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lunes, 18 marzo, 2024
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AMLO 2018 ¿Qué falló?

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

A tan solo unos días de la elección del 1 de julio, todo parece indicar que los pronósticos fallaron. Los críticos de Andrés Manuel López Obrador esperaron con ansías la caída trágica que lo sacaría de la carrera presidencial, y nunca llegó.
Sus esperanzas se fincaron lejos del análisis serio. Cayeron en el autoengaño al difundir que el tabasqueño en las dos elecciones presidenciales anteriores, había empezado la competencia electoral siempre con ventaja que iba perdiendo al avanzar los días.
Verdad a medias. Ese fue el caso en la elección del 2006, cuando los spot metieron a nuestras mentes el slogan “un peligro para México” y consiguieron el estancamiento de López Obrador, mientras que Felipe Calderón, crecía con el respaldo del poder político y económico del país. Para estas fechasla ventaja de AMLO sobre el panista era de sólo dos puntos en la encuesta Mitofskyque suele tener un margen de error de 5 por ciento Y ya ni hablar de las sospechas de fraude que quedarán para la historia.
Para 2012 según la encuesta de esta misma empresa la ventaja de Enrique Peña Nieto era de 13 puntos sobre López Obrador, y aunque iba acortándose, sobre todo después de la irrupción del movimiento #YoSoy132, ésta se mantuvo de inicio a fin. El resultado electoral disminuyó ese porcentaje a sólo 7%, superando ligeramente el margen de error.
Hoy los papeles han cambiado, quienes fueron escépticos de las encuestas las dos elecciones anteriores hoy las defienden; y quienes antes las presumían, hoy las ponen en duda.
No obstante las encuestas bien hechas, de empresas reconocidas han atinado en más de las veces, y sería absolutamente extraordinario que todas ellas, TODAS, estuvieran equivocadas.
Así es que si todo sigue como hasta hoy, si este arroz ya se coció como gustan decir algunos, cabe preguntarse ¿qué falló en los pronósticos de quienes esperaban que para estas alturas López Obrador ya estuviera lejos del primer lugar, o cuando menos tuviera un margen mucho menor al que tiene, que ronda ya los 20 puntos?
La apuesta por las pifias verbales como el “cállate chachalaca” falló. Es improbable pensar que no llegaron, las hubo quizá, sin embargo ninguna quedó en el imaginario colectivo como aquella.
Los que suponían que los debates iban a destrozar al tabasqueño fallaron. Aunque hubo un par de golpes certeros en el primer y en el tercer debate, rápido se desvanecieron y la tendencia en crecimiento de López Obrador continuó.
En cambio el mote de “Ricky Riquin, canallín” que se llevó el panistapermaneció en la mente de los mexicanos pese al paso de los días.
Los simpatizantes de Ricardo Anaya intentaron deshacer el daño calificando de infantilismo el apodo y a quien se lo puso. No obstante en esos esfuerzos le hicieron publicidad.
Las polémicas alianzas tampoco lograron desinflar a López Obrador.
Por difícil que hubiera parecido hace tan sólo un año, sus simpatizantes toleraron la alianza con el Partido Encuentro Social, y no se alejaron significativamente electores simpatizantes de las causas LGBTTTIQA; se digirió la llegada de Gabriela Cuevas, Germán Martínez y Manuel Espino; y hasta los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación recibieron a sus adversarios del Sindicato (SNTE). La suma nunca significó resta para López Obrador.
En tanto sus oponentes perdieron unos al ganar a otros: José Antonio Meade tuvo que dar marcha atrás al desmarque del PRI en la búsqueda del elector “ciudadano”; y Ricardo Anaya, fiel a su estilo, deambuló en la ambigüedad para sortear a las fuerzas que lo postularon hasta que, reuniéndose con el Frente Nacional por la Familia, obtuvo la crítica de sectores de Movimiento Ciudadano y el PRD que hasta ahora se habían batido en su defensa.
El presunto pacto de impunidad entre el Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador tampoco espantó a los simpatizantes de éste último. Puede especularse que los amloversno lo creyeron real, o que confían en que ya estando en el poder suceda otra cosa. O quizá exista la idea de que esta elección se trata de alcanzar lo posible, y no lo deseable.
Quizá incluso esto salió contraproducente. Pese a las enormes cifras de rechazo al PRI, dar por hecho que el poder respaldará a un candidato es invitar a la tradicional “cargada” a unirse a quien todos perciben como el ganador. Muera el rey, viva el rey.
Ni siquiera la atrevida propuesta de una ley de amnistía como medida de pacificación significó una pérdida de simpatía. En un país tan cansado como este de llorar a sus muertos, de buscar a sus desaparecidos, no son pocos los dispuestos a probar lo inimaginable para regresar la paz que alguna vez tuvimos.
Herramientas como el factchecking de Reforma, y la plataforma Verificado, impidieron que las medias verdades, o la guerra sucia jugaran un papel importante en esta elección a diferencia de hace unos años.
Lo políticamente correcto, tan en boga últimamente, aunado a las redes sociales donde se discute lo público, restaron efecto a los vídeos en los que se desacreditaba a López Obrador por su edad, o por su forma de hablar, la misma que una buena parte de México, como olvidan con frecuencia quienes ponderan los argumentos racistas.
Todo salió al revés, luego de hablar del apoyo de los rusos, no faltó quien pensara que el patrocinio de una potencia podría ser benéfico al país. Cuando se le comparó con Trump, hubo quien dijo que “para que la cuña apriete debe ser del mismo palo”. Que si va a establecer el socialismo, entonces por fin, según piensan algunos, se cambiará el orden de cosas y veremos un giro de 180 grados en la lucha de clases, como me dijo recientemente una persona en pánico por “la rebelión de la prole”.
Todo esto puede ser poco verosímil, pero parte de los pocos que lo creyeron no encontraron en esto argumentos para cambiar el sentido de su voto sino para reafirmarlo.
Aún faltan unos días, pero si todo camina de la forma en la que parece, veremos en una semana el triunfo de Andrés Manuel López Obrador gracias al endurecimiento paulatino que han tenido sus bases de apoyo, a la campaña que hizo, y también a la que hicieron sus oponentes incapaces de entender al público de la contienda. ■

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