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martes, 16 abril, 2024
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Los primeros gobiernos liberales federalistas y la instrucción de las primeras letras en Zacatecas (Segunda y última parte)

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

En la primera parte de esta colaboración mencionamos que fue durante los primeros gobiernos constitucionales de Zacatecas cuando arrancó un proyecto educativo inspirado en la Constitución de Cádiz de 1812. Este proyecto que devino en una cuasi utopía educativa dado su relativo éxito, tuvo en Francisco García Salinas a su principal promotor. Acompañaron a “Tata pachito” otros liberales y convencidos del sistema político federal, como lo fueron Valentín Gómez Farías y el pinense Luis de la Rosa Oteiza, solo por nombrar a los que más sobresalieron y trascendieron a nivel nacional. A estos dos últimos se atribuye en su calidad de diputados, haber formado parte de la comisión redactora de los que vendría a ser el Plan o Ley General de Enseñanza Pública para el Estado de Zacatecas, decretado y publicado en junio de 1831.

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El proyecto educativo de la gestión de Francisco García, consistió en un ensayo de municipalización de la enseñanza primaria con una orientación ilustrada. Fue una municipalización de la enseñanza debido a que con los fondos municipales y aportaciones de particulares se abrían y sostenían las escuelas y eran los jefes políticos de los partidos (demarcaciones político geográficas) los responsables de vigilar todo lo concerniente a la instrucción pública. Para los liberales decimonónicos incluidos los zacatecanos, solamente a través de la instrucción, sinónimo de ilustración, el pueblo podría acceder a mejores estadios de desarrollo y bienestar. Una vez que adquirieran las luces podrían conocer y reclamar sus derechos y cumplir con sus deberes ciudadanos, entre ellos las tareas de gobierno. Como parte de su ideario, la educación pública, comenzando por la primaria lancasteriana, representaba la palanca para el progreso y transformación de la realidad económica y social de los pueblos. La municipalización de la enseñanza, sobre todo la primaria, no fue otra cosa sino la continuidad de la reforma educativa que desde 1813 habían proclamado las cortes de Cádiz, pero que por los incidentes políticos del movimiento de independencia se vio interrumpida. El establecimiento de un mayor número de escuelas con el que prosiguió el proceso de municipalización educativa tuvo como sustento la aplicación de una serie de medidas impositivas a bienes, servicios y propiedades de las personas acaudaladas, mineros y hacendados preferentemente, pero también de comerciantes y demás sectores productivos, aunque también la cooperación voluntaria de los ciudadanos jugó un papel importante. Por su parte, los municipios según la Ley o Plan General de Enseñanza, estaban obligados a destinar el 15 por ciento del total de sus ingresos al ramo educativo. Aquí fue en donde el proyecto educativo de García Salinas se topó con dificultades. Aquellos municipios que dada la pobreza de sus habitantes, sin minería ni actividades económicas productivas, ante la pobreza de sus habitantes, al no contar con recursos dependían de las aportaciones que del fondo educativo les proporcionaba con autorización del Congreso y el Gobierno del Estado.

En el marco de un gobierno, según su constitución local, de tipo republicano, representativo y federal; y en analogía con la Constitución General, con una división de poderes, el proyecto educativo de la municipalización de la enseñanza pública se basó en la autonomía y la libertad del Estado. Lo que significa que no dependía del gobierno central para su financiamiento.

El proyecto en cuestión puede concebirse como un federalismo educativo en ciernes. Dicho proyecto tuvo como sustento legal todo un conjunto de leyes, decretos, planes y reglamentos que lo normaron. La fracción decimocuarta del artículo 77 de la Constitución de 1825 establecía como una facultad del Congreso: “cuidar de la enseñanza, educación e ilustración general del Estado, conforme a los planes que se formaren”. Sin embargo, el noble propósito de ilustrar a las capas populares a través de una educación moral y política y de instruirlas con un nuevo método distinto al antiguo o tradicional, sólo se cumplió relativamente. La ilustración siguió siendo monopolio de la clase política y de unos cuantos. Aun en aquellos lugares en los que se abrió una escuela, no todos los niños y jóvenes acudían a ella. La pobreza, la apatía y el desinterés de sus padres analfabetas les quitaban la oportunidad de adquirir las luces, pues además, obligados por la necesidad, optaban por ponerlos a trabajar desde su tierna edad. Otra causa del rezago educativo fue el ausentismo, sobre todo en el medio rural. En temporadas de lluvias y cosechas, las escuelas se quedaban prácticamente vacías o con una asistencia muy pobre.

La falta de maestros capacitados y los bajos sueldos que propiciaban el empleo de sujetos semiletrados, fueron otros factores del atraso educativo

Como todo proyecto, el de la municipalización de la enseñanza primaria en Zacatecas durante la Primera República Federal, en el corto tiempo que se ensayó, tuvo un éxito relativo. Chocó con la realidad de su tiempo. No todos los municipios contaron con los recursos económicos suficientes para establecer escuelas públicas y pagar a los preceptores que las atendieran. Dado que el sistema mutuo requería acondicionar el salón de clase como disponía el método, se siguió enseñando en muchas partes con el tradicional. La coexistencia de los dos métodos impidió lo uniforme de la enseñanza elemental en todo el estado como fue uno de los propósitos desde 1829 de la política educativa que se pretendió aplicar.

La educación durante el gobierno de Francisco García adoptó en teoría según el espíritu de la Ley de Enseñanza y su reglamento promulgada el 30 de junio de 1831, el carácter de obligatoria y semigratuita. Gratuita fue sólo para los niños pobres reportados en las listas que los maestros y las autoridades municipales hacían llegar al gobierno. Los hijos de aquellos padres con una posición desahogada, pagaban sus libros, cartillas y demás útiles escolares. Sin embargo, como ocurre con las leyes y en todos los tiempos en países atrasados, las condiciones sociales y económicas se sobrepusieron a los buenos propósitos de la legislación. Los principios o bases generales de la instrucción universal (obligatoria), gratuita y uniforme; solo se cumplieron parcialmente. No podía ser obligatoria totalmente, sobre todo en el medio rural donde los padres requerían de la ayuda de sus hijos. La gratuidad de la enseñanza para los niños pobres estaba sujeta a la disponibilidad de recursos del fondo de enseñanza pública. ■

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