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viernes, 19 abril, 2024
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Una nueva serie de tiempo para la UAZ

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

Hannah Arendt, comentando a San Agustín (y contra la orientación heideggerina) definía a los hombres no como mortales, sino como “natales”. Pone de relieve no el ser para la muerte, sino la facultad de comenzar espontáneamente una serie en el tiempo, el nacer relativo de las decisiones que generan un nuevo inicio. Y esto es así, no sólo para los actos individuales, sino también las acciones colectivas. Las instituciones están incluidas. Los momentos de crisis son justamente cuando viene la necesidad de pensar (en el sentido de deliberar) qué se debe hacer. Orientar el caminar hacia otro lado.
La UAZ lleva años en crisis financiera. En el 2000 consensó una reforma donde establecía el tipo de universidad y los principios axiológicos que la regirían. Esto último, me parece, fue un buen acuerdo. En la estructura académica proyectó las llamadas áreas del profesional de conocimiento. La cosa es que dicha reforma fue abandonada porque las diferentes administraciones universitarias se volcaron a las convocatorias de recursos extraordinarios, las cuales implicaron la puesta en marcha de programas de calidad con los criterios y visiones del gobierno federal. Por ejemplo, en el modelo de la reforma interna se le daba un peso importante a la vinculación como la forma de detonar actos educativos comprometidos con la población del estado, y en los programas de calidad de la federación la vinculación ha sido inexistente y se premiaba, además, a la investigación des-territorializada. Son visiones de universidad distintas. Se abandonó la reforma propia a cambio de las bolsas de recursos extraordinarios. Pero al final del día, estamos sin dinero y sin modelo propio.
Tal vez sea posible gestionar recursos sobre las exigencias de gobierno federal, al mismo tiempo que se construye una universidad hecha para las condiciones específicas del estado y con su base axiológica propia. Estoy pensando como ejemplo, la forma en cómo se planteó la reforma del bachillerato. La Reforma del Bachillerato (RIEMS) exigía adoptar el enfoque de las Competencias para construir su currículum. Esto generó oposición por parte de actores universitarios con el argumento de que ese enfoque se oponía a la base axiológica de la UAZ ya que se trataba de “un enfoque productivista que eliminaba el sentido crítico de los estudiantes”. Sin embargo, si nos tomamos la molestia de conocer de cerca el enfoque de las competencias, observamos que puede ser orientado (sí) hacia la calificación (productivista) que ahorita entrecomillamos, pero también hacia el constructivismo y pensamiento crítico. Esto es, podemos perfectamente adoptar las competencias y orientarlas con el modelo educativo que nosotros decidamos. Con lo cual, se puede acceder a los recursos que implica la entrada al Sistema Nacional de Bachillerato y al mismo tiempo realizar el proyecto educativo propio. El requisito es tener claridad de cuál es el “proyecto educativo propio”. Ahora mismo, no hay tal cosa. En suma, lo que me interesa poner de relieve es que la base para toda negociación con el Estado es contar con una definición educativa propia. Para eso, es vital realizar una Reforma Universitaria, pero la cual no nace.
La otra urgencia para emprender una serie de tiempo nueva para la UAZ es la limpieza en sus finanzas. El mayor obstáculo que tiene la institución en la gestión de recursos frescos es haberse visto involucrada en la famosa Estafa Maestra. Lo peor fue no haber emprendido una investigación interna sobre el caso, porque de esa manera fue leído como encubrimiento. Sabemos que todos los proyectos fraudulentos (insisto: todos) están en la FCA. Era fácil mostrar a las autoridades hacendarias que no se trataba de un caso generalizado o estructural, sino de un caso único y aislado. Pero eso suponía exhibir a los defraudadores y actuar en consecuencia. No hacer como si nada pasara, y con ello, hacer más grande el bloqueo de la gestión financiera.
La presión mediática se dejó venir, y en el primer informe el rector prometió un sistema universitario anticorrupción. Ya pasó otro año y ese sistema no aparece. Es buena idea la iniciativa de crear un sistema anticorrupción en la UAZ que prevenga los actos de corrupción. Pero sobre todo la garantía pública de que el manejo de los recursos es adecuado. Creo que los casos de corrupción en la UAZ son pocos y acotados. La vida universitaria es, en general, limpia. Además de que el grueso del gasto está destinado a los salarios, con lo que hay poco margen para la corrupción. Sin embargo, sí hay zonas de sospecha. Y es importante que toda sospecha sea despejada para contar con amplia legitimidad en las gestiones.
Para iniciar una nueva serie de tiempo en la UAZ hay tres condiciones: una reforma integral en marcha, transparencia institucional y legitimidad social. Las cuales son las tres mejores armas para afrontar gestiones financieras difíciles. ■

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