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viernes, 29 marzo, 2024
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Bioética: la emergencia de una disciplina indispensable

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Por: La Jornada Zacatecas •

La vida se ha modificado con la explosión tecnológica en el mundo. Toda la vida, no sólo las cuestiones que tienen que ver con temas médicos u hospitalarios. La intervención de la tecnología en el curso de la vida es tan grande y determinante que ha llegado a borrar la línea que definía la propia “naturaleza”. Lo natural, a diferencia de lo artificial era lo que surgía desde si mismo, es decir, todo lo natural tiene su principio de generación en él mismo: un árbol crece solo, a diferencia de una banca, que la hizo alguien, y por eso tiene su principio de generación fuera de ella. Una banca y un árbol son formas para distinguir lo artificial de lo natural. Pues bien, ahora con la nanotecnología y la ingeniería genética, se pueden producir organismos naturales. ¿Producir organismos naturales? ¿No es eso una contradicción en sus términos? Pues sí. Pero justo es lo que está ocurriendo: la naturaleza ha sido desnaturalizada. Como dioses de la destrucción, los humanos se han adueñado de la creación.

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La tecnología es técnica sobre la base de la ciencia. Y su extensión ha generado dilemas que hay que resolver: el uso de semillas producidas en laboratorio que pueden evitar que las cosechas se pierdan por efecto del frío y de esta manera asegurar la alimentación de miles de personas. Es cosa de modificar unas moléculas para evitar que las plantas se congelen y rompan sus tejidos. O pueden ‘vacunarse’ contra insectos u hongos dañinos. Sin embargo, no sabemos qué efectos tenga sobre el resto de las plantas la liberación de esa información genética, la incertidumbre es altísima. Como podemos observar, el dilema es grave: ¿aseguramos cosechas, pero aumentamos el riesgo de perder riqueza y diversidad genética? ¡Qué difícil! Los dilemas de la sobre-intervención humana en el ámbito del medio ambiente son mayúsculos. Pero resolverlos determinará toda la forma de vida que elijamos para el futuro: equivale a elegir el tipo de modelo de desarrollo que tengamos. De ese tamaño.

Estos dilemas se debaten en una disciplina filosófica que ahora es de la mayor relevancia: la bioética. Ya es conocida la serie de dilemas que se derivan del ámbito médico: el aborto, la eutanasia o la fertilización artificial. Los debates sobre estos temas son encendidos y llenos de pasión. Polarizan no sólo a las comunidades académicas, sino a la población completa. Y la polarización no es una simple oposición o conflicto. Es un tipo de oposición peculiar: llena de emociones y descalificaciones vehementes. Porque se trata de la vida: biológica y biográfica. Ambas. Como podemos observar, es muy importante difundir e impulsar el cultivo de la bioética en escuelas, hospitales, centros de producción agrícola, profesionales del desarrollo y aspirantes al gobierno. No deberían elegirse gobernantes sin que antes pasasen por un curso de bioética o ecología política. Un mundo sustentable así lo exige. Dos brazos del pensamiento deberían estar más presentes que nunca en los planes de estudio en las universidades: la bioética y la biopolítica.

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