■ El escritor portugués presentó su novela más reciente No es medianoche quien quiere
■ Califica ser escritor como “un trabajo muy raro, tienes que transformarte casi en esquizofrénico”
GUADALAJARA, JAL. Ha tenido que pasar una década para que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se vuelva a regocijar con la presencia de uno de los escritores portugueses de mayor renombre como es António Lobo Antunes, quien fuera merecedor del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2008, y que ha vuelto en esta edición como parte de la delegación invitada de honor y para charlar sobre sus lecturas de Juan Rulfo y presentar su novela más reciente No es medianoche quien quiere.
El narrador lusitano recordó la ocasión cuando le avisaron en 2008 que había sido merecedor del premio FIL: “me llamaron de México para decirme ´ha ganado usted un premio´ y yo contesté ¿cuánto? Yo no sabía que estaba hablando para mucha gente, con la prensa, y después vine aquí y me enamoré de los colombianos…¡Mexicanos! ¡Mierda!”, dijo ante la confusión.
Reconoció que diez años después las cosas han cambiado en la Feria, pero lo que no cambia es la ternura y el cariño con el que lo han tratado los lectores mexicanos, quienes ahora podrán asomarse a No es medianoche quien quiere, la obra nueva de este eterno candidato al Nobel que narra los días de una mujer que vuelve a la casa de vacaciones de su familia en la playa, abandonada tras años de ausencia, para desenterrar los recuerdos que la habitan y despedirse de ellos. Una novela en la que impera la memoria de la infancia casi como personaje principal.
“Todos los escritores escriben de la infancia. La infancia vuelve siempre porque es donde todo nace. No conozco un libro que no sea de infancia, por ejemplo Pedro Páramo, que es para mí uno de los libros mayores de la literatura universal, es un retorno a la infancia; la relación con la madre, con el padre, la manera de mirar las cosas, el paisaje, los árboles. Es un libro perfecto. Para mí de los cuatro o cinco libros más perfectos de la literatura universal”.
Lobo Antunes aprovechó su primera aparición en la FIL para hablar también sobre el oficio de escritor. “Es un trabajo muy raro, tienes que transformarte casi en esquizofrénico, esperar que las voces comiencen a hablar y después escuchar lo que dicen”, dijo el lusitano quien comienza a escribir a las 6 de la mañana y con respectivos lapsos de descanso lo deja de hacer hasta las 3 de la madrugada todos los días. “No puedo hacer más que escribir”.
“Pero no es un trabajo difícil. Yo no creo en el talento, creo en el trabajo y este es uno de humildad. Juan Rulfo era el hombre más humilde que conocí”, dijo el autor de En el culo del mundo, quien además agregó que “escribir es una cosa muy bonita pero es una cosa imposible, nunca vas a conseguir lo que quieres y puedes ir de derrota en derrota. Pero no hay ningún secreto, solamente trabajo”.
