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lunes, 18 marzo, 2024
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Polemizando respecto a los Objetivos del Banco Central

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El artículo publicado en Reforma el 8 de octubre del presente, titulado “Ilusiones monetarias recurrentes” de Everardo Elizondo (exgobernador de Banxico de 1998-2008), señala que frecuentemente se presentan iniciativas para modificar la Ley del Banco de México donde se quiere agregar el objetivo de crecimiento, pero que no han prosperado y que ha continuado el de “la estabilidad de precios, la salud del sistema financiero y el buen funcionamiento del sistema de pagos”. Afirma que ahora se presenta otra iniciativa en la Cámara de Diputados que pretende ampliar la capacidad de gasto del gobierno, y la descarta señalando que ello solo resulta en alza de precios y que se perjudica a los pobres.
Respecto a tales aseveraciones cabe decir que el circunscribir exclusivamente al banco central al objetivo de estabilizar el poder de compra de la moneda (reducir la inflación), ha llevado a que el sistema de pagos funcione eficientemente para el sistema financiero, pero no para la industria y agricultura nacional, ni mucho menos para la generación de empleo y el crecimiento económico. Han sido los dueños del dinero (el sector bancario y financiero) los que se han beneficiado de la estabilidad de la moneda, a costa del bajo crecimiento económico, del rezago agrícola e industrial, del subempleo y los bajos salarios. Afirmar por parte del exgobernador de Banxico que el ampliar la capacidad de gasto del gobierno resultará en inflación y que afectará a los pobres, hay que decir, que la autonomía del banco central, al quitarle el monopolio del dinero al gobierno, le ha achicado su poder de gasto e inversión y su tamaño en la economía, a costa de favorecer al gran capital nacional e internacional que han pasado a invertir donde el gobierno ha dejado de hacerlo, y también ha llevado al gobierno a relegar los objetivos de empleo y de ahí la caída de salarios y el menor bienestar social, debido a que su menor capacidad de gasto está llevando también a reducir el gasto social y a la privatización de éstos sectores, hasta del agua y ha aumentado el número de pobres. El impacto sobre la economía de la mayor capacidad de gasto que tenga el gobierno, depende de a donde se canaliza dicho gasto. Si éste va a impulsar el desarrollo tecnológico, la capacidad productiva y el empleo, no sería inflacionario, pues aumentará la oferta para satisfacer la mayor demanda y se reduciría el número de pobres.
El autor comentado afirma que “el problema central en México es en cómo aumentar y mantener la tasa de crecimiento económico. El quid de la cuestión consiste en elevar la capacidad productiva” y dice que “el emitir dinero no es la respuesta. Si lo fuera, no habría en el mundo economías estancadas y pobres”. Y añade que el desarrollo depende de “factores reales; la disponibilidad de capital (físico y humano); el nivel de tecnología; y la naturaleza de las instituciones. México exhibe carencias graves de los tres elementos”.
Resulta que los economistas monetaristas que han estado en la toma de decisiones de las políticas monetarias y hacendarias en el país, descartan el papel de la moneda y del gasto público para el impulso del desarrollo económico. No consideran que la moneda es necesaria para potenciar el nivel de tecnología, como la disponibilidad de capital físico y humano. Desconocen el principio marxista de que el proceso productivo empieza con Dinero para terminar con Dinero incrementado (D- M – D’), y el problema en nuestro país es que los economistas que han estado al mando de las dos principales instituciones económicas, la monetaria (Banxico) y la hacendaria (SHCP), son las causantes de que México tenga un cada vez menor crecimiento potencial, incapaz de satisfacer las demandas de empleo y bienestar de la población. La economía está cada vez más extranjerizada y dependiente a la entrada de capitales. No tiene manejo soberano de política económica para encarar la vulnerabilidad externa, ni resolver los problemas económicos que enfrentamos.
La mayoría de las economías a nivel mundial han pasado a tener menor crecimiento y mayor desempleo, desde que perdieron el control de la moneda (sea con la autonomía de los bancos centrales, o con las uniones monetarias, como el caso de la zona euro), en relación a la situación anterior, cuando los gobiernos tenían el control de su moneda.
Las políticas económicas no son neutras, responden a intereses de clase. Se le quitó a los gobiernos el control de la moneda, para reducir su tamaño y participación en la economía, y avanzar así en la privatización de éstas, y de ahí la creciente desigualdad de la riqueza.
De ahí que el exgobernador de Banxico termina su artículo diciendo que “ojalá que la iniciativa que comento sea prudentemente desatendida”, evidenciando que prefiere el ‘status quo’ a favor de los dueños del dinero.
La Iniciativa de Ley de cambios de objetivos a Banxico, firmada por todos los diputados del PT, plantea que la inflación no es el problema económico del país, sino el bajo crecimiento económico y el desempleo. Que los objetivos de crecimiento, alto empleo y baja inflación, no deben ser solo de la política monetaria de Banxico, sino de toda la política económica. Por lo tanto, para el cumplimiento de tales objetivos se tiene que flexibilizar la política monetaria y fiscal a favor del desarrollo productivo y la generación de empleo, y se requiere de una política cambiaria, crediticia y comercial que impulsen dichos objetivos y que eviten presiones sobre la balanza de comercio exterior que pueda poner en peligro tales objetivos.

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