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martes, 16 abril, 2024
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Fundamental para un gobierno progresista, el papel de las élites al llegar al poder: académico

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Por: ALMA RÍOS •

Al buscar transformaciones, las élites económicas son a las primeras que tienen que confrontar

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René Alberto Ramírez propuso para México el tema de dejar de ver al norte y hacerlo más hacia el sur, como imprescindible hasta por sobrevivencia

 

El papel de las élites “es fundamental” al momento de llegar al poder para un gobierno progresista, pues ante el objetivo de conseguir transformaciones en el país “muchas veces esas élites económicas son las primeras que tienes que confrontar”.

Y hay que hacerlo desde un “equilibro soberano”, de lo contrario sucedería lo que en Ecuador con presidentes como Lucio Gutiérrez o el actual mandatario Lenin Moreno ,“los cuales llegan con un discurso de izquierda y luego se arrodillan frente a las élites económicas para ser parte del grupo, para ser uno más del grupo”, dijo René Ramírez Gallegos.

La entrevista con el ex secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa se produjo entre la aparición en el escenario público-electoral de Carlos Slim Helú en defensa del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para defender el proyecto del que cada día surgen más objeciones ligadas a presuntos actos de corrupción, y la permisividad del Instituto Nacional Electoral (INE) para con la organización Mexicanos Primero (Claudio X. González) y su spot protagonizado por niños y señalado de ilegal, a la que se sumó casi de manera inmediata el tema de un documental que ya se supone inexistente y como parte de una estrategia propagandística que reitera el mensaje del peligro del populismo ligado al puntero en las encuestas en esta elección, sobre la que ha alertado Antonio Marvel.

Sobre este filme ha dicho el candidato de Morena a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador, tiene detrás los recursos económicos de entre otros magnates, Alberto Bailléres y Germán Larrea.

René Ramírez Gallegos estuvo recientemente en Zacatecas para ofrecer una conferencia magistral en la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la UAZ; a su salida se le preguntó sobre el papel de las elites económicas frente el acceso al poder político de gobiernos progresistas en América Latina.

Recordó del caso ecuatoriano, “nosotros tuvimos claramente dos grupos de confrontación que fueron la banca y los medios de comunicación”.
El tema surgió a colación de la posibilidad de que llegue a la Presidencia de México un gobierno de “izquierda” ante las dificultades que han enfrentado los proyectos progresistas en Sudamérica, mismos que han recibido embates mediáticos, de “Guerra legal” (Lawfare) y reveses electorales.

Construir ciudadanos
no consumidores
Ramírez Gallegos dijo que desde el sur se ve con buenos ojos lo que está pasando en México, “lamentablemente tuvo que llegar a un nivel de anomia y deterioro de la sociedad y de las condiciones de la población mexicana para que emerja la posibilidad de un gobierno de izquierda”.

En su opinión el primer paso para una transformación progresista es disputar el poder del Estado, pues no son suficientes los esfuerzos que se hagan por fuera de él, por ello es necesario trabajar a la par en ambos esfuerzos, y sí, ganar elecciones, pero también “articular y organizar a la sociedad”, para que aun cuando exista la posibilidad de un posterior revés electoral como fue el caso en Ecuador para el proyecto de la Revolución Ciudadana, sea la población y las propias organizaciones quienes busquen mantener los logros obtenidos.

“Hubo un proceso de una consulta popular en el caso ecuatoriano que deja claro que existe un amplio porcentaje de la población que todavía busca defender lo que nosotros hicimos”.

No obstante, René Ramírez Gallegos también advirtió que los gobiernos de izquierda tienen que aprender que una mejora en el nivel de vida de la población no implica necesariamente un cambio en la subjetividad contra hegemónica, sino por el contrario, podría resultar pro hegemónica.

“Y eso nosotros no nos dimos cuenta. Trabajamos en mejorar las condiciones; la pobreza como se mida: ingreso, consumo, necesidades básicas insatisfechas, multidimensional (…) incluso pasó algo que muy rara vez sucede en un país con pobreza estructural –que implica el acceso a la salud, educación y seguridad social- decreció al doble de la velocidad que la pobreza monetaria. Y la desigualdad disminuyó y creció la clase media”.

Este tema lo desarrolla en un capítulo de su libro más reciente, La gran transición. En busca de nuevos sentidos comunes, donde expone que a pesar de estos logros no se aparejó al proceso de transformación de la sociedad “un ejercicio pedagógico que permitiera la construcción de nuevos sentidos comunes”.

Hay que darle prioridad a la mejora en las condiciones de vida sin lugar a duda, dijo, pero también debe trabajarse en la subjetividad desde el primer momento, “porque si no, después puedes generar algo que pasó desde mi punto de vista en Argentina y Brasil, esta paradoja del bienestar objetivo y el malestar subjetivo; en vez de construir ciudadanos, construiste consumidores”.

