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jueves, 28 marzo, 2024
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De suspenso

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Por: JORGE HUMBERTO ARELLANO •

Quienes hemos sido fascinados por las grandes obras de la literatura universal, somos también fanáticos de las emociones fuertes y los desenlaces inesperados que se presentan no sólo en la ficción literaria; algunas veces se pueden experimentar en la vida real. Por citar algunas de las obras del clásico maestro del suspenso y del terror (tengo a la mano mi “complete tales & poems”, edición 1975), Edgar Alan Poe, pasan por mi mente trabajos como: “el barril de amontillado”, “los crímenes de la calle Morgue”, “un descenso al Maelström”, etc. Tremendos relatos, ¿no? Ejemplos muy bien desarrollados sobre la aplicación de la perversidad y la racionalidad con las que una persona puede causar un daño, de modo elegante generalmente, a sus enemigos. Los factores psicológicos son tratados magistralmente y causan en el lector el objetivo deseado: generar el desasosiego en las conciencias más resistentes, inclusive… el simbolismo puro en la exhibición de las pasiones humanas.
Pero la realidad puede mostrar escenarios iguales o aún más sorprendentes, involucrando a personajes de la política nacional que se han caracterizado por el control férreo de las masas a quienes dicen representar. Una de estas exposiciones, que bien podríamos denominar como “la venganza”, estaría por llevarse a cabo en estos días e involucra a dos “líderes” del magisterio nacional. La lucha por el control de las conciencias de los maestros se perdió a finales de Febrero de 2013, cuando la maestra que ostentaba el control de los trabajadores de la educación fue removida de su espacio en la presidencia del SNTE por una serie de acusaciones presentadas por un gobierno entrante, cuyo propósito mediático era el de quitar el poder excesivo que personificaba el manejo de la organización del gremio magisterial.
Hacedora de presidentes de la república, gracias a sus influencias a nivel nacional, “la maestra” dejó de ser útil para el sistema; resultaba ser un atentado contra la imposición de una de las reformas estructurales… la educativa, y cayó de las preferencias de Enrique Peña Nieto y sus coequiperos; Emilio Chuayffet, como secretario de educación, fue el encargado de fincar los cargos públicamente y de legitimar las posturas del nuevo gobierno federal: “la educación no va a ser potestativa; el estado tomará las riendas del sistema y buscará la calidad, según las modificaciones a los artículos constitucionales tercero, y 73 en su fracción XXV”.
Más allá de la lucha por las cuotas sindicales, que ya de por sí representan sumas monetarias exorbitantes, Juan Díaz de la Torre asumió la presidencia interina del SNTE el 28 de Febrero de 2013, impuesto como un intento de manipular las “conciencias” de los trabajadores de la educación ante la caída de la “maestra” en el aeropuerto de Toluca, con la encomienda de dar seguridad a la imposición de la mal llamada reforma educativa. La comedia se presentó espectacularmente y el nuevo simulador de la vida sindical fue sentado en el poder, traicionando a su maestra y promotora. El nuevo presidente del consejo general del SNTE, creyó mediatizar la atención de los maestros sin considerar que el malestar ya era irreversible; las exigencias de justicia laboral por los grupos magisteriales se recrudecieron, dejando en claro que el nuevo pseudolíder nunca llenaría los vacíos antes caracterizados por la maestría de su antecesora. Ahora, en un esfuerzo de congraciarse ante las bases magisteriales, el señor se dedica a adular la apertura política del próximo gobierno federal, y lo que resulta más insólito, hace declaraciones públicas en contra del engendro legaloide por el que abogó desde la dirigencia magisterial.
Ante el evidente apoyo que mostraron la “maestra”, su familia y sus seguidores en la campaña de Andrés Manuel López Obrador, se avecina un “arreglo ejemplar”, por no llamarle de otra manera, que la otrora “dueña del magisterio nacional” estaría preparando en contra de quien se atrevió a traicionar los lazos de amistad, inclusive, y que se prestó a fungir como prestanombres de las decisiones que sólo deberían concernir democráticamente a los trabajadores de la educación del país.
En mi submundo, en el que puedo percibir los deseos de los más recalcitrantes seguidores de las farsas sindicales, pude atestiguar el deseo de la llegada del “peje” a la presidencia nacional: “es la única manera de echar abajo la reforma”, comentaban algunos de los más fieles simpatizantes del charrismo sindical. Ante mi escepticismo, por los trucos implementados por los neoliberales en contiendas electorales anteriores, sólo me replicaban “usted diga que sí, y verá cómo se nos hace”; los otrora vividores e incondicionales de la antigua “escuela sindical”, se veían inclinados hacia un cambio en las políticas laborales del gremio. Eso ya era un buen indicador.
Al más puro estilo del “barril de amontillado”, tomando a Elba Esther Gordillo como la heroína principal, y a Juan Díaz de la Torre en el papel de Fortunato, el insolente, se espera que el móvil de la venganza sean los privilegios derivados del control “sindical”, y una vez embrutecido el traidor por la lujuria y el desenfreno, la “maestra” aseste el golpe fatal al insensato que osó usurpar el oficio que sólo la exlideresa podría llevar a cabo. Al resto de los simples mortales nos queda sólo el deseo de que las acciones pronosticadas alcancen a los comités espurios, impuestos con violencia en la mayoría de los estados, y que se generen condiciones de una vida sindical democrática, efectiva. ■

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