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viernes, 29 marzo, 2024
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De la austeridad republicana y la ocurrencia

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

En la última semana los cincuenta puntos para la austeridad y el combate a la corrupción presentados por el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, han generado un intenso e interesante debate. En él nos hemos interesado no solo quiénes hemos estudiado el fenómeno de la corrupción y la administración pública, también quiénes somos burócratas y por supuesto, quiénes estamos en ambos lados del campo. Asumo que como servidor público con diez años de trayectoria (interrumpidos), siempre en cargos de confianza, tengo críticas desde esta posición, pero también, desde el de un ciudadano (rol al que no renuncio, sino que asumo desde la función pública) que se ha interesado por el fenómeno de la corrupción y su combate.
Toda su trayectoria el discurso de López Obrador ha suscitado debates por su simplismo al abordar temas complejos. Desde la inseguridad, pasando por la política internacional, hasta por supuesto, el tema de la corrupción. En todo momento de su carrera, pero con más énfasis en esta última contienda, aseguró que no solo combatiría a la corrupción, sino que la acabaría, utilizando como herramienta infalible, el ejemplo. Muchos de sus cincuenta puntos hablan de ello, al fijar como p0lítica de Estado (desde la Constitución y su cumplimiento), la ya reconocida “austeridad republicana”. Desde los dos roles que compartí al inicio celebro la propuesta de cese al abuso, al dispendio y al derroche que no solo ofende a los ciudadanos: también a quiénes desde el Estado buscamos servirlos y representarlos. Son éstas y otras características del servicio público lo que ha vuelto a muchos funcionarios insensibles, ajenos a la realidad que pretenden transformar y a las condiciones de los ciudadanos que, se supone, sirven. También hay muchos puntos que más que una acaba política pública pueden entenderse como de sentido común. Otras tantas ideas ahí expuestas, existen de hace tiempo en el cuerpo normativo o han sido creadas recientemente.
Sin embargo, la lógica simplista que ya he mencionado se impone en casi todos los puntos. Al grado tal que lo que ha quedado en la agenda pública ha sido un cúmulo de críticas y otro de expectativas, ambas, es altamente posible, chocarán al poco tiempo de asumir el cargo (de manera formal y constitucional), López Obrador. Eso es así porque no solo no hay una estrategia completa, sino apenas oraciones que en la mayor parte, parecen dictadas por el prejuicio y una concepción que subestima en mucho a la administración pública.
Hay que agregar que el problema no es el ingreso, sino la calidad del trabajo que se realiza. Centrar toda la política del Estado a la intención de la disminución de su costo, podría resultar a la larga más caro de lo que se pretende ahorrar (cuando lleguen a sus oficinas y encuentren el estado de sus equipos de cómputo, lamentarán la medida a rajatabla de no adquirirlos en el primer año). Quizá abaratemos el coste del Estado, lo que no implica que de manera colateral mejoremos la eficacia del mismo.
Otra crítica, que además es preocupante por sus despectivas referencias anteriores, es la ausencia de referencia al Sistema Nacional Anticorrupción, mismo que hemos construido millones de mexicanos de manera directa e indirecta, a través de propuestas, activismo, demanda y exigencia.
La simplificación en el mensaje podría resultar contraproducente a sus fines: confusiones y posteriores decepciones son peligrosas en este contexto de lo que pareciera ser la última oportunidad para la esperanza democrática.
Sin embarg0, es importante aclarar que una buena noticia sería la participación de la Oficina de Transparencia de la ONU (aunque, otorgándole el beneficio de la duda, esté citada incorrectamente, pues ya lo ha dicho Marván Laborde, no existe tal Oficina) lo que llevará e mejorar el sistema de compras y licitaciones del Gobierno; también lo es el criterio de participación de empresas multinacionales a aquellas provenientes de los países con los controles más rígidos a la corrupción corporativa.

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@CarlosETorres_

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