Los consumidores “ahora se sienten de la clase media, ven hacia arriba y ya no ven lo que eran. Ya no ven hacia abajo y quieren pertenecer al dos por ciento de la población; tienen expectativas de formar parte de esa clase social cuando además nunca lo van a ser, y tratan de decir que los gobiernos progresistas no sirven para nada a pesar de que no hubiesen sido posibles las mejoras si éstos no hubiesen llegado al poder”.
“Y eso no se puede dar. Eso no se puede repetir en los gobiernos de izquierda progresistas que lleguen”.

Otro problema de estos proyectos de gobierno ya no es que ganen elecciones sino su enfrentamiento a procesos “cada vez más sofisticados” que buscan quitarlos del poder como ocurrió con Dilma Roussef en Brasil, “que sube con Temer, y Temer le hace el golpe de Estado”. Está también el actual caso de Lula Da Silva, preso y puntero en las preferencias electorales.

Transformación social
objetiva y subjetiva
Sobre las estrategias a seguir para generar “nuevos sentidos comunes” puso en primer término y como fundamental la construcción de gobierno con los movimientos sociales, pero también buscar una mayor pluralidad de medios de comunicación frente a los sistemas masivos y monopólicos que representan casos como el de Televisa en México u O Globo en Brasil.

En Ecuador se intentó democratizar el tema de las frecuencias asignando mediante ley un 33 por ciento en cada caso, a los comunitarios, los medios públicos y los privados, “era necesario, pero ahorita se paró”.

Habló asimismo de la necesidad de construir medios públicos estatales pero sobre todo, “algo que no hicimos”, darle fuerza y todos los incentivos de inversión a nos medios públicos no estatales, los comunitarios.

Otro tema fundamente es la laicidad mediante reformas a la educación, no sólo frente a la religión sino en la vida cotidiana, “todo lo que implique antidogmas”.

“Si es que nosotros tenemos sistemas de educación donde los libros te establecen una pedagogía de la individualización del éxito, jamás vas a poder hacer una transformación social”.

Todos estos esfuerzos deben hacerle a la par de empujar “una industria cultural amplísima” que dispute la construcción de la subjetividad cultural a la industria de Hollywood no solo como un proceso de aculturación de las sociedades sino como parte de una estrategia de acumulación que puede ser muy rentable y generar empleo.

Mirar al sur
El actual director de la cátedra Unesco “Libertad de Expresión y Sociedades de los Conocimientos” expuso la relación de México con Estados Unidos como una oportunidad, luego de observar que el primer país se construyó en referencia al segundo “y eso lo llevó y está llevando a lo que es en este momento”.

La ofensiva de Trump puede ser un boomerang si es que la nación mexicana busca la construcción de políticas de desarrollo endógeno, ya que pertenece al grupo de países que tienen la escala para hacerlo a diferencia de Ecuador. Algo a lo que renunció luego de que a través del comercio con los países del norte se olvidó que puede construir otra estrategia de acumulación de capital, más se toman en cuenta a los 30 mil científicos y académicos que fueron expulsados del país buscando oportunidades.

“Es una de las mayores riquezas en términos de masa crítica que tiene México”, que si se articula mediante una política adecuada con su aparato productivo puede constituir un ejemplo paradigmático en la historia del desarrollo en los países en el mundo, dijo.

En Ecuador se hizo un ejercicio de repatriación de talentos dentro de la política “Prometeo” que le implicó ingresar al ranking de los 10 países latinoamericanos productores de ciencia –de la que había estado excluido casi por 20 años-.

Propuso para México el tema de dejar de ver al norte y hacerlo más hacia el sur, como imprescindible hasta por sobrevivencia, y criticó que Brasil que tuvo la oportunidad de jugar el papel de un liderazgo en una mayor integración de la región Latinoamericana y caribeña no lo hizo porque optó por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

“Y lamentablemente China vino y está ocupando ese lugar, pero frente a esa arremetida del norte hay el sur. Y creo que un gobierno progresista tendría que buscar esa integración para fortalecerse y también al resto de países y tener una mucho mayor soberanía”.

¿Someter a las élites?
Las élites económicas en Ecuador “obviamente ponen toda la plata para que nunca más regresemos”, por eso dijo, era necesario avanzar más pero también generar las condiciones para seguir en la disputa de la transformación del país con una “postura completamente soberana de gobierno”.

“A mí no me cabe la menor duda que siempre existe desde el Estado la posibilidad de hacer grandes pactos sociales y productivos a favor de la sociedad en los cuales la élite económica tendrá que sumarse si es que estamos haciendo las cosas bien y tenemos el respaldo de la población y la ciudadanía”.

La única forma es tener una propuesta de hacia dónde tiene que ir el país en su proceso de acumulación de capital, “y yo creo que México tiene todas las condiciones para construir otra estructura productiva”, una distinta a la actual: primario exportadora, secundario importadora de manufactura y terciario importadora de conocimiento.

Si este esquema persiste, “no va a haber acumulación que permita una democratización de los beneficios de la generación de riqueza”.

El país tiene lo más importante, talento humano, y si logra articular esta matriz cognitiva a la matriz productiva, “se puede someter a esas élites económicas a que se sumen, pero bajos las condiciones que establezca un proceso político diferente”.

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