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viernes, 29 marzo, 2024
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“Colonia Los Gavilanes”. Un breve diagnóstico y una propuesta necesaria. (primera parte)

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Por: AQUILES GONZÁLEZ NAVARRO •

Para la niña Sanjuana y sus padres

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«Sin embargo le preocupa que desde temprana hora ronden por las calles de la colonia jóvenes desde los 13 a los 16 años, inhalando resistol, tomando cerveza en la vía pública. Y cuando pasan los rondines de los policías, solamente se esconden, y cuando estos se van vuelven a la calle”.
“Menciona que algunos se quedan en la entrada del edificio de al lado. Ahí esperan a las chicas que ahí viven, mientras fuman, gritan, quiebran botellas, y la gente sólo pasa. Luego se van a los juegos de una placita oscura con poca iluminación; y ahí se quedan hasta la madrugada, como algo normal…”.
Es la crónica del periodista Rafael de Santiago en “La Jornada” del 26 de julio, a partir de comentarios que le hace “Alejandro”, joven que vive en la Colonia “Los Gavilanes” desde hace más de un año. Destaca la falta de servicios básicos como agua y alumbrado público. Los espacios de esparcimiento y para práctica de algún deporte son ocupados como cajones de estacionamiento o de talleres y negocios diversos.
De por sí, este fraccionamiento que lleva por nombre oficial Luis de la Rosa Oteyza y a quien el sentir popular prefiere conocerlo como “Los Gavilanes”, padece de errores en el trazo de calles y escasa optimización de los espacios: Edificios de tres a cinco pisos, donde cada piso alberga dos o tres mini- departamentos en un área no mayor de 55 ó 60 metros cuadrados cada uno, con dos recámaras, baño, sala comedor y cocina y, si hubo suerte en el momento de la repartición, un pequeño patio de apenas dos metros cuadrados.
Infinidad de terrenos baldíos que fueron proyectados para jardines y que hoy son solares convertidos en basureros o motivo de apropiación por particulares o lugares de contacto y recreación para jóvenes bandas.
“Así vino el proyecto tipo desde el Infonavit con gerencia en San Luis Potosí y era el modelo obligado a seguir, sin posibilidad de hacer modificaciones, explicaba molesto el ingeniero supervisor en la época de la construcción, quien reconocía los espacios insuficientes para familias a la mexicana, con tres hijos o más.
Y así como lo preveía el ingeniero, “la familia no cabe”: los hijos mayores duermen en los pasillos de las escaleras o donde pueden, habilitando un pequeño “dormitorio” con láminas de cartón. Muchos prefieren la calle donde la pasan día y noche. Y como dicen algunos de ellos, “la pasan mejor”… “¡adentro ya no cabemos!”
Y para agudizar los males, en casi todos los edificios se está generando la disputa por los desperfectos de tuberías de agua potable o agua desechable que se trasmina a paredes o techos de otros departamentos y cuya reparación provoca necesariamente molestias a los vecinos. ¡Y conflictos entre los jóvenes y entre los padres de los jóvenes!
Hacinamiento, ruido de departamento a departamento, falta de privacidad, desperfectos frecuentes en paredes, pasillos y, escaleras comunes para todos que se constituyen en zonas de riesgo principalmente para mujeres, donde ocultarse o acechar no tiene dificultad. De hecho los niños y las niñas para llegar a su vivienda deben transitar por una escalera de espiral, obscura y con descansos que son una trampa o boca de lobo de más de 20 metros.
Y, ¿cuál es el tejido social de esta colonia? ¿En que laboran y de cuánto es el salario y calidad en alimentación, el número de hijos, de madres solteras arrimadas con los padres, los ninis sin trabajo ni estudios, las enfermedades más recurrentes y los conflictos entre padres e hijos y entre hermanos?
Las adicciones son tema obligado. ¿Marihuana? No sería tan malo y vale la expresión, porque el consumo es de inhalantes (cemento, tiner), alcoholes con alto grado de metanoles y químicos.
Los grupos de jóvenes que habitan en colonias con características semejantes de Fresnillo, Guadalupe y otros lugares del estado y de México en general, forman lo que se llama en sociología los “ejércitos de reserva para la delincuencia”, llamados así por la facilidad como son reclutados, siempre dispuestos al mejor postor ante la ausencia de empleos lícitos.
¿En tanto, que hace o que medidas toma el gobierno del Estado y su Secretaría de Seguridad Pública?: El juego del gato y el ratón… Las patrullas de la policía Estatal Preventiva o de zona conurbada o del municipio van en carrusel por las calles de la colonia exhibiendo tremendas armas de asalto, con el rostro encubierto y vestimenta negra para mayor apantalle. Los jóvenes ven el carrusel, se ocultan en alguno de los recovecos- tantos que hay en esa zona- luego continúan con sus rituales en el consumo de drogas sintéticas preferentemente de inhalantes. Al siguiente día lo mismo, la repetición de un juego que no se acaba.
¿Y la propuesta? En la próxima entrega.

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