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viernes, 19 abril, 2024
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La hora de los pueblos: la democracia participativa y directa

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Por: Óscar Alzaga •

Logrado el gran acto histórico del 1 de julio de 2018, producto de un esfuerzo nacional-colectivo de diversas fuerzas sociales, de la organización y unidad, de alianzas y compromisos con la clara cabeza política de AMLO; toca ahora avanzar con el pueblo y los trabajadores, con las fuerzas económicas, políticas y de gobierno para lograr el cambio en 6 años. Sin esperar a que del cielo -o el gobierno-, caigan las soluciones: tendremos que actuar todos, cada uno en su lugar: los trabajadores en los sindicatos, los campesinos en sus organizaciones, los maestros igual, los jóvenes y estudiantes, mujeres, migrantes, niños, tercera edad y sí llega a ser necesario, todos juntos ante México y el mundo: unidos.

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Se valen las alianzas, claro, porque lo importante es quién lleva la dirección del proceso y del gobierno, afirmó Juárez; se vale sumar fuerzas políticas, más aún cuando se restan a los contrarios, como al PRI, PAN y PRD. No es casual que el triunfo de AMLO haya puesto en crisis a esos partidos, pero si se sabe avanzar, habrá que ir a fondo.

La democracia participativa y directa eso es, que la ciudadanía sea un actor político decisivo en esta etapa, que la soberanía popular sea real, así lo obliga el artículo 39 de la Constitución y la Constitución de la Ciudad de México. Así lo demuestran las experiencias históricas del mundo y de México: de Juárez y los liberales del siglo XIX; de Madero y los revolucionarios; de Cárdenas y las luchas obreras y campesinas cardenistas de 1934 a 1940. Ellos, los grandes héroes, sin las luchas populares, campesinas y obreras no hubieran ido muy lejos.

Justo de todo aquel conjunto histórico de triunfos que traicionaron los neoliberales del PRI, PAN y hasta del PRD. Ellos se voltearon contra lo mejor de México: cuando fuimos vanguardia internacional. Al expulsar al ejército francés, al separar la iglesia del Estado y repartir los bienes del clero; al destruir la dictadura que impedía las libertades del pueblo, para enriquecer a unos cuantos y explotar libremente a las mayorías; al crear con la Constitución de 1917 un proyecto de Nación Social inédito.

La Revolución de 1910 no acaba en la Constitución, sino hasta que se cumplen sus demandas y proyecto de Nación, que es con Cárdenas y las intensas luchas, porque la expulsión de Calles y los callistas es obra de las huelgas obreras de 1935 y de la decisión del General Cárdenas, en ese orden; la reforma agraria se debe por igual a la huelga de los jornaleros de la Comarca Lagunera que al decreto y obra de gobierno; el nuevo modelo bilateral de contrato colectivo de trabajo nace en la huelga del SME en 1936, la expropiación petrolera y la ferroviaria se gestan desde abajo, por los petroleros con las huelgas de 1933 y la ferroviaria con desde la huelga de 1927, pero en el cardenismo cobran nuevos bríos y culminar con la expropiación de 1937 de los ferrocarriles y la petrolera en 1938, la educación con el gobierno del general llega a su culminación con un ejército de maestros que educa a los niños y politiza a pueblos. Y tantas obras más del cardenismo y los cardenistas, como la CFE, el Poli, miles de cooperativas, etc.

Hoy, el cambio no se logrará por lo que haga el gobierno, sino por lo que conjuntamente hagan el gobierno y el pueblo en su actuación. Y que lo diga la experiencia de AMLO, como Jefe del Gobierno del DF, cuando en materia salarial dispuso el primer día de gobierno, que bajen los salarios de los altos mandos del gobierno el 35%, mientras que los salarios bajos del personal del GDF, subirían durante seis años arriba del tope salarial federal y la inflación, entre 2 y 5%, porque el ejemplo empieza por casa, para seguir con los demás sectores y sociedad.

Un pueblo pasivo se espera a ver lo que hace el gobierno; uno activo se adelanta y participa luchando, pera que su voz se escuche.

Los cambios más importantes corresponden a la nueva organización del pueblo activo y participativo en la vida nacional e internacional. Crear una nueva organización, que en cada ámbito de la sociedad sea activo e independiente. Que se despoje de la dependencia del gobierno, partidos y patrones, que sea independiente y autónomo, es la única y real alternativa. Sobre esas bases avanzará la cuarta etapa histórica, no volviendo a los tiempos del PRI, PAN y PRD, regresivos.

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