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viernes, 19 abril, 2024
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Educación

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

El principio fundamental que sostiene este mensaje es el que afirma que una sociedad mejor educada tiene mayor probabilidad de afianzarse y sobrevivir y cuando esté dentro de esta posibilidad, busca la trascendencia como una forma de cultura. Aunque las metas y las formas de la enseñanza que reciben los miembros de dicha sociedad provienen de orígenes diversos entre los cuales se desenvuelven, tales como la familia, los centros de convivencia, la calle, el entorno general y las terminales de comunicación masiva así como las manifestaciones populares, artísticas y culturales, entre otras; es a través de los sistemas educativos institucionales en los que la enseñanza se torna, homogénea y sistematizada.
Analizando globalmente las situaciones diversas que en el mundo han enfrentado distintas sociedades a través de la historia, evidentemente que estas se han desarrollado echando mano de los recursos que le han sido necesarios y que están a su alcance, muchas veces en forma útil, práctica  y optimizada; pero otras veces se han empleado esos mismos recursos y otros diferentes en formas incorrectas u otros que no son de utilidad alguna pero tienden a perpetuarse dentro de un esquema mantenido y sostenido por la tradición y la superstición. En el pasado, muchas civilizaciones se han construido y luego florecido, para después declinar y perecer; sin embargo, este hecho no puede atribuirse a la falta de recursos, puesto que nuevas civilizaciones después se han cimentado en el mismo lugar en que otras declinaron a pesar de que tenían lo mismo a su alcance. Entonces, tenemos que no es la naturaleza, sino el hombre, quien proporciona los medios a través de su trabajo intelectual para toda forma de desarrollo. ¿Cómo puede explicarse el hecho de que de pronto las civilizaciones sean capaces de reproducir las condiciones para la explotación de los recursos, de generar todo un proceso dinámico, de inventiva, de actividad productiva y además constructiva y por ende del florecimiento de las artes y de las ciencias así como su consecuente difusión en forma de manifestación de la cultura? Schumacher (1978) afirma que es difícil asegurar de donde proviene este impulso, pero que sí puede verse que es a través de la educación como se mantiene y se fortalece, cuando afirma que La educación es el más vital de todos los recursos”.
Se ha mencionado también que una sociedad tiende a fortalecer y adecuar sus prácticas  en la medida en que pueda proporcionar enseñanzas cada vez más complejas a un número cada vez mayor de los miembros que la conforman. Skinner afirma que hay prácticas  de una cultura que contribuyen a su fortalecimiento y al sobrevivir la cultura, lo mismo sucede con sus prácticas. Si se toma en cuenta como un factor importante la capacidad de supervivencia como parte medular de una civilización, debe considerarse entonces la capacidad que tenga su modelo educativo para solucionar correctamente la mayoría de los problemas a los que se enfrente y el de aumentar el potencial para reproducir las condiciones para hacerlo en forma efectiva, básicamente, a través de un modelo de comportamiento humano que contribuya a la solución de dichos problemas, afianzado, ante todo, por los diversos tipos de enseñanza que sea capaz de generar.
En el sistema educativo que nos rige, es la educación superior la que culmina con la preparación de los estudiantes que tienen la fortuna de alcanzar todo el ciclo de estudios. En ella se realizan todos los esfuerzos de preparación especializada a la que aspiran los que sobreviven a la ruleta rusa que es el modelo educativo nacional donde sólo el 17 por ciento de los jóvenes logran cursar una carrera universitaria a nivel licenciatura, el 1 por ciento logra una maestría y menos del uno por ciento un grado de doctor. Este dato coloca a nuestro país como el último en esa categoría de los países afiliados a la OCDE, aunque esta cantidad oculta una verdad que es lacerante, la calidad es malísima, y los buenos profesionales, por desgracia o por fortuna –no se sabe interpretar el sentimiento- se logran no gracias a los oficios de las universidades, sino a pesar de ellas.
Esta situación es debida a los descuidos de los regímenes que ha padecido el país, que ha apostado a las delicias de la acumulación desproporcionada del capital y los recursos que lo generan y ha sacrificado el conocimiento y su búsqueda por parte de la población y sus oportunidades para salir adelante gracias a la combinación de discernimiento y esfuerzo.
Y peor aún, las universidades se han transformado en una especie de ejercicio feudal donde la acumulación de grados y papelitos está por encima de la búsqueda genuina del más vital de los recursos, la Educación; dejando a la educación superior en manos de gentes que no tienen la capacidad de generar el aprendizaje masivo y vitalicio que tanta falta hace. Y va una pregunta, querido lector: ¿ya vio que de nada sirve que México sea tan rico en recursos si unos cuantos picudos hacen de ellos lo que les da la gana en su beneficio personal? Es tiempo de rescatarnos, y esto solo se logrará a través de una auténtica educación y cultura de las masas.
Termino con esta cita de un gran pensador: “enseñar no debe parecerse a llenar una botella de agua, sino màs bien a ayudar a crecer una flor a su manera” (Noam Chomsky). ■

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