Historia y Poder Homosexuales y lesbianas en la historia de Zacatecas… cómo saber…

Con claridad el gran Bernal Díaz del Castillo apuntaba en su primera excursión con el verdadero descubridor de México, el capital Francisco Hernández de Córdova, que en las costas de Campeche los indios “cometían actos de sodomía” y no precisamente del acto “normal” heterosexual.
¡Cómo descifrar y encontrar en la historia de nuestros pueblos a quienes fueron considerados como “actos del infierno” y “contranatura” en los homosexuales y lesbianas que en todos los rangos y en todos los siglos jamás bajaron su consigna de entrarle a sus impulsos ante cualquier pudor, reprimenda o castigo, es decir, que veladamente abiertos o escondidos, de todos modos accionaron “ese sentir, ese deber, esa presión”.
Vamos a investigar.
Algunos estudiosos de la historia zacatecana sí apuntaron de los excesos de los sacerdotes que muchos fueron mandados directamente a su regeneración a los campos religiosos de Tlatelolco en donde se les trataba de corregir de sus impulsos sexuales en contra de feligreses. Están documentados los casos. En la Biblioteca Cabral del Hoyo los estudié con claridad y asombro.
¿Asombro? O sea, si, porque era de suponerse que los seglares tuvieran normas de bondad, austeridad y celibato y no precisamente de acoso, violación y tocamientos.
Las prácticas homosexuales y lésbicas de seguro estuvieron en todas las clases sociales y en todos los tiempos, siendo motivo de escándalos, asesinatos, excomuniones, prohibiciones radicales, destierros, burlas y acosos violentos y entre esclavos y artesanos y soldados y entre estudiantes y comerciantes y oligarcas o la clase campesina, es decir, en todos los segmentos hubo una minoría, pero siempre entre susurros, cuchicheos o noticias.
¿Y las monjas? ¡Acaso no hubo escándalos donde acosaron, sedujeron, mintieron y ocultaron en el disimulo los roles de hembras perseguidoras hacia otras? La historia encima a la mesa casos de verdadero escándalo y también que hubo historias de amor entre mujeres que se amaron y escribieron su propia leyenda y había que enamorar y corresponderse a su manera, con sus sitios sagrados, sus alcobas oscuras, sus escondites preferidos. Lo mismo los masculinos. Idilios apasionados. No precisamente asociar ese estilo de vida con el abuso o el agandalle, sino el común acuerdo. De ahí que hasta saltara a la fama internacional el ex alcalde de Fresnillo por declarar a los cuatro vientos de su condición sexual afeminada.
Una de las etapas que más fascinan y llaman la atención de la historia de Zacatecas, de su ciudad capital, lo es sin duda de 1870 a 1926… creo que ahí están los detalles más asombrosos que cualquiera pudiera descubrir, sus cárceles, sus calles asignadas de ebrias tiradas, delirantes del escándalo, la lujuria, la perdición dominante. Vi historias de homosexuales y lesbianas dignas de película. De trangéneros nunca se supo nada.
Hoy en día hay mayor tolerancia, aunque no se han quitado muchos prejuicios ni diques a esa práctica aceptada en muchos países del mundo. Yo distingo siempre a mi lupita piernona. Respetar, tolerar, dejar hacer, dejar ser. Hay acoso y grotesco.