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sábado, 20 abril, 2024
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José Manuel Enciso González, un zacatecano excepcional

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Por: MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ •

La Gualdra 348 / José Manuel Enciso González. In Memoriam

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El próximo pasado 8 de agosto de 2018, nuestro entrañable amigo, don José Manuel Enciso González, exhaló su último suspiro y encaminó sus primeros pasos hacia la inmortalidad. Un zacatecano de su calidad humana y de su talla, bien merece prevalecer en la memoria colectiva. Y esta ocasión de privilegio que nos otorga La Jornada Zacatecas, a través de este extraordinario y acreditado suplemento de La Gualdra que coordina la maestra Jánea Estrada, aprovecho para dedicarle unas cuantas líneas en memoria de nuestro homenajeado. Sobre todo, aquellos datos y rasgos que nos ayudan a justipreciar la figura de quien en vida fue don José Manuel, y quien el próximo 17 de febrero de 2019, hubiera cumplido 100 años de su arribo a este mundo.

La primera vez que escuché el nombre y conocí a don José Manuel Enciso González fue en mi natal Villanueva, hace aproximadamente 40 años. Yo era un adolescente de apenas 12 años de edad. En ese tiempo, yo trabajaba como ayudante en la carnicería de Rogelio González Méndez, mejor conocido con el mote de “El Chailo”. El local estaba ubicado en el ángulo sureste del Mercado González Ortega de Villanueva.

Fue en ese lugar donde conocí a don José Manuel. Casi todos los domingos se trasladaba desde Zacatecas, donde residía, para comprar los más diversos cortes para el consumo de su familia. Eran varios los motivos por los que iba a Villanueva. Encontrarse con el pueblo donde vivió sus primeros años de vida con sus padres y hermanos. Aunque él vio la primera luz en Zacatecas. Después de la crisis de 1929, toda la familia cambió su residencia de la capital a la ciudad de Villanueva, donde su padre se dedicaba al comercio. Así que era un permanente reencuentro con un pueblo que quería mucho y, sobre todo, por los parientes que ahí tenía. Además, a él le gustaba comprar carne ahí porque sabía que la carne era fresca y de muy buena calidad, además de “hacerle el comercio” a sus parientes y amigos. Algunas veces también llegó a surtir su despensa de la Carnicería “El Torito”, propiedad de mi familia y que estaba ubicada en el costado norte del mismo mercado.

José Manuel Enciso González. Archivo de la familia Enciso González

José Manuel Enciso González. Archivo de la familia Enciso González

 

En ese escenario y circunstancias supe de la existencia de don José Manuel, un hombre educado, atento y culto, quien a veces traía consigo una cámara fotográfica, ya que era una de sus aficiones y apoyos para su trabajo como pintor.

Cuando me vine a estudiar la licenciatura en humanidades a la Universidad Autónoma de Zacatecas, me lo encontraba en ocasiones en el interior o en la puerta de su tienda de telas “La Cadena”, cuyo local se encontraba en la Avenida Torreón, frente a la alameda central de la bizarra capital de nuestro estado. Más de una vez lo saludé, ya que nos reconocíamos como paisanos y parientes.

Fue también en esa época, en 1992, cuando lo invitamos a participar al primer foro para historia de Villanueva, durante los festejos del tercer centenario de la fundación de mi pueblo natal. Fue en ese encuentro donde conocimos más de cerca otras facetas de don José Manuel.

Sabía que pasó una parte de su niñez en el pueblo. Que al quedar huérfano de padre y madre se tuvo que hacer cargo de sus siete hermanos. Y que por ésa y otras eventualidades se regresó a Zacatecas, donde trabajó en un ámbito que no le era ajeno desde sus primeros años de vida: el comercio. También aquí contrajo matrimonio con la señora Chagüita, con quien procreó 13 hijos. Y es aquí donde surge una interrogante. ¿Cuánto tuvo que trabajar para sacar adelante, primero a sus hermanos y después a su propia familia? Seguramente mucho. Y lo hizo con ejemplar generosidad y amor hacia los suyos, y ganándose el pan para todos ellos de una manera honesta.

También me enteré de primera fuente que don José Manuel siempre tuvo esa inclinación por el arte. Desde pequeño dejaba que su mano tomara cualquier cosa que “rayara” sobre cualquier superificie, especialmente sobre papel de todo tipo, para crear líneas y figuras que con el paso del tiempo se convirtieron en un estilo propio de su autor. Ejercería varias técnicas: dibujo, óleo sobre tela, acuarela, “pastel”, grabado y mixtas. De ello queda constancia en sus obras que están diseminadas por diversas partes del país y del extranjero. Hasta en El Vaticano llegaron algunas de ellas. No pocas veces le encargaron carteles para las ferias o conmemoraciones importantes. En varias ocasiones expuso sus obras, dentro y fuera del estado.

Cuando dio su conferencia sobre “El arte en Villanueva”, en 1992, me di cuenta que no era ningún improvisado en el tema. Aunque en un principio fue autodidacta, en su momento tomó cursos con personajes de la talla del maestro Francisco de la Maza. Y de ello hizo gala en su conferencia, cuando describió los principales monumentos arquitectónicos de Villanueva. Con el paso de tiempo me enteré que él fue uno de los primeros miembros de la Junta Estatal de Monumentos y contribuyó de manera honoraria a la conservación del centro histórico de Zacatecas y de otras cabeceras municipales, entre ellas, su entrañable Villanueva. Por ejemplo, él fue el detonador del rescate del antiguo convento de San Francisco de Zacatecas, actual Museo Rafael Coronel. Despertando el interés de don Federico Sescosse que logró tal efecto.

De igual forma, supe que fue uno de los primeros promotores de la fundación del Instituto Zacatecas de Bellas Artes (IZBA), así como fundador y maestro del área de artes plásticas de esa misma institución. Promoviendo la educación artística y el germen de nuevos artistas zacatecanos.

Don José Manuel Enciso González fue un hombre polifacético. Ante todo fue una persona de una gran calidad humana. Fue comerciante, fotógrafo, artista plástico, benefactor, maestro, promotor del arte y la cultura, co-fundador de instituciones culturales y de formación artística, defensor del patrimonio cultural del estado, asesor técnico e inspector honorario de la Junta Estatal de Monumentos. Un zacatecano que dio mucho a Zacatecas de una manera discreta y generosa.

En 2010, el Pueblo y Gobierno del Estado le confirió su prese máxima: la Condecoración Zacatecas y su nombre fue grabado en una placa que está en Palacio de Gobierno, donde el pasado mes de marzo de 2018, en vida recibió un homenaje y un reconocimiento signado por el gobernador Alejandro Tello. El pasado 9 de agosto recibió un homenaje póstumo en la Rectoría de la UAZ y donde fue despedido con honores, como corresponde un zacatecano ejemplar. Descanse en paz… y que siga viviendo a través de su legado en la memoria colectiva de los zacatecanos.

 

*Cronista del Estado de Zacatecas.

 

 

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