Las alianzas no son un fin, son un medio de conseguir el fin que se persigue; el fin debe ser el interés colectivo; y son las alianzas quienes proporcionan este fin.Los objetivos del desarrollo sostenible, solo se lograrán comprometiéndonos a realizar grandes alianzas y cooperando. No podemos dejar de pensar que existen crisis humanitarias, y el hecho de nacer en un lugar, condena o beneficia el desarrollo de las personas.
El mundo está interconectado, hay más acceso a la tecnología por lo que intercambiar conocimiento a través de las ideas es más fácil que antes; propiciar la innovación para lograr crecimiento y desarrollo económico es vital. Es fácil convivir con personas a distancia, pero es muy difícil ponernos de acuerdo para accionar el colectivo vecinal.
Es una tarea generacional, transformar la forma en la que la humanidad se organiza para sobrevivir y progresar.
Comenta el historiador Henry SteeleCommager: “Inventamos prácticamente todas las instituciones políticas que poseemos, y no hemos inventado ninguna desde entonces. Inventamos el partido político, la democracia y el gobierno representativo. Inventamos el primer sistema judicial independiente de la historia… inventamos el procedimiento de revisión judicial. Inventamos la superioridad del poder civil sobre el militar. Inventamos la libertad religiosa, la libertad de expresión, la declaración de los derechos constitucionales. Podríamos seguir y seguir… Todo un legado, pero ¿qué hemos inventado después que tenga una importancia comparable?”
Vivimos después de cada revolución una oleada de innovaciones políticas, así ocurrió después de la segunda guerra mundial, la revolución francesa, la revolución mexicana, por decir algunos ejemplos.
Ahora se está fraguando una revolución de innovaciones de mayor calado, que cambiará el mundo como en los últimos 20 años. Son muchos desafíos a los que nos enfrentamos que posiblemente el mayor de estos será comprender la nueva revolución tecnológica, debido a la convergencia de sistemas digitales, físicos y biológicos que la protagonizan.
Está cambiando la manera en la que vivimos, trabajamos y nos relacionamos los unos con los otros, y la velocidad, amplitud y profundidad nos obliga a pensar cómo es que los países se desarrollan, como generan valor y que significa la humanidad.
Necesitamos encontrar nuevas formas de colaboración y gobernabilidad, acompañadas de una narrativa positiva y compartida, que nos permita moldear esta cuarta transformación en beneficio de todos. Aceptando la responsabilidad colectiva de crear un futuro en el que la innovación y la tecnología sean útiles a la humanidad, para llevarnos a nuevos niveles de conciencia moral.
El networking, redes o alianzas estratégicas es una de las principales herramientas que debemos cultivar, porque sólo así lograremos generar valor y beneficios de largo plazo para todos, incluso apoyándose de herramientas digitales, para dar un nuevo sentido y alcanzar los objetivos planteados.
Llegó el momento de asumir una responsabilidad colectiva por un porvenir en el cual la innovación y la tecnología se centren en la humanidad y la necesidad de servir al interés público, y garanticemos caminar a un desarrollo más equilibrado y sostenible. La cuarta revolución llevará a la humanidad a una nueva conciencia colectiva y moral sustentada en sentimientos de destino compartido.
Vamos a reivindicarnos como una sociedad abierta, libre de ingeniería social, apostando por la economía del conocimiento a través de la educación, la innovación, la ciencia y la cultura, basado en el talento de nuestra gente, para generar empleos y ser competitivos en la era de la globalización, con un pensamiento “glocal”, con herramientas suficientes para desarrollar potencial y buscar felicidad. ¿Solos?, ¡imposible! Necesitamos alianzas para lograr objetivos, y ese en sí ya es el Objetivo 17 de los ODS.
*Titular de la Coordinación Estatal de Planeación
