La Gualdra 364 / Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2018
En la navaja del viento
está un muro
en lo rabioso del amarillo
en ese mojón de la locura
en esa vigilia está un muro
en el número cinco
de la rayuela
en la R impronunciable
de erre con erre barro
en la pelota en vilo
de nuestra infancia al carbón
está un muro
Hay un cielo altísimo
acuático
ese cielo que evoco
sosiego de una nación de súbito
sólo sucede que se rasgó
una puerta sin previo aviso
el agua de todos los tiempos entró
ahogando a un joven
―en el momento preciso―
que mascaba una frase amorosa
a su muchacha
―que robó una sandía una mañana―
está un muro
esa muchacha no conoció el rubor
que se avizoraba
cuando el agua acabó con todo ese cielo altísimo
Hay un muro
dentro del puño de un niño
dentro de esa fruta que recién cortó
y que nos ofrece
dentro del corazón del hombre
hay un muro
detrás de nuestro primer rostro
hay un muro
en el suicidio que oculta el sueño
hay un muro
en el lomo del tren
―que no tiene nada de bestia―
hay un muro.
En el sosiego del amor
en el trazo tembloroso
de un ilegal norteamericano
que dibuja un corazón
cercenado en dos
Ella en la esperanza, tierra adentro
―donde se va al cielo―
y él cercado por el odio
No hay muros
Como en el tránsito de esa bicicleta
no hay muros
no hay muros
*Chiapas, 1964.