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jueves, 28 marzo, 2024
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Los partidos deben reorganizarse para ser útiles a la sociedad

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

La democracia electoral de México tuvo una existencia real a partir de la reforma política de 1977. El sistema de partido hegemónico con exclusión de la izquierda y sin competencia verdadera, inició su deterioro abriendo paso a un sistema de tres partidos competitivos que experimentaron las primeras alternancias en municipios y estados, hasta que en 2000 tuvo lugar la primera en la Presidencia de la República. Reconocer que hubo competencia real por la presidencia desde 1988 cuando la Corriente Democrática rompió con el PRI para fusionarse con el Partido Mexicano Socialista, no significa dejar de afirmar que hayan desaparecido las practicas antidemocráticas perfeccionadas durante el viejo régimen, como la utilización facciosa de los programas gubernamentales y la compra de votos, sino que más y más mexicanos se liberaron de las redes clientelares para emitir su voto por el cambio, hasta que este año se rompió el dique formado por miedo y corrupción para sumar más de 30 millones de votos a favor de la opción del cambio anti neoliberal. Tengo la impresión de que haber impedido este cambio de manera ilegitima por 12 años, trajo como resultado el desplome de los dos partidos que cogobernaron desde 1982 con el paradigma neoliberal como su brújula, y del PRD que se sumó a ellos al firmar el Pacto por México en 2012. Consecuentemente, es indispensable un nuevo sistema de partidos.
Las consecuencias del desplome electoral del PRI serán mucho más graves, en virtud de que en ese partido han coexistido dos corrientes antagónicas que se han mantenido unidas mediante el cemento de los privilegios del poder, que les han proporcionado los gobiernos del PRI y los de Fox y Calderón, a cambio de su apoyo a las medidas neoliberales, especialmente a las reformas estructurales. Existen elementos objetivos para señalar que, del mismo modo que empresarios poderosos presionaron durante la campaña para que declinara el candidato José Antonio Meade en favor de Ricardo Anaya, en la nueva circunstancia es muy probable que ahora lo hagan para que los neoliberales del PRI, encabezados por Meade, integren un nuevo partido junto con el PAN, mientras que los pocos que todavía declaran su fidelidad a la causa de la justicia social, no parecen tener otro destino que la disolución. Parece evidente que la operación política para unir a los neoliberales es una de las prioridades de quienes la ven como indispensable para enfrentar con decoro a Morena, cuya sola presencia en las posiciones de gobierno conquistadas en muy poco tiempo, y las acciones del gobierno de AMLO que ya se anuncian para su aplicación a partir del 1 de diciembre, le permitirá consolidar su hegemonía y llegar al 2021 con gran posibilidad de mantener su presencia política. Está por verse si se hace presente el oficio político que se requiere y que estuvo ausente cuando quisieron propiciar el voto útil por Anaya.
En relación con el futuro inmediato de Morena vale señalar que la amplitud programática del frente que AMLO construyó para su campaña se mantendrá con cada medida exitosa en materia de corrupción, impunidad, inseguridad y violencia, pero tenderá a reducirse como resultado de las acciones de gobierno tendientes a fortalecer el mercado interno y el bienestar general. También es de esperarse que a medida que pase el tiempo y diversas expectativas empiecen a desvanecerse, aparecerán movilizaciones que presionarán al gobierno para plantear un incremento importante de las contribuciones económicas de los privilegiados por 35 años de gobiernos neoliberales. La lucha con esos poderes fácticos se agudizará. Está por verse si el partido logra la fortaleza institucional para conducir sus propias expresiones como movimiento, pues de no ser así los reclamos desbordarán la capacidad gubernamental y su credibilidad caerá en picada. Ello será peor aún si se empiezan a dar acciones de corrupción y/o clientelismo por parte de integrantes del propio gobierno.
Frente a los escenarios esbozados arriba, será muy importante que equipos amplios de integrantes de Morena se constituyan en observatorios encargados de arrojar luz a la actividad de las distintas burocracias y de sus directivos, de manera que la vigencia de los derechos se vaya incrementando en cantidad y calidad; los observatorios de Morena deben encender focos rojos o amarillos en las redes cuando así corresponda, pero también difundir los éxitos para que sean valorados por la sociedad como un incremento en el bienestar de todos. Imaginemos que la vida cotidiana del sector salud sea transparentada en las redes sociales, de manera que toda ineficiencia sea detectada y corregida lo más pronto posible, en especial las que se presentan con mayor frecuencia. Los gobiernos neoliberales han permitido y hasta propiciado el deterioro del sector en su conjunto, para utilizarlo como excusa para su privatización, pero los nuevos administradores deberán hacer sentir su presencia de inmediato deteniendo el deterioro y lanzando la regeneración, y el partido debe estar presente mediante sus observatorios, estimulando el cambio y recuperando la confianza ciudadana. ■

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