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viernes, 29 marzo, 2024
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Brevísimas Notas: La Corrupción como Reto 2018

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

Denunciar la corrupción en la campaña electoral recién pasada no era un asunto muy complejo. Bastaba dar un vistazo a las encuestas para identificar éste como un problema en el que los mexicanos estaban seriamente preocupados, y que, ante el sí muy complejo problema de la seguridad, podía utilizarse como fuente permanente de indignación colectiva, principalmente desde la oposición (realmente solo ahí hubo eco de ello, el oficialismo no tuvo la capacidad para tomar bandera y el resultado fue consistente con ello).
La administración (aún) actual hizo mucho y más bien poco. Me explico: la reforma promulgada en 2015 es la más acabada en su tipo en nuestra historia. Delineó estrategias de articulación institucional, gobernanza para prevenir y combatir la impunidad, fortaleció facultades y amplió plazos para la prescripción de delitos por corrupción, y creó un Sistema Nacional Anticorrupción, cuya expectativa dejó satisfechos a amplios sectores de expertos, activistas y sociedad civil en general. Antes ya se había logrado la que también se convirtió en la reforma en la materia más ambiciosa de la historia, sobre transparencia gubernamental, misma que fue debidamente incorporada en la nueva lógica de articulación institucional para combatir la corrupción.
Y sin embargo, los avances fueron apenas vistos por la ciudadanía, obtenidos hurgando en un sinfín de explicaciones en torno a la implementación y la tarea de largo alcance que tienen estas instituciones recién creadas, pero ni siquiera completas. Hay que decir que pese a todo lo anterior, la política anticorrupción no fue una prioridad en el sexenio que acaba. Al contrario, omisiones y desacuerdos nos impiden hoy terminar de implementar el entramado estatal y cumplir con la expectativa ciudadana. Por ello mismo el tema siguió siendo una labor inacabada, pendiente y de la agenda diaria en el proceso electoral. En los meses que restan de aquí a diciembre, no se ven avances notables por venir.
Luego entonces la mesa está servida para que el discurso (sostenido) en la campaña por la opción ganadora (en todos los frentes) se convierta en una primera fuente de confianza. El reto es impresionante: comienza por la implementación de la reforma de 2015 en todos sus frentes, institucionales, legales y políticos, tanto a nivel nacional como local, pasa por una reforma sustancial a la cultura burocrática en la administración pública y llega hasta el análisis autocrítico de prácticas que, enraizadas en formas de hacer política, que coinciden con el pernicioso fenómeno a combatir.
No habrá éxito si no se logra entender que aunque el ejemplo contribuirá (solo sí es consistente, coherente, permanente, justo e imparcial), no basta, habrá que realizar titánica respecto a la ética pública, que incluya partidos políticos, sindicatos, instituciones educativas y por supuesto a la iniciativa privada, pero también al sector social.
Recordemos que actos que hoy parecen consustanciales de lo público y hasta legítimos para muchos, bien pueden calificarse como corrupción. Tomando definiciones de Transparencia Internacional, me atrevo a citar solo unos cuantos: clientelismo (práctica muy común de instituciones políticas y también sociales), conflicto de intereses (constante aún no sociabilizada ni entendida por amplios sectores), patronazgo (riesgo muy actual y potente en cada cambio de gobierno) y evasión de impuestos (la seguridad social entra aquí, por ejemplo).
No se trata de obviar lo que es evidente: el reto es transexenal, es una tarea colectiva, trasversal y que requiere de todos en el sentido más amplio y plural del término. Sin embargo, estas notas son apeas mínimos elementos a considerar para que, les tomemos la palabra y pongamos manos a la obra, desde cualquier rol que nos corresponda desempeñar para que, aprovechando la voluntad política y social, demos los primeros pasos consistentes que hagan de éste el inicio de una historia que nos permitirá por fin, superar nuestra propia historia como nación. ■

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@CarlosETorres_

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