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lunes, 18 marzo, 2024
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Alba de Papel La cultura en la cuarta transformación

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

Ames y medio de que el nuevo gobierno federal entre en funciones, la incertidumbre crece acerca del proyecto de cultura para la nación y su presupuesto, centrado en lo que se espera será una nueva filosofía de cambio.
La comunidad artística y académica, las instituciones formales y la sociedad se preguntan sobre el papel que desempeñará la acción cultural como política de estado, en un país rico en patrimonio, pero doblegado ominosamente por la pobreza y la desigualdad.
La necesidad de saber lo que ocurrirá en el sexenio venidero, es un tema recurrente e inevitable en razón de su importancia como eje dinamizador de la vida social, hoy socavada por la inseguridad y la violencia que imparablemente y sin resultados efectivos a la fecha, han consumido de parte de las instituciones responsables de la seguridad, presupuestos históricos de grandes montos que en forma significativa, languidecen los destinados a cultura que tradicionalmente se remite al uso de la imaginación “de hacer mucho con poquito dinero”.
El devenir de la cultura en México, se remite a una historia fragmentada que desde mediados del siglo pasado, se repite una y otra vez aparejada con la discriminación que impide la aceptación y respeto a la diversidad, que más que un concepto filosófico, se propone como un espacio para la coexistencia y convivencia con sus convergencias y divergencias que presenta una sociedad multicultural como la nuestra.
Y al visualizar su inserción en el discurso del futuro presidente de México que ha enarbolado su lema de provocar una cuarta transformación, inspirado en Hidalgo en la Independencia, en Juárez en la Guerra de Reforma y en Francisco I. Madero en la Revolución Mexicana, a la sazón de que en estos tres movimientos ha sobrevivido un legado autoritario y clasista de la monarquía, que subyace en las venas de la estructura del poder y de los políticos que la representan, qué misión cumplirá, cuando históricamente ha servido para impulsar y visibilizar el poder de quienes lo ostentan.
El sustento para conseguir como fin último de esta transmutación, ha dicho llegar a ser un buen presidente a través de la transformación del estado megalómano que se ha construido por uno sensible y modesto que escuche y atienda las demandas de la gente por igual, particularmente de los pobres; que promueva el respeto por la diversidad, fortalezca su producción interna, detenga la migración provocada por la miseria y el desempleo, y procure la tranquilidad como resultado de la justicia.
En todo lo que ha dicho y que con insistencia repite en su recorrido de la gratitud por los estados de la geografía mexicana, cabría preguntar ¿Dónde se inserta el tema de la cultura como bien colectivo y agente de cambio?…
En todo, absolutamente en todo si se aprende a pensar relacionadamente.
A pesar de que se escribe y se sabe poco de las acciones de la virtual Secretaria de Cultura y del equipo completo que le acompañará, la próxima funcionaria federal ha hecho suya la expresión “De la mano de los artistas y los creadores”; en breves entrevistas ha hablado de un plan de descentralización de la administración pública, de una redistribución equitativa de presupuestos y ha reiterado de que la cultura es una alternativa de vida y una herramienta para la paz de las comunidades vulnerables – que hoy son todas y es todo México-.
Suena vibrante y prometedor el discurso, no obstante, por otra parte, para muchos mexicanos ha sido desconcertante que la presidencia de la Comisión de Cultura en el Congreso de la Unión, la tenga un actor, un exgaribaldi, un empresario que ante las críticas por su unción parlamentaria, sarcásticamente rebatió que no se requería ser Sócrates para cumplir con esa función.
¿Acaso no fue Ortega y Gasset quien escribió que resolver el problema de la cultura era parecido a querer intentar resolver el problema de la vida, o Freud que psicoanalíticamente abordó el malestar en la cultura como entramado de su complejidad ante al psiquismo humano?
En tierra adentro, queda el beneficio de la duda sobre su desempeño, pero también se arraiga el agravio y la pena enorme por la falta de perfiles adecuados y sensibles, de especialistas y gestores que verdaderamente conozcan la problemática del fenómeno cultural en México.
Esta triste realidad se vive en todo el país, en los tres niveles de gobierno que ya sea por su popularidad o cercanía con el gobernante en turno, acercan a personajes sin formación en gestión y promoción cultural, con probada experiencia curricular, con capacidad para formar equipos y resolver conflictos, apartados del reflector y del protagonismo.
Difícil tarea para el equipo de la cuarta transformación, pasar del status quo de su consigna, a un verdadero proceso de cambio que vaya a la raíces de la esencia del alma mexicana, que permita una interacción horizontal entre gobernantes y gobernados que promueva la equidad, el trabajo, el respeto y la riqueza a la que se aspira y se tiene derecho.
En este trasiego, la cultura atravesará transversalmente el proyecto de nación que se diseñe, lo nutrirá y fortalecerá genuinamente para el bien de las comunidades, las regiones y los distintos territorios que la habitan, hasta reconciliarse con su origen ancestral y su gran destino como un país democrático.
Mientras tanto, instituciones fundamentales para la investigación y la ciencia, como el Conacyt y el Colegio de México, conscientes de esa portentosa fuerza, se han abierto al diálogo y al debate por luchar y conseguir su inclusión formal, con reconocimiento a su papel transformador y vital en todos aquellos lugares en donde pulsa la vida.
La meta en definitiva, será abordar la dimensión social y alentar la vida de las comunidades con proyectos regionales que difundan su rostro propio, su patrimonio con sustentabilidad contenido en su diversidad y que fluya el desarrollo justo.
Al parecer, México se encuentra en fase crítica, que no se olvide que toda sociedad explota frente a un modelo de discurso político que no corresponde a sus necesidades locales, a su realidad y a su cultura. La moneda está en el aire.
Dedicado a todos los que siguen luchando y están de pie.
Ánimo y fortaleza para todos.
El Colegio Nacional ante los problemas y las oportunidades de México del 14 al 21 de octubre, Tercer Encuentro Libertad por el saber.

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