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jueves, 28 marzo, 2024
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No hay algún candidato a la Presidencia que ofrezca un cambio real: académicos

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

“Hay orfandad ideológica y las élites somos incapaces de crear proyectos alternativos”: Enríquez

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“Sí hay intenciones de acabar con la corrupción por parte de los candidatos pero no se dice cómo”: Francisco Javier Caballero

En el patio central de Rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) se llevó a cabo la mesa de análisis político “Elecciones en México 2018: ¿continuidad o cambio?”, a cargo de los investigadores Víctor López Villafañe, Raúl Delgado Wise, Isaac Enríquez Pérez y Javier Caballero Anguiano, todos pertenecientes a la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo y quienes desde diversas perspectivas expusieron sus hipótesis en torno al proceso electoral que se desarrolla en el país.

Bajo la interrogante de si ¿se avecina la continuidad del modelo económico y político o existe la posibilidad de un cambio? Los especialistas expusieron sus planteamientos derivados de recientes investigaciones.

Enríquez Pérez
Isaac Enríquez Pérez partió de la tesis de que existe un dislocamiento entre el poder y la política en México, en el que el “poder” ya no es la construcción social del Estado sino que existen agentes que lo disputan, de ahí que se haya perdido la confianza en él como transformador social. Existe, aseveró, falta de conducción política por parte de las élites y esto se expresa en el mismo socavamiento de la idea de desarrollo.

El Estado, advirtió el académico, al ser socavado desde arriba, desde dentro y desde abajo, ha perdido la capacidad para transformar la realidad social, además de que los partidos políticos se han desdibujado y han dejado de ser mediadores entre el Estado y la sociedad.

¿Hasta qué punto están pensando en un proyecto de nación que revierta la situación de marginación y opresión que se han acentuado desde los últimos 30 años? Cuestionó Enríquez Pérez, a lo que respondió que ninguna de las alternativas que compiten hoy por la Presidencia plantea un escenario diferente al que se viene dando en los últimos 35 o 40 años.

Hay matices y posiciones que no se distancian de la matriz principal de las políticas económicas y que llevan a la entronización del mercado por encima del Estado, dijo, quien además pierde fuerza porque hay crisis institucional y pierde el control contra la violencia y los poderes fácticos que prevalecen en la sociedad mexicana.

Se carece de ideas, sentenció el investigador, pero aclaró que no es específico de México, sino a escala planetaria y que tiene que ver con la separación del poder respecto a la política y también con una crisis de sentido donde la misma intelectualidad enfrenta una especie de miedo al futuro. “Hay orfandad ideológica y las élites somos incapaces de crear proyectos alternativos”, aseveró.

Para el especialista, los discursos emitidos por los contendientes están vacíos de contenido y esto, dijo, se debe a la crisis civilizatoria y que se corresponde con la incapacidad para crear escenarios alternativos. Tal rasgo, agregó, adquiere cierta radicalidad cuando la ciudadanía es débil o incluso nula en muchos sectores de la sociedad, y ello se explica por la misma cultura política autoritaria de un sistema como el mexicano.

Ante este panorama, para Enríquez Pérez la interrogante fundamental es también ¿hasta qué punto la academia está posibilitada para esbozar esos escenarios alternativos y volcar la propuesta a la sociedad?

Con la pregunta en el aire, finalmente el investigador consideró que cualquiera de las opciones a la Presidencia no representará un cambio respecto a las políticas económicas y a las formas en las que se ejerce el poder político. “No habrá cambio de matices en aras de recuperar el poder que la política ha perdido”, concluyó.

Caballero Anguiano
Por su parte, Francisco Javier Caballero Anguiano destacó que por la forma de organización política en México, donde ya no importa el color del partido a nivel del Congreso que avala todo, “el partido más grande de México se llama poder y tiene una cara de cacicazgo mientras que la corrupción es una institución que todos conocen y todos juegan”, de ahí que en las campañas todos se acusen de corruptos porque es el lugar común, enfatizó.

Para Caballero Anguiano no ha habido alguna propuesta, “todas son huecas” dijo, basadas en ataques personales. “No hay ningún candidato que ofrezca un cambio real porque están atados de manos desde el estado de la corrupción. Esta es una restricción real, sea el candidato que sea” señaló el investigador, quien además dijo que sí hay intenciones de acabar con la corrupción por parte de los candidatos pero no se dice cómo, por lo que se entiende que para que eso suceda tendría que haber un cambio generacional en la política mexicana.

El académico denunció también que el tema de la deuda pública es un asunto muy importante del que no han hablado los candidatos salvo José Antonio Meade por su pasado como funcionario, sin embargo dijo, es un tema de los tecnócratas que casi no se ventila a la opinión pública y es importante porque México debe 40 centavos de cada peso a las instituciones financieras.

El especialista manifestó no entender cómo el presidente en turno contrata deuda a 20 o 25 años cuando su mandato sólo dura 6, por lo que los 14 siguientes le tocarán a quienes lo precedan llegando a tener una deuda del 50 o 60 por ciento del PIB. “Los ingresos no se discuten” expuso el docente, mientras que los egresos hasta son ley, pero de los ingresos no hay manera de cuestionarlos. En el gobierno, detalló el académico, hay otra cualidad para el manejo de los finanzas, “primero se dice cuánto se gasta y luego ven de dónde lo sacan”, acusó. Por lo que, dijo, el nuevo presidente que llegue a la silla a fin de año no tendrá margen de maniobra porque México no tiene dinero.

