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martes, 23 abril, 2024
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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

El día de mañana 1 de diciembre, habrá cambio de poder Ejecutivo en nuestro país. Andrés Manuel López Obrador, tomará posesión de su cargo y, ante el Congreso de la Unión, rendirá la siguiente protesta: “Protesto guardar y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”.

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Con ello, quedará formalizada en su persona, la investidura de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, que habrá de concluir el 30 de septiembre del año 2024.

También, la ciudadanía manifestada en las urnas durante la jornada electoral del 1 de julio pasado, verá cristalizada su voluntad.

Obligadas son, entre muchas, estas preguntas: ¿En qué condiciones le entregan los gobiernos prianistas, el país al nuevo presidente? ¿Cuáles son los más graves problemas que deberá enfrentar? ¿Podrá vencer los obstáculos, para lograr las propuestas ofrecidas durante su campaña? ¿Ejercerá su gobierno al margen de los poderes fácticos? ¿Se llegará a la cuarta transformación?

Antes que nada, es muy importante recordar lo que en múltiples ocasiones he dicho en este mismo espacio: por sentido común, se debe entender que AMLO, no es un mago, y por lo tanto, sería sumamente ilógico esperar que como mandatario, por arte de magia, resuelva de inmediato y en breve tiempo, la problemática que en todos los niveles existe y en mucho afecta a nuestro país.

Si tratáramos de analizar detenidamente cada una de las preguntas planteadas, para dar una respuesta correcta, sería totalmente insuficiente el espacio. Sin embargo, se puede generalizar lo siguiente:

Enrique Peña Nieto, el peor presidente que registra la historia reciente de México, entrega a su sucesor, un país inmerso en la podredumbre e inmundicia, derivadas de la corrupción e impunidad, que fueron las características constantes durante su gobierno.

Nadie puede fingir desconocimiento o escandalizarse cuando se mencionan de manera concreta y específica, la participación y responsabilidad directas del presidente que se va, en casos extremos que lastimaron y lastiman al pueblo mexicano, y por consecuencia, ganándose también el desprestigio y repudio internacional como fueron: aumento en el precio de la gasolina; la casa blanca; conflictos de intereses; los normalistas de Ayotzinapa; encubrimiento y protección a malos gobernadores priístas, que saquearon al pueblo. Por ejemplo César Duarte de Chihuahua y Javier Duarte de Veracruz; Casa de Malinalco de Luis Videgaray; feminicidios; desapariciones forzadas; miles de ejecutados; miles de fosas clandestinas; desviación de recursos públicos y enriquecimiento ilícito; fraudes electorales; graves violaciones a los derechos humanos por parte de los militares; corrupción en el poder Judicial; corrupción en lo que fue PGR ahora Fiscalía General de la República; protección e impunidad para funcionarios y servidores públicos, caso como el de Rosario Robles; enriquecimiento y privilegios para los ex presidentes, etc. A todo esto, habrá que agregar el desempleo; sueldos raquíticos; deficiencia y mal servicio en el sector salud por falta de asignación de recursos. Igualmente, las universidades públicas sufren estragos debido a la reducción presupuestal destinada a este rubro.

AMLO, también recibe de Peña Nieto, un deficiente sistema de impartición de justicia, que no ha logrado abatir los altos índices delictivos, por el contrario, a partir de su implementación, con la reforma en 2008, y el inicio de su vigencia a partir de 2016 con todo y los juicios orales, se ha multiplicado de manera notable la inseguridad a lo largo y ancho del territorio nacional, poniendo en riesgo la vida de las personas.

El nuevo presidente de México, también recibe un país que fue objeto de reformas estructurales, que lesionaron los derechos de los mexicanos. La energética, reflejada en la modificación del artículo 27, prácticamente entrega en manos de extranjeros, los recursos naturales de nuestra patria.

Otra, la reforma educativa, lejos de mejorar la esencia de la educación en México, agudizó los problemas magisteriales, debido a que se trata de una reforma en materia laboral.

Hay muchas otras cosas. Los medios informan de otras circunstancias y situaciones. Verdaderas o no, ya sembraron la duda para todos los mexicanos y se vienen a sumar a toda esta cadena de problemas que pesan sobre el país.

Así entregará el gobierno prístia de Peña Nieto, el país a AMLO, del nuevo partido MORENA.

Pero… hay una situación que es digna de ser tomada en cuenta:

México, debe agradecer a Peña Nieto, la llegada de AMLO a la presidencia, porque gracias al ejercicio de su mal gobierno, la ciudadanía tuvo la oportunidad de alzar la voz, y con enojo e indignada, decir ya no más de este gobierno. Queremos un cambio. Sí existen condiciones y posibilidades de lograrlo.

Reiteramos: obviamente no se van a resolver todos los problemas. Son muchísimos. Sería difícil y humanamente imposible lograrlo. Pero la manera diferente de ejercer el poder, en el gobierno que se inicia, es una garantía para la tutela de los derechos humanos más elementales.
¡Enhorabuena AMLO! ■

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