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jueves, 18 abril, 2024
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Posibilidades y riesgos

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Inevitable, reflexionar en torno al ejercicio del poder y su actuación. Más en concreto, ¿cómo serían con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) las formas posibles para desempeñar los cargos públicos con consistencia republicana y humildad? Por lo pronto, al desaparecer las delegaciones federales y sustituirlas por una estructura distinta, se iniciará a operar con un solo Delegado del Gobierno Federal en cada Estado, la suma llega a 32 y cada uno será ‘Coordinador Estatal de Programas de Desarrollo’. Cambio, no de nombre sino de concepto y significado: desarrollo. Además, se anunció una división de los actuales Estados en regiones que suman 250 demarcaciones en todo el país, donde habrá una Coordinación. De igual manera, habrá 68 Coordinadores de zonas indígenas y un Coordinador o Delegado Federal en cada Estado que tendrá bajo su mando y responsabilidad a un número variante de Coordinadores Regionales. La racionalidad: si hay un número promedio de 20 delegaciones federales por estado, se ahorrarían un poco más de los actuales 600 delegados, más sus estructuras, ¿reflexionó AMLO?
Ésta será la nueva infraestructura humana de Gobierno que relevará a la anterior para iniciar el sexenio con el desempeño de funciones nuevas o mejora de las anteriores, debidamente reformadas o innovadas y habrá que ver, si eso se hace y hará con base en el dominio directo del hoy Presidente Electo, AMLO, hoy, en pleno proceso de entrega – recepción para iniciar a operar con la novedad o novedades de sus propuestas, pues desde el inicio está dispuesto a ponerse a prueba, al idear y generar una infraestructura para iniciar a operar su período presidencial con innovaciones y posibilidades institucionales abiertas a la generación de continuos incrementos de desarrollo, forma de darse a resolver el cúmulo de problemas heredados bajo la ideología y práctica del credo neoliberal, código de obediencia para Peña Nieto, a pesar de la afectación que con ello se hizo al pueblo de México y a sus posibilidades de cimentar las bases y lograr avances para un desarrollo auténtico, atrapado por el mandato de hierro y operación del gran capital, hasta hoy, “único” beneficiario y generador de migas para sus apoyadores, dispersos en estructuras operativas, en todos los medios, económicos, culturales y de comunicación, como creadores de una ilusión que reventó con una elección federal auténtica en la que el voto mayoritario del pueblo de México, ciudadanas y ciudadanos, les arrancó el control neoliberal de las instituciones y habrá que estar atentos para evitar las provocaciones y todo tipo de intento golpista, contra esa decisión mayoritaria tomada en las urnas por el pueblo de México, cuyo triunfo electoral obligará a impulsar opciones nuevas de desarrollo y en los tiempos adecuados sentar las bases del mismo a plazos más largos y sostenidos que los trianuales o sexenales; en los cuales, quienes sean electos como autoridad, compartan su saber hacer política, economía o cultura, con la ciudadanía, en general, para que ésta se convierta en generadora y respaldo de un continuo avanzar en desarrollo, más allá de las metas, municipales o gubernamentales, trianuales o sexenales que, al final, nada dicen o muy poco, porque los gobernantes por lo regular dedican su trabajo político, municipal o gubernamental, a buscar su propia reproducción y la cultivan institucionalmente para permanecer más como burócratas del poder que como ciudadanos políticos, en acción y creación permanente para mejorar a sí mismos, su hábitat, su ciudad y su país, desde la idea básica de que ellos son el Estado y en ellos descansa la responsabilidad política, económica y cultural de fortalecerse, al fortalecerlo y hacerlo instituyente, como Municipio, Gobierno, Cabildo o Legislatura, institucionalmente consistentes por servir a todos como una democracia responsable con todos, no sólo con quienes cuentan o tienen riqueza o medios de producción y comunicación, quienes son pocos, mientras ellos, nosotros, somos muchos, una gran mayoría ciudadana que a diario requiere garantizar sus condiciones de vida en una sociedad plagada de desigualdades y a la que se requiere rehacer, reformar, mediante procesos generadores de cultura y riqueza para todos.
Uno de esos procesos es la educación, a ella se debe la posibilidad social y cultural de poder enfrentar y hasta liquidar, el colofón del desempleo, el de la media paga, el empleo horario, mediante incrementos en dos vías de prestaciones a las que se tenga derecho por el sólo hecho de ser personas, mexicanas o mexicanos: la educación, a la que se demanda sea pública, de calidad y gratuita, y a la vía del trabajo; aunque ambas, muchas veces no se pueden convertir en medios de vida, por una razón, la existencia de clases sociales, generadora de mayor desigualdad, al incrementar su riqueza, sin hacerlo también con la creación de empleos y compensaciones capaces de aminorar las desigualdades, y todo aquello que a la postre genere desarrollo e incremente las posibilidades de obtener un ingreso o riqueza, sin por ello generar miseria, a la que aún se puede advertir de muchas formas, hasta simuladas. Hasta el crimen se acota, con la operación incluyente de todo lo anterior, mientras la cultura y la educación se despliegan como repertorio generador de posibilidades para el desarrollo y el acotamiento de desigualdades.

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