Ante tal panorama, Caballero Anguiano lamentó que la gente no está votando por el mejor sino por el menos malo, por lo que se vislumbra, en términos formales, que no habrá un avance democrático debido también a que la participación de los mexicanos es nula, menos del 20 por ciento participa, dijo, por lo que no se puede esperar una transición democrática con un ciudadano que no adopta la ciudadanía.

“Tenemos tres puntos débiles- finalizó el docente investigador-: no hay un candidato capaz, no hay una institucionalidad democrática y no tenemos una ciudadanía que haga factible todo lo demás”, expuso.

Los candidatos a la Presidencia, Jaime Rodríguez Calderón, Ricardo Anaya Cortés, José Antonio Meade Kuribreña y Andrés Manuel López Obrador FOTO: PROCESO

López Villafañe
En su turno el también investigador Víctor López Villafañe manifestó que lo que Andrés Manuel López Obrador representa no es una izquierda, sino lo que llamó una “burguesía nacionalista” porque, a diferencia de las dos elecciones presidenciales en las que el tabasqueño participó, en esta se nota que hay un mayor apoyo de grupos empresariales y sindicales que en el pasado no habían participado a favor de su candidatura. López Villafañe detalló que el apoyo se nota sobre todo en el norte del país.

La causa de esto es, para el académico, la subversión de una amplia capa de la sociedad al modelo político-económico que ha generado el clima imperante en el país. Sin embargo, dijo, la burguesía nacionalista que encabeza López Obrador se tendrá que enfrentar contra la “burguesía extractivista neoliberal” que desea y quiere continuar en el poder.

Para López Villafañe este grupo tiene una larga experiencia en el control de la gente. Además, denunció, están aumentando el presupuesto de programas sociales en algunos estados para realizar una elección similar a la del Estado de México aunado a que las instituciones están lejos de servir a la justicia electoral del país, por lo que, lamentó “podemos esperar cualquier cosa”.

El investigador planteó un escenario pos electoral complicado; pueden dejar ganar a López Obrador y “hacerle la vida imposible” dijo, o bien, hacer todo lo posible para que no gane. Sin embargo, recordó que ningún candidato con más de 15 puntos de ventaja en el mundo ha perdido una elección, pero, reiteró “en México sí puede pasar”.

Delgado Wise
Finalmente tocó al catedrático Raúl Delgado Wise brindar un panorama mundial de la crisis del capitalismo en la que México y su proceso electoral también se encuentran inmersos. El mundo atraviesa por una crisis civilizatoria, sentenció el especialista, una “crisis epocal” que anuncia el quebranto de las bases mismas de la existencia de la humanidad y que golpea a todo el mundo, explicó, pero no a todos por igual.

El panorama en México, de acuerdo con la exposición de Delgado Wise, es devastador, pues el 45 por ciento del mexicano tiene un salario menor al mínimo, el 65 por ciento trabaja en la informalidad, el 53 está en pobreza, el 20 en indigencia y el 20 por ciento del territorio nacional concesionado a la megaminería. Además se registran 80 asesinatos diarios y desapariciones que han convertido al país en uno de los territorios más peligros del mundo, tan sólo segundo de Siria.

De ahí pues la necesidad de un cambio radical pero de largo aliento, que es, de acuerdo con el investigador, la propuesta del Concejo Nacional Indígena (CNI) que no debe verse como un posicionamiento político, explicó, sino más bien como una práctica en su concepción de resistencia o rebeldía: transformar desde las entrañas al sistema capitalista.

Respecto al CNI, Delgado Wise denunció que la opción de las candidaturas independientes para recuperar la credibilidad fracasó, pues en el proceso de firmas, Marichuy, vocera del CNI, fue la única que evidenció honestidad además del carácter discriminatorio del sistema mexicano. Por lo que para el académico la propuesta de luchar desde abajo y a la izquierda trasciende el calendario electoral con miras a construir un mundo en el que muchos mundos quepan.

Ante la posibilidad de que el próximo gobierno de México sea de carácter progresista, Delgado Wise señaló que a pesar de que se continúe navegando en mares capitalistas, este tipo de gobierno podría ser más abierto con los movimientos de abajo, para aglutinarlos siempre y cuando respeten su autonomía porque este rasgo es el que representa el contrapeso.

Finalmente el también director de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo puso sobre la mesa el tema de la universidad pública, algo que no ha estado en discusión en la coyuntura electoral, acusó. “La universidad pública está siendo devastada”, dijo, pues tan sólo cubre el 35 por ciento en México mientras que del resto se encargan las universidades privadas y las “patito”. Además, señaló, el gasto por alumno de educación superior ha venido disminuyendo de manera dramática tanto que cuesta lo mismo que un preso.

“Tenemos que recuperar las universidades públicas. Cumplir un papel central en el proceso de desarrollo y construcción del país”, expresó Delgado Wise, porque en las universidades se construye el pensamiento crítico que puede ser una herramienta importante para luchar al lado de los movimientos sociales y del pueblo, además de que puede construir distintas vías de economía y otras formas que apuntalen la ruta del país hacia nuevos derroteros, finalizó.

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