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sábado, 20 abril, 2024
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Por fin claridad en el combate al crimen común y al crimen organizado. Nueva política en materia de drogas

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Por: AQUILES GONZÁLEZ NAVARRO •

La reciente intervención de la licenciada Olga Sánchez Cordero próxima titular de la Secretaría de Gobernación, en el Foro Estrategia Banorte 2018 realizado la semana antepasada en la Ciudad de México, renueva esperanzas fundadas de que por fin la inseguridad será combatida dentro de las estrategias adecuadas.
La ex ministra hizo dos afirmaciones: Propondremos dijo, “una pauta interpretativa para lograr la despenalización de las drogas(…) Tenemos tratados internacionales desde 1970 sumamente rígidos, tratados punitivos”, al tiempo que aclaró “No es legalización, sino despenalización”.
En relación con los “factores que impiden la existencia de condiciones adecuadas en materia de procuración de justicia y combate al crimen” enfatizó: “Una cosa es el crimen y otra el crimen organizado. El crimen organizado es trasnacional. El crimen organizado traspasa fronteras”
Y se pregunta ¿Cómo podemos hacer cargo de un crimen organizado que lava dinero en nuestro país por más de 25 mil millones de dólares, que lava dinero en Estados Unidos por más de 250 mil millones de dólares, que tiene rutas muy claras desde Centroamérica hasta Estados Unidos? (La Jornada, 23 agosto-18.)
Y yo agregaría: ¿De un crimen organizado que introduce más de 200 mil armas de asalto por año a nuestro país y que sus orígenes se remontan a la “Escuela de las Américas” en los Estados Unidos, institución que capacitaba a grupos paramilitares para Centroamérica y que capacitó a los originarios zetas?
¿De un crimen organizado que hace el trasiego de armas por droga (armas por marihuana y amapola) y que está controlado por el Comando Norte. Dependencia del Ejército de los Estados Unidos?
¿De un crimen organizado que recibe el apoyo directo de los Estados Unidos y cuyo ejemplo vergonzoso para México lo constituyó la operación “Rápido y Furioso” que, durante el gobierno del entreguista Felipe Calderón introdujo miles de armas de asalto a México con la complacencia del gobierno?
¿Un crimen organizado que ejerce control a través de la iniciativa Mérida que aporta dinero supuestamente para apoyar a las autoridades mexicanas en su lucha contra el narcotráfico, a cambio de la autorización de cientos de espías del ejército del norte y de la CIA, a lo largo y ancho de nuestro país, motivando la inestabilidad social?
Por todo lo anterior y mucho más, vaya nuestra esperanza por qué al fin llega a la Secretaría de Gobernación una persona que sí conoce del problema, de sus orígenes (Teoría de la Seguridad Nacional), de sus mecanismos de operación de la delincuencia organizada y de la que no es organizada. Por tanto sabe de la forma y procedimientos para lograr la paz interior.
En el caso de la delincuencia común: abatir la impunidad bajo el mecanismo de policías ministeriales de alto nivel de investigación, agentes del ministerio público de honestidad probada y capacidad y, sin olvidar la prevención del delito mediante programas de apoyo social, disuasión y vigilancia efectiva.
En el caso de la delincuencia organizada: Elevar la voz de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante el propio Congreso de aquel país, a fin de que termine la aplicación en México de la llamada Teoría de la Seguridad Nacional, que conlleva a la militarización y a la generación de alto grado de inseguridad, con el objetivo de fondo por la sustracción de las riquezas naturales al país desquiciado. Está ocurriendo.
Concomitante con las gestiones internacionales, como dice la Ex Ministra, se procedería a la despenalización de drogas como la marihuana y la cocaína. Despenalización, que no, legalización. La primera implica una legalidad controlada, regulada. La segunda una legalidad absoluta sin controles.
Autorizada por el Congreso la despenalización de la marihuana para todos los usos: el industrial, el medicinal, el lúdico y el alimenticio, vendría la regulación.
El uso industrial para la obtención del hilo de cáñamo que impulsaría la producción de telas de alta resistencia para la fabricación de tenis, maletas de viaje, mochilas, casas de campaña etc. Y que, mezclados el cáñamo con el algodón, sería útil para la elaboración de pantalones, chamarras y papel bond. El hilo de cáñamo es obtenido de las ramas y ramificaciones del arbusto.
El uso médico que sería encargado a la UNAM y al IPN, para la obtención del extracto del tetrahidrocannabinol para uso médico: Asma, epilepsia, presión alta, ritmo cardiaco, síntomas incómodos resultados de la quimioterapia etc. El tetrahidrocannabinol es obtenido de las hojas y de las floraciones del arbusto.
El uso alimenticio que se obtiene de las semillas que en países como Holanda, Dinamarca, Suecia y Suiza, es vendido en estanquillos a través de pequeñas cajas de cartón, donde se detalla el contenido proteínico, principalmente en vitamina B en todos sus derivados. En aquellos países se consume como nosotros lo hacemos con las semillas de calabaza.
El uso cosmético que deriva en cremas y champús obtenido de las semillas de cannabis.
Finalmente el uso lúdico o recreativo que es quizá el pretexto para la prohibición, pero que coarta la libertad personal.
Estados Unidos produce bajo el sistema de invernadero miles de hectáreas de cannabis para todos los usos, importando de China miles de metros de tela de cáñamo para la producción de telas y tenis (Adidas) y los mexicanos… ¡nomás milando!, “Los gringos ponen la nariz y nosotros ponemos los muertos” dijo Eduardo Galeano.
Cuando México tuvo Presidente la legalizó (Lázaro Cárdenas en 1940) Hoy que nuevamente tenemos Presidente ¿Lo hará?

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