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jueves, 28 marzo, 2024
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‘A quiet place’: la angustia del silencio

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 336 / Cine

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A quiet place (2018), dirigida por John Krasinski, es una historia de horror que se centra en los cimientos de las relaciones y la institución familiar para explorar los instintos más viscerales del miedo y el pánico. El mundo ha sido invadido por criaturas que padecen ceguera pero que tienen oídos potentes que utilizan para cazar a cualquier ser vivo o persona que haga algún sonido, por mínimo que sea. En un planeta Tierra donde parece que gran parte de la población ha sido eliminada, una familia intenta sobrevivir a través del silencio.

En una granja marcada por caminos de arena y cultivos de maíz viven cuatro personas, el padre (el mismo Krasinski), la madre (Emily Blunt), y los dos hijos, una niña y un niño (Millicent Simmonds, Noah Jupe). Ellos han logrado construir un hogar a través de la rutina, cuya esencia está marcada en no hacer ningún sonido. Siempre y cuando cumplan con dicha regla de oro, los miembros de esa familia viven en relativa paz y calma, aunque no logren dejar de lado la constante angustia y el miedo a la muerte ante el acecho de las criaturas que se hacen presentes una vez que el silencio se rompe.

Krasinski quién otrora tuvo habilidades para la comedia, confecciona una cinta atmosférica, tensa y primal, casi muda, donde el manejo de silencios y sonidos, marcados por las composiciones angustiosas de Marco Beltrami, así como de movimientos ágiles en la cámara y primeros planos vuelven de A quiet place una experiencia intensa, aterradora y sumamente efectiva.

El director nos logra sumergir a través de un lenguaje cinematográfico preciso, que en los mejores términos de la narrativa distópica sólo nos da mínimas pistas de lo que está ocurriendo en el resto del mundo, y que logramos captar de primera mano a través de la vida diaria de los protagonistas.

En torno a esta rutina y bajo el evidente silencio de los personajes se marca también el sentimiento y la sombra de la pérdida pero también la búsqueda de esperanza a través de la nueva vida. En ese sentido Emily Blunt da un enorme registro de actuación, al representar a la madre de familia, en espera de un nuevo hijo, y su dinámica con Krasinski como líderes y responsables de dicho hogar hacen que el humanismo de la historia trascienda el horror que la bordea.

Krasinski muestra tener una mano ágil y segura para denotar la crueldad y el impacto visual, pero también se nota capaz de manejar los matices emocionales de su historia, hasta el punto de volverla francamente emotiva y conmovedora.

En última instancia, A quiet place lleva al espectador por lugares poco comunes en el género que están definidos por las dudas y tribulaciones de sus protagonistas, cuyas imperfecciones y errores se vuelven evidentes de tal manera que todos nos podemos identificar con ellos. Esto aunado al sentido de supervivencia inherente en todos nosotros, y que aquí es relacionado con enorme maestría en torno a la mortalidad del silencio y que tan peligroso puede ser el no lograr mantenerlo.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-336

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