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jueves, 28 marzo, 2024
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Los cárteles no existen, es un lenguaje importado para militarizar el país: Oswaldo Zavala

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

■ Su investigación lleva como subtítulo Narcotráfico y cultura en México

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GUADALAJARA, JAL. Los cárteles no existen es el provocador título de la investigación del periodista y académico juarense Oswaldo Zavala, que bajo el sello de la editorial Malpaso se presentó en el marco de la Feria Internacional de Guadalajara y que busca insertar en el lector la hipótesis de que el término y la figura de los cárteles de la droga no existen, sino que más bien es un lenguaje importado de Estados Unidos que ha servido para legitimar la militarización y la lucha contra el crimen.

El detonante para la investigación, que lleva como subtítulo Narcotráfico y cultura en México, vino de la experiencia del académico como periodista, cuando se enfrentó a la idea de que no podía mantener un discurso dictado por el Estado. Ya en la academia, leyendo a Luis Astorga, formalizó la idea de que el término y la figura de los cárteles eran una invención, una construcción.

“El Estado mexicano, movido por la hegemonía estadounidense, construyó un discurso de una manera de imaginar el espacio criminal en México para poder narrarnos este mundo de narcotráfico y la manare de pensar los traficantes” explica Zavala lo que sería la tesis central de su ensayo, y es que el catedrático de la City University of New York recuerda que este giro en el concepto obedeció cuando a Estados Unidos se le agotaron sus amenazas nacionales que era el comunismo, con la separación de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín, de ahí que los estadounidense se quedaran sin enemigos y tuvieran la necesidad de remplazarlos por otros; los cárteles.

Ante este panorama, explica Zavala, el gobierno dócil de México comenzó a transformar su propia lógica, su propia política de seguridad y su lucha antidrogas. Cuando llegó Ernesto Zedillo a la presidencia comenzó a hablar de los traficantes de drogas como una amenaza de seguridad nacional y la palabra cártel, que sólo utilizaba la DEA que fue quien la acuñó, comenzó a implantarse en México para referirse a los grupos criminales y ponerlos como equivalentes a los colombianos, que eran a los que combatía la agencia antidrogas norteamericana.

“La palabra cártel se ha utilizado para manipular y magnificar la relevancia o el problema que supone el tráfico de drogas en México. Entonces la idea del libro es decir que, no sólo no existen organizaciones que puedan desafiar al Estado mexicano, que controlan territorios, sino que es un lenguaje que nos viene importado de Estados Unidos y con el que se ha justificado la militarización del país” asevera el autor.

Y la implantación del término ha devenido en otro tipo de rubros, uno de ellos es el impacto en la cultura mexicana que se transmutó, también, en la llamada “narco cultura”. En este sentido, Zavala considera que ha impactado de una manera “muy perniciosas”, porque eso que se llama “narco cultura” es la naturalización de este discurso en todos los campos de producción cultural, como se aprecia en la proliferación de la literatura sobre el narco y las series televisivas con la misma temática.

“Es decir, los cineastas, los guionistas, los directores de cine, los actores, lo novelistas, los músicos, los artistas conceptuales, leen las notas periodísticas y creen que en verdad que esto está pasando y que los criminales son una amenaza a la seguridad. Entonces en vez de pensar críticamente que lo que están diciendo los medios proviene de las instituciones políticas, se preocupan por contarlo de la manera más atractiva para hacer variaciones con ellos, en vez de tener una posición crítica”

De esta posición poco crítica, según el autor, surge pues la repetición, una y otra vez, del relato del capo que asciende, que controla al Estado, que corrompe, que asesina impunemente, que es sociópata además de “depredador sexual y súper macho” y que además es “súper inteligente y que gobierna en otros países”. De tal manera que cuando se aprecia así en el cine, en la televisión o los medios de comunicación, el público lo acepta.

Este fenómeno lo que produce, de acuerdo con Zavala, es que sea utilizado por los gobiernos para militarizar el país que consideran está fuera de control. Entonces, dice el especialista, no sólo no hay un examen crítico sino que se termina pensando que el presidente es un héroe por confrontar. Tal es el caso de Felipe Calderón quien después de su militarización y los más de 120 mil cadáveres y 30 mil desapariciones forzadas, terminó su mandato con 61 por ciento de favorabilidad.
“La gente pensaba que eran muertes de narcotraficantes. A mí me asombra mucho y no deja de inquietarme escuchar a gente; madres de familia, católicos, que piensan que el asesinato extra judicial es una herramienta válida del gobierno y que el exterminio de muchachos y de campesinos es algo aceptable. La narco cultura lo que ha hecho es que nos ha neutralizado el pensamiento crítico, nos ha vuelto demasiado dóciles” sentencia Zavala.
Respecto a la nueva etapa que inicia en el país, y ante la investidura de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, en materia de seguridad el académico dijo tener razones para tener cierto optimismo: “el plan de seguridad, aunque ha causado cierta polémica y cierta desilusión, me parece saludable que se discuta, sin embargo debe entenderse, primero que nada, como un proyecto que todavía no empieza, que está sobre la marcha pero que no es reducible a esta expresión de la Guardia Nacional”

Para Zavala deben tomarse en cuenta otros aspectos de este plan que dejan entrever una forma muy distinta del acercamiento al tema de la seguridad, pues está la cuestión de la amnistía y la estrategia de repensar la idea del tráfico de drogas como amenaza nacional y mejor verlo y pensarlo como un problema de salud pública.

Con esta visión, aseveró, “no solamente construyes instituciones para dar atención de adictos, mejoras al sistema educativo, creas un sistema asistencial más digno, sino que también interrumpes la idea misma del combate a las drogas”. Así cuando se cree la Guardia Nacional ya no habrá un enemigo doméstico qué combatir, además de que el ejército será regido por nuevos elementos.

“En su conjunto, el plan no me parece un error, es un plan cuidadoso que por lo menos en lo que podemos ver hasta ahora, incluye a las fuerzas armadas en un papel que gradualmente nos va a llevar a un rol de pacificación y no de combate o de guerra. Y tenemos que apreciarlo y tener paciencia, y suspender un poco la ansiedad, darle oportunidad a este nuevo gobierno, que nos muestre qué puede hacer y en qué dirección nos va a llevar”.

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