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jueves, 25 abril, 2024
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Lo que hay que transformar

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Por: RICARDO ARTEAGA ANAYA •

¿Cuántos funcionarios han pasado de administración en administración sin cambiar de espacios y aumentándose el sueldo cada vez más? Seguramente se tiene el conocimiento de bastantes, algunos con la capacidad suficiente que respalde su permanencia en el encargo, muchos otros sin sustento alguno más que el compadrazgo o el apadrinamiento de algún político con el “poder” suficiente para permitirle la continuidad sin resultado alguno, pero ¿cuántos querrán mantenerse en el mismo con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia? Seguramente serán pocos los que tengan el deseo de ocupar algunos espacios en la administración después de que se aprobó en el Congreso Federal que ningún funcionario podrá ganar más que el Presidente de la República, algunos ya han rechazado la propuesta del presidente electo de acompañarlo en su administración con el argumento de que los ingresos que percibirán no son suficientes para el compromiso tan grande que representa una secretaría o un cargo dentro de la administración.
Así comienza el cambio político que durante años nos prometió quien está a unos meses de rendir protesta como presidente de México, el rechazo a dichas propuestas es el ejemplo de que quienes buscan cargos solamente por beneficio personal no podrán ocuparlo, pues prefieren evitar la carga que representa la cuarta transformación con un salario menor al que durante años se ha percibido. Muestra de que la austeridad republicana va en serio.
Para lograr cambiar todas estas prácticas que han sumido al país en la corrupción deben reformarse realmente nuestras instituciones, mismas que han sido alejadas de su esencia, el ejemplo más claro y más reciente es el de la Secretaría de Desarrollo Social que ha sido utilizada durante años para desviar recurso de los programas sociales para enriquecer a quienes encabezan dicha institución y para sus allegados. Estos programas no han llegado a la población y los pocos que llegan no son suficientes para cambiar la realidad en la que vivimos, una pobreza generalizada; despensas, apoyos mínimos para el campo, becas escolares, entre otros apoyos que carecen de una buena organización, planeación y seguimiento alcanzan solamente para subsistir algunos días, aunado a ello la corrupción, el uso de los programas con fines electorales, entre otros, no se ha logrado impactar directamente en el combate a la pobreza, los números se mantienen e incluso incrementan, cada vez son más mexicanos los que viven en dicha condición.
El anuncio sobre la eliminación de las becas escolares por un programa en el que el recurso se entregue directamente a las empresas para que sean las mismas las que brinden un apoyo a los jóvenes y éstos al mismo tiempo puedan aprender un oficio, practicar lo que estudian y adquieran la tan famosa experiencia que requieren la mayoría de las empresas para contratar personal. Teniendo en cuenta que en todo el país, desde el ámbito federal hasta el municipal, los programas han sido empleados de manera equívoca y que con estas propuestas de la próxima administración federal probablemente se logre impactar en los números de la pobreza, del desempleo e incluso de la forma en que se ha estado ejerciendo el poder; los presidentes municipales y gobernadores deberán implementar las mismas acciones que bajarán desde las secretarías de estado.
Lo que debemos cambiar no es solamente dejar de pagar altas remuneraciones a los funcionarios para que cambien los actores políticos que ejerzan los cargos, también debemos cambiar el sentido de los programas sociales, la forma en que son entregados, pues un estado paternalista, como lo hemos sido desde hace algunas décadas, no ha funcionado, debemos replantear el modelo bajo el cual nos regimos. Una gran cantidad de críticos y expertos han tergiversado la información, señalan que la población requiere de despensas para subsistir, tal vez son necesarios para alimentarse una semana más, peros si no se les brinda la oportunidad de empleos bien remunerados, seguridad social, entre otros, estaremos lejos de disminuir la pobreza, la inseguridad y el desempleo en el país.
No basta con dejar de destinar una gran cantidad de recurso para el sostenimiento de pensiones a ex presidentes, ni con dejar de dar botana a nuestros legisladores, mucho menos con quitarles edecanes, con estas acciones cambia hasta cierto punto el ejercicio del poder y la clase política que nos representa, pero hay que ir más allá, hay que exigir a quienes nos representan en ambas cámaras que sean sacadas de la congeladora las iniciativas que desde hace años han sido propuestas y que realmente tengan impacto en nuestra vida cotidiana, hay que actualizar la legislación tan atrasada, hay que reformar las leyes para lograr cambiar la esencia de nuestras instituciones, eliminar algunas que solamente generan burocracia y crear nuevas que cumplan con su función. Hay que cambiar de fondo, hay que dar un destino al recurso público de tal manera que sea nuestra realidad la que cambie no solamente la de los funcionarios.
Lo que hay que cambiar entonces, será una feroz batalla que valdrá la pena para los mexicanos.

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