Terminó la 62 Legislatura con sabor de boca agridulce

Una Legislatura sin pena ni gloria. Se aprobaron algunas iniciativas de cierta importancia, como el caso de la nueva Ley de Planeación, que establece el nuevo sistema estatal de evaluación. Pero eso debía dar el salto para crear un verdadero presupuesto basado en resultados. Lo cual significa que el producto de la evaluación de los programas operados en y desde el estado de Zacatecas se reflejara en criterios de asignación presupuestal. El paso que se dio fue relevante, pero hubiera sido mejor que la misma Legislatura que había tomado ese hilo diera el segundo paso. El cambio de Legislatura significa una modificación de visión, prioridades y condiciones políticas. ¿Con qué agenda llegará la 63 Legislatura? Aun no sabemos.
Una condición distinta está en la legislatura que entra. La coalición del PT, Morena y PES, sumó 12 diputados, 9 del PRI y 7 de la alianza PAN con PRD, y dos un poco sueltos, del Verde y Nueva Alianza. Podemos observar dos condiciones básicas: el partido en el gobierno no tiene mayoría; pero tampoco alguna alianza de oposición la tiene. Además, al interior de las alianzas hay diferencias importantes. Los temas y las posturas en esos temas van a definir las alianzas para impulsar iniciativas. El comportamiento de bloque no parece que vaya a operar. En el bloque del PRI se notan diferencias importantes con el equipo de gobierno, y el bloque grande que encabeza Morena, las diferencias alrededor de la conducción dividen a ese equipo. El del PAN y PRD ni siquiera logrará constituirse en bloque. Se observa una suerte de pulverización política. Y por ello, los temas y propuestas de discusión serán las que conformen una dinámica de bloques móviles.
La Legislatura que termina, a la altura del proceso electoral, se propuso eliminar algunos de los privilegios como las ilegítimas herramientas legislativas. Lo cual hicieron dos procedimientos: primero las cambiaron de capítulo de gasto, para que operen lo que falta del año 2018, y evitar se siguieran usando en el cultivo de clientelas; y la posibilidad de su eliminación completa para el 2019. Sin embargo, dejaron viva la posibilidad de que el intento fracase por querer garantizar recibir hasta el final esas herramientas. Esto es, no las eliminaron en ese momento (junio), sino que se propusieron que ocurriera su desaparición una vez que los miembros de la 62 Legislatura ya no estuvieran en funciones. En suma, por querer salvar su privilegio pusieron en riesgo la iniciativa de eliminarlas efectivamente, porque no sabemos cómo puedan maniobrar los diputados de septiembre a diciembre para recuperarlas por algún mecanismo. Si las hubieran eliminado en ese momento con el consecuente cambio de destino de su presupuestación, otra cosa hubiera sido. En conclusión, tuvimos una Legislatura regular o mediocre. Esperamos que la nueva Legislatura tenga mejores resultados, y la condición de que no hay mayorías a priori, ayude y no estrobe la construcción de acuerdos que beneficien al desarrollo del estado.