A muchos se nos olvidan cosas que son importantes y que suelen repetirse como copiadas con papel carbón, los mexicanos sufrimos por la debilidad de la memoria que nos hace repetir los mismos errores una y otra vez o bien dejar que hagan y deshagan con cosas que nos involucran directamente sin decir ni chistar e inclinando la cabeza en la idea de que “ya ni modo” no hay nada que hacer.
Veamos un poco la historia reciente del Aeropuerto que intentaban instalar en el Lago de Texcoco y que nos fue anunciado como la última maravilla del mundo que colocaría a nuestro país a la vanguardia y casi casi nos ubicaría en el primer plano de las naciones por el desarrollo en este sector, el aereopuertario.
La realidad es muy diferente y permítanme recordárselas – sin albur ni dobles intenciones – Pues bien, había pasado el primer lustro del presente siglo, reinaba un personaje nefasto con pocas neuronas y una gran lengua, que usaba botas y se decía íntimo del Presidente Norteamericano de entonces otro pelmazo Bush hijo,. Como este señor; el señor de las botas quería instalar un reino de y por los empresarios de los que él era un elemento gerencial tan solo – aunque pretendía también volverse empresario – fue aconsejado valla usted a saber por quién pero seguramente por las cúpulas empresariales de entonces, y claro por el GRUPO ATLACOMULCO que fue siempre admirado por un panista con alma tricolor priista, sobre lo que realmente seria el negocio del siglo.
Que Telmex ni que nada se trataba de algo mucho mayor, la construcción en tierras mexiquenses de un nuevo aeropuerto internacional para el país que tendría – había sido decidido ya por el dichoso grupo Atlacomulco y empresarios acompañantes – que Texcoco era el lugar indicado y ya se había iniciado la compra de grandes extensiones de tierra por aquellos rumbos a precios ridículos prácticamente esquilmando a los habitantes de la zona. A Fox le pareció interesante en extremo sobre todo por los miles de millones de pesos que le llegarían a sus bolsa – y claro a las de Marthita – que les aseguraría una vida placentera a ellos y a las generaciones que les siguieran, – que pensiones ni que nada – y el Señor Fox se puso mano a la obra y anunció la obra del siglo, solo que no conto con que muchos de los habitantes de esa región estaban prácticamente unidos desde tiempos inmemoriales al machete y pretendían defenderse con todo – y así lo hicieron – realizando protestas que fueron épicas en su momento.
Por aquellos tiempos e impulsado por su querido Tío Montiel – el de las ratas no tienen derechos humanos – un joven galán Peña Nieto había accedido a la gubernatura del Estado de México y conocía el plan a detalle, y cuando los de Atenco se levantaron en armas realizo como una de las primeras acciones de su gobierno aún incipiente y los reprimió con el uso de una fuerza brutal que dio como resultados el inicio de una animadversión de la ciudadanía a su persona, no nos olvidemos de las mujeres mancilladas y violadas en los camiones de la Policía Estatal como consecuencia de un acto represivo que muchos han olvidado.
Paso después el sexenio de Felipa Calderón ocupado en iniciar una guerra sin lógica en contra del crimen organizado que le dejaba sin tiempos para pensar en aeropuertos y negocios multimillonarios, los del grupo Atlacomulco y la cúpula empresarial decido tener paciencia y esperar porque el galán Peña Nieto estaba apuntalado para la candidatura del PRI y el regreso del vetusto partido único de estado al poder bajo el nombre de un NUEVO PRI, entonces podría realizarse el proyecto del siglo, habría tiempo de completar la compra de todos los terrenos posibles con ganancias de 1 a un millar en la plusvalía de los terrenos comprados alrededor de lo que sería la obra del siglo.
Peña Nieto sabia – por ser parte del grupo Atlacomulco – del plan y sabía bien que él y nadie más seria beneficiado con este el negocio del siglo, y así anuncio la construcción del mismo – sin pedir opinión de nadie publicitando la obra para que a muchos ignorantes de la realidad se les callera la baba y se sintieran como parte de un país primermundista, Si Salinas nos prometió la gloria Peña estaba haciendo algo parecido y más.
Así se inició una obra que necesariamente seria transexenal pero que les aseguraría a los grandes empresarios pero sobre todo a los políticos del Estado de México el negocio del siglo para el bien del bolsillo propio y el mantenimiento de las siguientes generaciones – claro de sus familias – poco les importaba si se hundía o no, si se hundía seria bronca del gobierno, cualquier cosa que pasara seria el gobierno quien tendría que dar la cara – y claro de los sexenios por venir no del de Peña Nieto.
Negocio redondo, las cúpulas empresariales proyectarían un costo que después se multiplicaría al infinito con moches y corruptelas a mas no poder mientras la plusvalía del entorno ya en manos de la clase política mexiquense subía como la espuma.
Peña Nieto apostaba que para cuando dejara los pinos tener la protección del Fiscal Carnal – Cervantes – no se le hiso pero aun así tiene quien defienda sus espaldas para eso coloco a Medina Mora y otros cuates en la Suprema Corte de Justicia y ya vemos como se ponen actualmente de su lado en contra de las acusaciones que provienen del norte – específicamente de Chihuahua – Y en cuanto al asunto de dineros el negociazo del aeropuerto le aseguraba la supervivencia a él y a sus generaciones por venir, que maravilla.
Pero así como el interés de la nación no es el de Peña Nieto, ni el del grupo Atlacomulco ni el de las elites empresariales – solo un 30% de la ciudadanía usa la vía aérea como medio de transporte – resulta que en Zacatecas LA PRESA MILPILLA no es pensada – y ya daremos los argumentos – para el bien de los Zacatecanos, sino es pensada como una obra transexenal que se llevara 5 mil millones de pesos y que endeudara a los Zacatecanos por 25 a 30 años – Amalia con la Ciudad Gobierno endeudo a nuestro estado en el orden de los 4 mil millones de pesos, Miguel Alonso duplico la deuda otros 4 mil millones más con sus obras de mampostería sin utilidad alguna y ahora Alejandro Tello con milpillas piensa hacer su parte.
Esta historia continuará. ■
