

Dolor, tristeza, aislamiento, incertidumbre y rabia son los hitos que alimentan en cierto sentido, la cultura sicológica de los que tienen menos y se encuentran en condición de parias o apátridas, marcados por la exclusión y la miseria en un país que es la décima quinta potencia económica a nivel mundial, con una extraordinaria riqueza natural y cultural,  que hasta antes del reciente régimen federal,  a rajatabla instrumentó una política vertical y simuladora, a la vez que socavó el reconocimiento a su diversidad cultural.

Estoico como siempre ha sido el pueblo mexicano, espera que el nuevo gobierno federal, actúe con pertinencia para restituir la dignidad cultural y social a través de políticas públicas que promuevan la horizontalidad y la pluralidad en la toma de decisiones, que sigan un orden y una planeación sin privilegios, no sólo para la Capital de la República, sino para todos los estados y sus municipios, inyectando más recursos para  cultura.

Mirarla con desdén representa una terrible amenaza para la construcción de la convivencia y la paz de pueblos y regiones enteras, que en su gran mayoría, siguen defendiendo a contracorriente  su cultura e  identidad,  vadeando  la reconfiguración de su historia y su memoria para vivir en comunidad, a pesar de las carencias y el abandono  al que han sido  sometidos.

La cultura como patrimonio, como conocimiento y como significado, tiene un peso fundamental en la vida de los pueblos, y es prioridad subrayar que en  las elecciones de julio pasado, ésos pueblos y miles de artistas, intelectuales, artesanos y promotores culturales votaron decisivamente por el cambio,  para que entre muchas otras demandas, la cultura que es primera y antes que el turismo, el petróleo y la seguridad, tuviera un presupuesto adecuado.

Con sorpresa, se  sabe que no sería así, y el anuncio numérico se ha convertido en desazón, ya que su monto  que fue ya aprobado   en el paquete económico de 2019 alcanzó una cifra menor de casi 500 millones de pesos con respecto a 2017.

Al tenor, cómo entender la defensa de parte de la titular de la Secretaría de Cultura, del diputado federal que preside la Comisión de Cultura y de la senadora (ambos del partido de Morena) de 63 años que ha sido una de las más importantes directoras de teatro en México, actriz, feminista y activista social que quizá tendría que recordar cómo fue forjando su nombre en un ámbito como el cultural, que sigue careciendo de apoyos suficientes para la comunidad artística.

No todo es dinero, pero los estados y sus municipios, requieren de mayor presupuesto; cada entidad tiene su propia radiografía de sus necesidades y logros, en el caso de Zacatecas, cada nueva administración cultural es una continuación de programas ya establecidos y convenidos con los municipios y la federación, y los esfuerzos permanentemente deben multiplicarse para cumplir con las metas.

Con seguridad, requerirá solvencia económica, el Centro Estatal de las Artes que sigue siendo un proyecto inacabado, manejado a discreción y quizá sin sopesar   la importancia que las artes escénicas han cobrado en la entidad.

No hay una inversión sustantiva en los fondos municipales, lo que hace que la descentralización siga siendo una palabra muerta, no hay un impulso dinámico a las culturas populares como no sea el otorgamiento de apoyos del Pacmyc y las actividades que de él se derivan; no se han sentado las bases de una urgente escuela de música tradicional y no se ha creado una universidad de las artes, así como tampoco hay una estrategia  de apoyo al Centro Platero de Zacatecas,  que por mucho es un bastión de clase mundial en la producción de joyería en plata.

Es también un imperativo fortalecer y resguardar a los museos estatales, municipales y comunitarios (estos últimos a la deriva sin apoyos institucionales, como el Parque Ecoturístico de Zóquite, agrietado, con talleres y telares abandonados, sin un cerco protector, que sobrevive gracias a don Pablo Román, de 76 años de edad.

No se cuenta en definitiva, con una infraestructura cultural aceptable que corresponda al abolengo zacatecano que tanto se pregona, lo  notable se remite a la realización de los distintos festivales, al otorgamiento de becas del Pecdaz; al funcionamiento eficaz del Centro Unesco, a la Cineteca de la Capital, a la Crónica Estatal y al Sistema Zacatecano de Radio y Televisión que han hecho un trabajo encomiable.

¿Qué requerirá el organismo mayor de cultura en el Estado?.. Estrategia, visión, gestión y por supuesto, dinero, demanda  mayor presupuesto,  más recursos para invertir con ingenio en la calidad de vida de sus creadores,  habitantes y comunidades de origen, con mayor razón, al  tratarse de un estado binacional como Zacatecas.

¿Cuáles serán las necesidades y vicios culturales del resto del país?… ¿En qué escala se ubica  la necesidad de una verdadera política cultural que obre a favor de la transformación social de la nación mexicana como la vía segura del desarrollo que se anhela en este tan traído y llevado proyecto de la Cuarta Transformación?..

Se sabrá sobre la marcha, pero hay voces inconformes y muchas otras se levantarán porque están convencidos de que  la cultura es el bien mayor que un gobierno puede darle a su pueblo, pero CUESTA.

Los regímenes anteriores instrumentaron una estrategia fallida al darle más presupuesto a seguridad, y esta nueva administración federal también lo magnifica, sin claridad en su estrategia para la aplicación de la Ley en un estado de derecho que promueva la pacificación del país como garante de la democracia.

La austeridad es para cultura, han dicho que no se percibirá el decremento ya que se reorientará y se distribuirá mejor el presupuesto para que sirva a la gente, bajo la idea de “hacer más con menos”.  Habría que preguntar a los artistas, gestores, artesanos que saben de su lucha cotidiana por sobrevivir,  cómo se las apañan para salir adelante.

En Zacatecas, los hemos visto morir consumidos por el alcohol y las drogas, por la inercia y la opacidad, sin movilidad alguna en la promoción de residencias, de exhibición y  comercialización de sus obras. Asimismo, comunidades enteras se han convertido en pueblos fantasmas, dramáticamente golpeados por la inseguridad y la nada, a la deriva pastorelas, judeas, artesanías, fiestas, danzas.

La esperanza es que el gobierno rectifique y recupere con sus actos, el valor de la otredad como puente y ventana hacia la diversidad y que se propicie en un marco  de confianza, de fe en el prójimo, de amor y lealtad a este México nuestro. ¡Feliz celebración de fin de año!

Ánimo y fortaleza para todos. ν

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