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jueves, 25 abril, 2024
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Mariguana en Zacatecas, datos inquietantes de su historia…

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Me lo dijo el máximo historiador de Zacatecas, José Enciso Contreras: de seguro llegó a Zacatecas vía la Nao de China allá por 1569.
Mas lejos fue la directora del Archivo Histórico Municipal, Angelia Medina: un gobernador zacatecano en funciones de mediados de 1800 propuso vender mariguana como manera de salir de los atrasos, “pero busque usted el dato preciso.” Me dijo ante mi asombro y ante miles de documentos.
Impulso central de divergencias, la mariguana en Zacatecas ha sido más de un motivo de detenciones, crímenes, multas, prisiones o destierros, escándalos o hallazgos, sorpresas o calamidades a la salud pública, disfunción familiar o remedio para los males, puerta a otras drogas o simple escándalo, o real griterío, al grado de paralizar ciudades o enquistar a miles a las cárceles.

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O los cementerios.
A la llegada masiva de aventureros de todas partes del mundo, Zacatecas recibió toda clase de drogas que circulaban ´por el comercio y si el té de san Pedro y la ayahuasca y la cocaína y la morfina y la heroína y el opio y el peyote y los hongos, pero sobre todo el tabaco y la mariguana. Y en grandes cantidades, eran tan comunes como la manzanilla, el toloache, el anis, el pulque, el mezcal y los licores.
Eran acostumbrados los relatos donde autoridades municipales y gubernamentales y eclesiásticas exaltaban las virtudes curativas y terapéuticas al grado de venderla en boticas y expendios médicos por aliviar muchas enfermedades, mas si estaba mezclada con tabaco, cosa distinguida que exhalaban los pulmones de soldados, mineros, esclavos, doctores, zapateros y carpinteros, comerciantes y letrados.
En Sombrerete y Mazapil y Villanueva eran famosas las plantaciones que particulares y religiosos jesuitas y carmelitas mantenían con afanes terapéuticos, se cree que en la ciudad los fumaderos eran distinguibles y sin atribuirles penalidades o prejuicios que modificasen su consumo de manera habitual.
Fue hasta 1920 cuando las autoridades Zacatecanas aleccionaron modificaciones turbulentas para reaccionar ante “desvíos de conducta” o motivos de sodomía o narcotráfico y pandillerismo.
Las autoridades municipales sancionaban se fumase en la vida pública, ya en la alameda o en los andadores, cines o teatros y se consideraba en su mayoría era consumida por “soldados o plebe muy detectable”.
En plena revolución y asalto a la Ciudad eran de fama los villistas y tropas marciales fumando marihuana en calles y centros de reclusión y entrenamiento.
Años después fue motivo de verdadero escándalo y arbitrariedades policiacas, siembra y cosecha y trasiego de toneladas hacia la frontera norte. Puerta para más drogas. Feo eso. Luego les digo más. ■

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