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jueves, 28 marzo, 2024
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Siete

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Por: JOSÉ AGUSTÍN SOLÓRZANO •

La Gualdra 341 / Séptimo Aniversario Gualdreño

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Nací en Valle de Santiago, el país de las siete luminarias –pues este municipio de Guanajuato tiene siete cráteres inactivos que se han hecho acreedores a decenas de leyendas-, el 7 de agosto de 1987. El número siete aparece, ya desde el momento de mi nacimiento, en tres ocasiones. Eso sin contar que mi madre nació un 27 de mayo de 1947. Entonces lo habríamos de sumar dos veces más.

            Desde pequeño lo intuí, el siete es un número especial. Los días de la semana son siete, para empezar, las referencias a este número en la cultura judeo-cristiana son bastante comunes y llevan el sello del misticismo: los siete pecados capitales, las siete vacas gordas y las flacas, las setenta veces siete que Jesús nos conmina a perdonar. Y es que en la lengua hebrea los números significan algo más que cantidades; por ejemplo el siete, que en su raíz etimológica tiene que ver con “satisfecho”, “lleno”; algo completo. Por ello Yahvé descansó al séptimo día de haber creado el mundo, y habrá que perdonar al que nos ofende hasta estar setenta veces satisfecho, totalmente saciado no de la ofensa, sino del perdón. De acuerdo a ello siete por setenta es igual a 490, y 4+9+0 =13, que es el valor numérico de las letras de la palabra hebrea que significa “amor”.

            Los numerólogos podrán seguir con una lista semejante a esta, hallando un sinfín de relaciones entre el siete y sus posibles implicaciones místicas y religiosas; sin embargo, la razón de esta breve nota no es hacer notar ni la importancia ni la chapucería de la numerología.

            Más bien, la idea es reiterar algo que desde los siete años puede que haya empezado a intuir y que ahora escribo: los seres humanos estamos hechos de signos, ya sean estos letras o números, y los signos contienen y crean historias, las que al final nos conforman a nosotros como seres humanos. Somos la historia de los signos que nos han conformado. Así yo, si me paro frente al espejo y le pido a la palabra dolor que me cuente algo sobre mi vida, lo hará; de igual manera que si le pido al número siete que me cuente la historia de mi vida, me contará algo: me dirá que además de nacer en donde y cuando ya dije, también he publicado siete libros y tengo siete cicatrices en el cuerpo que no recuerdo muy bien cómo me hice, entre otras cosas.

            La idea es esa: pregúntale al número qué puede contarte sobre ti, tal vez te sorprenda.

* Michoacán.

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