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martes, 23 abril, 2024
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Las Utopías de la cuarta transformación

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Por: JORGE HUMBERTO ARELLANO •

El compromiso adquirido por los triunfadores de un proceso electoral es grande. Aunque las anteriores contiendas de elección a cargos de representación popular nos hacían pensar más en una pasarela de belleza que en una contienda para elegir a los conductores de un pueblo, el objetivo principal, por si lo han olvidado algunos “actores políticos” que se involucran cada tres o seis años en un concurso de votación para obtener espacios de representación institucional, es el dirigir los destinos de una comunidad, con apego a un estado de derecho, entendido como la aplicación de las leyes de manera imparcial y participante de los valores de la democracia.
En muchas de las ocasiones la actuación de las izquierdas electorales, una vez obtenido el poder, ha reproducido, e inclusive magnificado los excesos exhibidos por la agrupación política identificada como de derecha que ha sido desplazada. El planteamiento de las “utopías” de un México mejor queda truncado, y el pueblo recibe más de lo mismo, o peor. Una lucha por el poder burda, en la que se pretende ganar el voto mediante estrategias que anteponen la dádiva coyuntural a los proyectos de beneficio social inmediato han sido los elementos característicos de una cultura histórica impuesta por el partido político que afortunadamente ya se va, y que en muchas ocasiones no varía con respecto a las representaciones de izquierda sólo de membrete, y debe ser combatida, aún con más decisión, a partir del primero de Julio pasado. La esperanza de México se ha fincado sobre una aplicación verdadera del estado de derecho, en la impartición de justicia, y en la generación de condiciones aceptables para el desarrollo, en el carácter económico. La esperanza debe ser llevada a la realidad por las izquierdas recién llegadas al poder, federal y municipal, tratándose de Zacatecas capital; esa es su gran oportunidad.
30 millones de mexicanos votaron para terminar con un régimen podrido por la corrupción y sus efectos contrarios al desarrollo social, con la intensión de terminar con el despilfarro y la desigualdad, en busca de su “utopía”, en la generación de oportunidades para acceder a un mejor nivel de vida, deseando la llegada del momento de generar una comunidad con expectativas de un verdadero desarrollo incluyente. Esa gran cantidad de ciudadanos, ese tsunami que salió a votar el 1 de Julio, desea ser considerado al momento de diseñar las políticas del orden municipal, a primera instancia, pero no sólo es la pobreza el tema que está en tela de juicio; los ciudadanos del país votaron en contra de un modelo que se fortalecía en la precariedad de millones, que vendía los bienes propiedad de la nación, y que envilecía el servicio público con el enriquecimiento personal o al menos con las muestras de inferioridades de algunos personajes, por medio del abuso del poder. Entonces, corresponde a las izquierdas recomponer el rumbo en todos esos aspectos, a corto plazo. Primero hay que revertir el daño causado por más de 80 años, para establecer los fundamentos de una utopía.
Si se votó en contra de los partidos tradicionales y sus rémoras, la oportunidad es excelente para responder al pueblo, que desde hace años no sentía el aliciente que le brinda Morena, como una última esperanza para construir un México diferente, más justo. Si bien, Morena “no podía permitir el vacío de poder” en el caso de la representación gubernamental estatal chiapaneca, hay otras circunstancias a las que se puede exigir el mismo esmero, menos politizadas, más terrenales, y que exigen la actuación razonable y apegada a derecho de los nuevos representantes del municipio y de la federación. La cuarta transformación de México se llevará a cabo cuando sean escuchadas y resueltas las peticiones de todos y cada uno de los individuos que conforman la población del país o el municipio, principalmente en el ámbito de la justicia social.
Hablar de una cuarta transformación, conlleva la responsabilidad de acertar en la conceptualización del servicio público que ha de valer para todos los integrantes de la comunidad; implica establecer los principios de un verdadero régimen democrático, combatiendo las imágenes ficticias impuestas por los medios de comunicación de baja calidad que han justificado los excesos observables en la aplicación del poder por las administraciones emanadas del partido político saliente de los Pinos; pero sobre todo, implica aniquilar todas las aberraciones que han caracterizado a las administraciones en el pasado reciente. Los compadrazgos, los intereses insanos y la falta de escrúpulos deben ser puestos a observación, y ser eliminados del panorama del servidor público, si se quiere demostrar que el cambio político, social y económico esperado por los ciudadanos al emitir su voto el pasado 1de julio, se está forjando.
El municipio de Zacatecas se encuentra con la mejor oportunidad para demostrar que la cuarta transformación nacional viene en camino. La llegada al poder de Ulises mejía y su equipo, será el mejor indicador de las posibilidades de esa alternativa. El ciudadano común, ajeno a las andanzas políticas de tipo partidista, está deseoso de ver materializados los cimientos para la cuarta transformación.

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