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jueves, 25 abril, 2024
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Estulticia

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Por: JORGE HUMBERTO ARELLANO •

Hay un refrán que identifica a todos los simpatizantes de las imposiciones neoliberales: “el león cree que todos son de su condición”. Los incondicionalesfanáticos de lasReformas Estructurales, por adulación o por ignorancia, desde el momento en que ocupan una posición de dirección en cualquiera de los procesos productivos del país se dedican a reproducir o a fortalecer las ideas de dominación que caracterizan a cualquier poder hegemónicoviciado,esperando que todos sus subordinados acepten las “sugerencias” que se les implantan bajo el argumento del acceso a la “modernidad” y la eficacia en sus gestiones. Para imponer sus propósitos, se atreven a suponer que los discursos de mediana calidad retórica y el parafraseo de “intelectuales” afines, logran convencer a sus audiencias. Error monumental.
En unpaís donde se ha privilegiado la corrupción en todos sus sentidos, en el que el principal medio de alienación de la persona se lleva a cabo mediante estrategias de lavado de cerebro que hasta el momento han resultado adecuadas, desde el punto de vista de los resultados obtenidos hasta antes del primero de Diciembre, esperemos, los “líderes” que dirigen las actividades laborales públicas, hacen gala de la aplicación de su poder institucional para coaccionar sutilmente a sus subordinados y someterlos a insultantes acciones que generalmente no tienen relación con el objetivo de su actividad, contrarias a la toma de decisiones libre y consciente. En el proceso educativo se pueden citar cientos de casos en los que el trabajador se arrodilla ante las determinaciones del patrón, algunas veces por el simple hecho de facilitar la obtención de uno de sus derechos laborales, más por el chantaje que por el consentimiento consecuente. Muy común es la observación de este fenómeno psicosocial, herencia muy arraigada que el charrismo sindicalha sabido transmitir y que se evidencia en los espacios de discusión que determinan las actitudes hacia una tarea en particular.
Estulticia. John Lennon fija postura y en su lírica “WomanistheNiggerof theWorld” critica las disposiciones discriminantes de la estupidez machista hacia el género femenino. Estulticia, como una forma de trabajar las conciencias y dirigirlas hacia objetos de consumo, mercantil, principalmente. A pocos días de celebrarse el último partido de fútbol, ante la decepción mostrada por una trabajadora administrativa de una “excelente” escuela: “perdimos”, se le preguntó si ella también jugaba en el producto mercantil denominado selección mexicana; se molestó e hizo el reclamo de un patriotismo equivocado, una posición que posiblemente ni se imagine que los auténticos ganadores son los directivos que dirigen una federación que manipula las mentes del auditorio y que se embolsa 12 millones de euros por una participación mediocre en una justa mundialista, mientras que el desafortunado telespectador a lo más que aspira es a ganar una apuesta insignificante. Así funciona nuestro mundo,cuando hemos sido “educados”, o formados, para vivir de sueños y de anhelos inalcanzables, bajo las promesas de reformas que lo menos que han producido es más miseria y dificultades para sobrevivir. Hay cosas peores, comenzando por el subconsciente.
Ante la actuación humillante de la administración federal saliente, en el momento en que se hacen públicas todas las anomalías que justifican la debacle económica nacional, la estulticia se evidencia y se aplica como una forma de ocultar lo que en teoría debería ser transparente, independientemente del insulto a la sociedad:un avión presidencial que no pertenece a la nación, y que remunerará a un particular y los intermediarios la nada despreciable cifra de 250 mil dólares diarios (dicen los que saben) por 40 años; una serie de fideicomisos (374, dicen los investigadores), que técnicamente impedirán al nuevo gobierno el uso de 835 mil 477.8 millones de pesos, cantidad que equivale al 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), sin considerar las desviaciones monetarias que se han dado en la promoción falsa de secretarios de Estado carentes de escrúpulos y sentido del patriotismo para dirigir a un pueblo hacia mejores condiciones de vida. En fin…
Estulticia, del latín stultitia, hace referencia a las personas que en sus actos u omisiones, palabras o discursos, creen que se puede disfrazar la ignominia que representa para el pueblo el desfalco inmisericorde de los recursos públicos. Según comunicados oficialistas, en cierto momento el subsidio de las gasolinas por parte del Estado representaba el desprendimiento de 200 mil millones de pesos; “el gobierno no contaba con esa suma para abaratar el combustible y beneficiar los procesos productivos”, y la relevancia de los distractores mediáticos se exacerbó. “Al pueblo pan y circo”, al final de cuentas, el mexicano común es difícil de exterminar; puede sobrevivir con el mínimo aliciente, aunque no rinda de manera óptima.
Con la llegada del nuevo gobierno, se espera, o al menos es el deseo de todos aquellos que votamos insistentemente cada seis años por un cambio verdadero, que la transparencia en el uso de los recursos, a la vez que la eficiencia de los procesos productivos, funjan como el eje rector de las actividades gubernamentales. Quienes hemos vivido en carne propia los excesos de la simulación y el desvío de los objetivos de carácter benéfico para la comunidad, esperamos ser tratados como seres pensantes, capaces de reflexionar sobre las actitudes de un buen régimen hacia sus gobernados, fundamentados en la honestidad, la transparencia y el uso efectivo de los recursos económicos para transformar las ruinas de país que nos dejan las administraciones anteriores en una nación con un futuro promisorio…

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