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miércoles, 24 abril, 2024
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Paco: entre las patas de BlackRock y Carlos Slim

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Por: QUITO DEL REAL •

Creo que, al final, Taibo II no fue insistente en ocupar el puesto de Secretario de Cultura en el gabinete de la CdMx, con Claudia Scheinbaum. Muchos consideran que este desplazamiento fue producto de su actitud lenguaraz, pero batean al aire con esa percepción supercicial.
Si bien ya había lastimado las sensibilidades mojigatas de los miembros de la derecha mexicana, cuando a fines de abril de este año propuso a Andrés Manuel expropiar las empresas privadas que amenazaran con sacar sus inversiones del país y propuso continuar la vía cardenista, mediante la emisión de decretos presidenciales y movilizar a la gente contra los sectores que se opusieran a las políticas del presidente, todavía después se echó un chistorete escandaloso, cuando afirmó que quienes generaron la ley de Reforma Energética deberían ser fusilados en el Cerro de las Campanas. Muy encendido, gráfico y contundente, Paco echaba por delante su espíritu libertario de cepa radical. Pero eso nomás era para apantallar.
Estas declaraciones eran sólo eso: declaraciones, pasto seco para los periódicos y también para quienes siguen con avidez las declaraciones tremendistas de algunos políticos de izquierda. Yo lo que advierto es que a Paco le llegó temprano la sensación de que algo en MORENA se movía en contra de su corriente plebeya y mayoritaria.
Unos días antes de la elección presidencial, The Financial Times atribuyó a Carlos Urzúa, secretario de Hacienda designado por el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, la frase: Vengan e inviertan en México, sólo que no en el sector petrolero.
A propósito de ello, Carlos Fazio escribió en La Jornada (30-7-18, “AMLO y el poder real”): “El 7 de mayo anterior, Urzúa había acompañado a López Obrador durante un encuentro de una hora en México con el magnate de Wall Street Larry Fink, presidente ejecutivo de BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo y líder global en Fondos Negociables en la Bolsa (ETF, por sus siglas en inglés). Con activos bajo administración por más de 6.2 billones de dólares en 2017 –casi cinco veces el PIB de México–, BlackRock es el fondo más poderoso de la Bolsa Mexicana de Valores, con 131 mil 412 millones de pesos invertidos, y tiene posiciones en todas las empresas que conforman el principal índice de la BMV, siendo Alfa, Arca Continental, América Móvil, Cemex, Comercial Mexicana y Femsa en las que su tenencia es mayor; además, tiene acciones en otras 66 empresas.
“[…] Prototipo del resultado de la insurgencia plutocrática, BlackRock se ha hecho del control directo o indirecto de cinco proyectos de infraestructura energética en territorio mexicano, y lo ejerce por medio de una compleja estructura corporativa que pasa por múltiples paraísos fiscales.
“[…] Si BlackRock fuese un país, sería la tercera economía del planeta tras Estados Unidos y China. Marco Antonio Slim Domit, hijo de Carlos Slim, es uno de los miembros de la junta directiva de BlackRock. Y no está de más recordar quiénes son las principales firmas de la BMV donde tiene inversiones BlackRock.
“[…].Con tales socios y esos intereses en la industria energética, los fondos de pensión y el mercado bursátil, cuesta creer que el plutócrata más poderoso del mercado haya venido a México un mes y medio antes de los comicios sólo… a conocer a López Obrador”.
Lo que es liso no es chipotudo. Paco Ignacio Taibo II tuvo que desistir de su empresa porque se atravesó Black Rock y la familia Slim, dueña de importantes fincas históricas en el casco viejo de la Ciudad de México, amén de ser propietaria de grandes empresas desarrolladoras que han hecho su agosto en la CdMx en los últimos quince años o todavía más.
Viendo de esta manera el asunto, tuvo razón Paco al declarar que el nombramiento que hizo Claudia Sheinbaum a favor de José Alfonso Suárez del Real en la Secretaría de Cultura de la ciudad no le iba mal, porque él, finalmente, no es un personaje políticamente correcto. Lo que sí queda claro es que la simiente del proyecto de Sheinbaum, para su próxima administración, provendrá de estos gigantescos pilares de la inversión, a los que, como es evidente, dará trato preferente: no manifestaciones, adiós a las marchas de los maestros, no locuras juveniles, no agitaciones de los temas de género, no espacios para los jubilados, no invasiones de edificios vacíos, no a la vida nocturna y demás actividades ciudadanas que hoy se consideran disolventes, etc.
Queda claro que José Alfonso Suárez del Real encajó precisamente en el programa de desmovilización social que seguramente Scheinbaum desplegará con resolución. Y ahí, Paco quedaba fuera en una ciudad que se dispone a recibir una poderosa fuerza financiera para su desarrollo, favorable a los intereses de BlackRock y la familia Slim.
Por algo Carlos Slim declaró, sin ocultar su alegría: “Se harán grandes inversiones en México en el próximo sexenio”. Que afilen sus machetes los de Atenco, porque ahí viene de nuevo el Aeropuerto… con la venia del liberal Andrés Manuel y la Cuarta Transformación. ■

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(Continuará)

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