Así los consideraban los cronistas y los soldados españoles que azorados los calificaban como excelentes tiradores, fieros en el combate y guerreros insaciables cuya fortaleza física superaba toda talla.
“Celebres tiradores”, valientes y esforzados combatientes, nunca desnudos en su totalidad, pero sí con “medias calzas de perro y vendas en la frente” los zacatecos eran más civilizados que los guachichiles potosinos y tenían extensas plantaciones de maíz, calabaza y camote y se cree con firmeza los Zacatecas fue una tribu chichimeca que migraron de Aztlán, hacia la Ciudad de México y sus águilas devoradoras de miles de serpientes.
Investigadores norteamericanos, ingleses y de muchos lugares reconocidos por su destreza académica han ponderado que el lenguaje zacateco viene de la familia lingüística uto-azteca, célebres por haber pernoctado durante muchos años en territorio caxcan, irritila del tunal grande.
Eran tan diestros los zacatecos con sus flechas y lanzas que los españoles se cubrían de todas formas y maneras y aun así los lastimaban con su puntería inaudita, ponían de ejemplo que ellos lanzaban alguna fruta hacia los cielos y ésta caía en gajos debido a su agudeza visual y audacia.
El máximo historiador de todos los tiempos, don Elías Amador, apuntó de combates donde “60 mil indígenas zacatecos” peleaban contra los españoles y sus miles de aliados, entre ellos tlascaltecas, tarascos y xaliscas, es decir, multitudes sanguinarias peleando territorios, imponiendo formas, desglosando en su áspero territorio quien y cómo se combatía.
La actitud de los conquistadores rayaba en lo sanguinario y la venganza de los naturales se topó con desbandadas, traiciones, prebendas, es decir, regalos de paz que los calmaban y encajonaban a ser serviles, esclavos y tamemes.
Las ciudades son hijas de la guerra y Zacatecas tiene en su largo historial las magnificas biografías de hombres y mujeres que hicieron del dominio chichimeca los renglones más luminosos hacia la conquista de la leyenda, la osadía, la historia patria proveniente del maguey, la cueva, el risco y los barrancos abismales de su territorio. ■
