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jueves, 28 marzo, 2024
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Las calificadoras internacionales y el Presupuesto para el 2019

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El Gobierno que asumirá el 1 de diciembre, ha señalado que mantendrá los equilibrios macroeconómicos, que no se va a gastar más de lo que ingrese a la hacienda pública, que no va a haber déficit, que no se va a endeudar el país, que no se va aumentar impuestos y que no se van a crear impuestos nuevos. Tal política va encaminada a generar condiciones de confianza a los mercados, para que éstos no le bajen el grado de inversión y ello no aumente las tasas de interés y reduzca los flujos de capital al país.

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La política económica ofrecida, si bien impulsará programas sociales, como una mayor pensión a los adultos mayores, becas a jóvenes, la construcción de una nueva refinería, nuevas universidades, tales gastos están circunscritos a los ingresos del gobierno, y no los rebasarán. La política económica de AMLO se circunscribe en el planteamiento neoliberal de equilibrio fiscal, por lo que al no incrementarse el gasto no tendrá impacto significativo sobre la actividad económica y sobre el empleo. Ya que lo que deja de gastar e invertir el sector privado (lo que recauda el gobierno) es lo que el gobierno invertirá, por lo que no hay incremento de demanda e inversión.

Los economistas neoliberales que dirigen las calificadoras y los mercados financieros internacionales son los que dictan las políticas económicas a los gobiernos para que independientemente la posición política de éstos, sigan actuando a favor del gran capital nacional e internacional. El nuevo gobierno tuvo una abrumadora votación que demanda cambio de rumbo, por lo que no puede seguir con las políticas neoliberales de superávit primario y de reducción de la deuda que achican el tamaño y participación del Estado de la economía y aumentan la privatización y la desigualdad de la riqueza.

Si la economía continúa con las mismas políticas económicas que sacaron al PAN y al PRI del gobierno, no se lograrán los objetivos de crecimiento, empleo, bienestar y soberanía, por lo que los grupos de izquierda han luchado.

Al trabajar el gobierno con superávit primario, hace descansar la actividad económica en el sector privado, el cual tiene que recurrir a deuda para encarar los problemas financieros que se derivan del déficit de comercio exterior, como de la propia contracción de la demanda interna que ocasiona el superávit primario. La dinámica económica impulsada por el sector privado recurriendo al endeudamiento, no es sostenida debido a que tiene que cubrir las obligaciones que se derivan de la deuda. El gobierno queriendo disminuir el monto de su deuda gastando menos, sobre endeuda al sector privado, la cual tiene límites que terminan frenando el crecimiento.

Al comprometerse el nuevo gobierno a no aumentar impuestos, no potencia su capacidad de gasto. Los impuestos son para restar capacidad de gasto a los sectores que son sujetos de impuestos, por lo que se debe gravar a los sectores de altos ingresos, como al sector bancario y financiero que son los que han ganado con las políticas económicas predominantes, para que el gobierno pueda incrementar su gasto e inversión a favor de la dinámica económica como del empleo y bienestar de la población, pero ello no está contemplado en el nuevo gobierno.

Los gobiernos comúnmente tratan de seguir las reglas del juego neoliberal para generar condiciones de confianza con las calificadoras internacionales y poder tener acceso al financiamiento de los mercados internacionales. Al subordinarse a dichas calificadoras es a costa de perder el manejo de la política económica a favor de los objetivos nacionales.

El gobierno de AMLO no tiene por que acatar las disposiciones de las calificadoras internacionales de austeridad fiscal y reducción del monto de la deuda, que responden a los intereses de los mercados financieros globales. Un gobierno soberano es más fuerte que ellos, y con el manejo de la política monetaria, cambiaria y fiscal puede contrarrestar lo que tales mercados quieran hacer contra la economía nacional. El gobierno puede gastar en todo aquello que se produce internamente, y puede emitir deuda en su moneda, y no caería en insolvencia pues el gobierno tiene el control de la moneda. Se requiere de gran crecimiento de la inversión para encarar los rezagos productivos y la baja productividad que enfrenta la economía nacional.

No hay que tener temor al comportamiento de las calificadoras y los mercados de capitales, si la política económica instrumentada se dirige a fortalecer la esfera productiva para que la economía reduzca las presiones sobre el sector externo y los requerimientos de financiamiento de dichos mercados. La dinámica económica atraería inversión extranjera directa que sería benéfica tanto para el impulso del crecimiento económico, como para el financiamiento externo, sin necesidad de recurrir a los mercados financieros y sujetarse a los dictámenes de las calificadoras internacionales. ■

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