El ciclo de gobiernos progresistas en América Latina ha pasado y han sido sustituidos por iracundos gobiernos de derechas. Argentina en la década que fue de 2003 a 2014 tuvo un promedio de crecimiento económico de 7 por ciento anual, el desarrollo humano en el Ecuador es casi ejemplar por su estrategia basada en la economía del conocimiento con formas distributivas de riqueza; Bolivia se ha superado respecto a sí misma de manera espectacular; y Brasil mejoró mucho sus coberturas educativas y llegó a ser considerado parte de los países emergentes en el contexto mundial; por poner algunos ejemplos. Sin embargo, ahora mismo Argentina y Brasil están bajo la conducción de furibundas derechas, Ecuador en una brutal crisis política, y Venezuela es un Estado Fallido. Si tuvieron una década económicamente exitosa, ¿por qué ahora los electores los pusieron fuera del poder?
Es cierto que existe una estrategia que ha logrado el gran Capital para tronar a esos gobiernos, pero ha tenido éxito en sus planes, porque esos gobiernos han cometido errores estratégicos y han fallado en la realización de sus metas. Por ejemplo, Venezuela, en el tiempo que tuvo ingresos petroleros altísimos por los precios del petróleo entre 80 y 100 dólares el barril, en lugar de construir una base económica autónoma, metió el ingreso a gasto público. No distinguió entre inversión y gasto. Brasil y Argentina mantuvieron su dependencia de la venta de materia prima a China y no crearon estructuras económicas sólidas; así, cuando China bajó su crecimiento y dejó de comprar esos volúmenes de commodities, vino la crisis. Fueron gobiernos que distribuyeron mejor, pero no crearon estructuras económicas sólidas o autosostenibles. Continuaron en la malsana dependencia. Otro tema fue que hubo relajamiento en su conducción ética, y permitieron la entrada de la corrupción, sobre todo en Brasil.
Un motivo de preocupación es la calidad de sus democracias. El gobierno que terminó prácticamente convertido en un gorilato es Nicaragua. El fracaso de las izquierdas es preocupante porque da lugar a derechas que son, todas, estultas. La derecha ofrece soluciones simples: prohibiciones y salidas militares. Y mucha gente cae víctima de esa ilusión que se ofrece como solución. Las respuestas simples a problemas complejos tienen un fruto que conocemos: violencia, desigualdad y represión.
Al régimen que iniciará López Obrador a partir de diciembre, le es sumamente importante que sepa leer y evaluar los gobiernos progresistas en América Latina, para aplicar sus buenas prácticas, como las medidas redistributivas de la riqueza; pero también evitar los errores y malas experiencias. Sobre todo, cuidar con extremo esmero el tema de la corrupción y las metas en torno a desarrollo endógeno y libertades civiles. El riesgo de fracaso de la izquierda puede dar lugar a Bolsonaros mexicanos.
