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lunes, 18 marzo, 2024
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¿Desechable yo?

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Hace ya algunos años se contemplaba con cierta angustia el deterioro de nuestro entorno, el cual se daba a pasos agigantados y contra obstáculos de cualquier índole. No había argumento válido que hiciera al gobernante en turno de el paisote del norte que veía amenazado el gran poder económico que durante un par de siglos ha detentado y que ingenuamente debe seguir manteniendo, no siempre de manera diplomática y civilizada, pero no se le pueden pedir peras al horno. Embozados tras esta cortina, se ha seguido con la práctica irracional que consiste en seguir deforestando, contaminando todos los mantos acuíferos de todas magnitudes, agotando la tierra de cultivo con la proliferación excesiva de asentamientos, de prácticas indebidas contra los seres vivos, en seguir sobreexplotando los yacimientos de minerales fósiles sin otorgar un momento de respiro a la Tierra y con una proliferación cancerígena de la especie humana en todos los continentes.
Los altermundistas del mundo, las poblaciones originarias, buena parte de la comunidad científica y personas bien intencionadas en el mundo clamaron contra esta serie de calamidades y su voz y reclamos se diluyeron en el vacío de la incomprensión, la indiferencia y principalmente la insensibilidad atarantada de los que acumulan los capitales y piensan que pueden disponer del planeta y sus formas de vida como activos fijos.
Se pensaba que con un poco de buena voluntad de parte de los tiburones del poder el asunto podía solucionarse; que con un poco de buena educación la balanza podría llegar a equilibrarse; que jugando a la paz se podría aspirar a la permanencia, que la violencia podría, si no erradicarse, cuando menos, controlarse a niveles de convivencia medianamente civilizada; que se podría detener el crecimiento indebido de la población del mundo y adaptar para lograr esta situación, varios métodos de desarrollo regional adaptables a las corrientes hegemónicas del mundo y a las necesidades propias de regiones y microrregiones; y algunos otros sueños guajiros…
Pero, no. no hubo tal. Fueron otras ilusiones desvanecidas en la nada. Hoy día las cosas han cambiado, para mal.
Sobre todo, la explosión demográfica hoy más que nunca sigue creciendo geométricamente. No parece haber descanso o al menos una distracción que permita contrarrestar dicha tendencia. Cada día nacen cantidades escandalosas de nuevos niños sin que esto parezca preocuparle a nadie, puesto que sólo son contemplados como consumidores del futuro. Aquellos que mantendrán activo el modelo económico basado en un híper consumo irracional, que mantendrá el modelo en que los ricos y los que tienen la habilidad para adaptarse al modelo, podrán sobrevivir en él.
Esta inadaptada forma de vida basada en el principio que afirma que los que puedan comprar, serán los únicos que importen. El problema es que la mayoría de los bienes adquiridos, al ver superada su novedad, pasan a ser objetos propios de un pasado y se transforman en objetos usados y pasan a la categoría de desechos. Entonces, la especie se vuelve indiferente ante todo lo que no está dispuesto para aportar un gozo inmediato y lo vuelve desechable.
Y se descubre el placer por lo desechable, utensilios, ropa, comida, adornos, casas, calles, ciudades, gentes…
En el afán de mantener vivo un modelo de vida mezquino y deshumanizado, contemplamos la devastación de grandes áreas donde la vida prolifera para cumplir los sueños efímeros e insanos de algún ricachón que solo quiere incrementar sus activos y capital para competir con otros de su misma ralea a ver quién acumula más. No importa cómo. Y por eso nos va como en feria.
Se desechan también los valores, las buenas costumbres, las formas sanas de convivencia, la educación vial, la civilidad, la cultura y la otra educación. La que vale, no la que se somete a formalidades insensatas que no conducen a nada y muestran de cuerpo entero el deterioro paulatino y la saña de lo que queda del modelo educativo nacional que contra viento y marea creció y se manifestó con resultados hasta aquellos momentos aciagos del sesenta y ocho.
Desde entonces, la educación de los pobladores del muchas partes del mundo, y en especial México, han visto como la educación y la cultura se han diluido, desechadas, por las cloacas de la ignorancia y la estupidez. Y a eso apuestan quienes deciden los destinos del mundo. Sí, los mismos que se lo están acabando.
Así que entre otros, se desecha a los jóvenes en tumultos sangrientos y en el tráfico de seres vivos, se desecha a los ancianos y a las personas con discapacidad, a los pobladores originarios, a los egresados universitarios, a los deportistas. Aquí se desecha todo, hasta a una candidata a la presidencia de la República.
Invitación: el próximo sábado 26, la Reserva Nacional de Talentos (RENATA), en el marco de la conmemoración de su aniversario número 14 y dentro del programa “Promoción de la Cultura” llevará a cabo la entrega de Testimonios al Mérito en las áreas de cultura, educación, artes, deportes, artesanal, desarrollo comunitario defensa de los derechos humanos. El evento tendrá lugar en la Librería “Don Quijote” a las 12 horas. ■

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