La Gualdra 364 / Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2018
I
Pasa triste entre los asientos,
coge las colillas de los cigarros,
ve un pedazo de chicle,
lo pone en su boca
masticando,
mirando las caras torpes.
El movimiento de mi boca
no es menor que el de las suyas que emiten sandeces.
II
El gran poeta creador,
recostado en su asiento de madera,
observa a las mujeres que pasan
recreándose en las piernas.
Va a su cuarto
y se crispa en su lecho mullido
anunciando el comienzo de un poema.
III
Farid el rubito
se arrastra bajo los asientos
acariciando sus piernas temblorosas.
Levanta su cabeza risueña,
y se rompen los vasos de cerveza
y las copas de vino añejo.
Se vuelcan los platos de aperitivos,
se ríen y,
Farid les insulta
con su tierno balbuceo.
IV
Llega la vendedora ciega de lotería,
guiada por su hijo pequeño,
y dice:
– Dios bendiga al que ayuda al pobre desvalido.
El dueño del coche ostentoso
pone en su mano una monedilla
creyendo ser el único que conoce a Dios
reflejado en la cara de su hijo pequeño.
V
Se acerca,
lee mis breves casidas
impidiéndome mirar a los rostros necios.
Me pide que escriba una casida por su amor,
penetro en sus ojos felices
y dibujo letras
formando un círculo.
* Egipto, 1949.