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jueves, 25 abril, 2024
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El debate y los cinco jinetes del Apocalipsis

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

El circo electoral inicia y ante temas muy concretos como seguridad, corrupción y pobreza, los candidatos Zavala, Meade, Bronco y Anaya inician el ataque a López Obrador, una diario de circulación nacional contó más de 47 ataques directos contra AMLO; me da la impresión de que este último fue asesorado más para defender que para promover sus propuestas, la táctica surte sus efectos y lo hacen ver mal, no defiende ni aclara, nadie sabe a fin de cuentas que es la amnistía que propone y, peor aún, lo hacen tambalear, busca entre su portafolio datos que a todas luces no estaban organizados y tarda en sacarlos, no se concentró en las preguntas y se vio fuera de contexto. Anaya fue hábil para mostrar con engaños muchos datos, pero también hubo cosas ciertas por ejemplo, lo dicho de Romo Garza y Manuel Bartlett Díaz, este último, artífice de la caída de sistema electoral que robó la elección a Cuauhtémoc Cárdenas y que ahora es abrazado inexplicablemente por la izquierda. De inicio, el Bronco saca una bala y habla de la muerte de su hijo, va por todo y debe hacerlo pues el último lugar en las encuestas lo obliga a aventarse por todas, meramente como cuando va perdiendo el equipo y en el último minuto sale el portero a cabecear el tiro de esquina en la portería contraria. En mi opinión, Meade se desvanece grismente y sus propuestas oficialistas no convencen ni al mismo PRI que ya hace amarres con el PAN a sabiendas de que por la vía legal, el partidazo está fuera de los Pinos. Por su parte, Margarita Zavala demuestra que nunca expuso en su grupo de clase, tartamudea, y parece que no aprendió en sus tiempos de Primera Dama, no termina nunca por aclarar sus ideas, más bien, el pesado lastre que representa su esposo Felipe Calderón, terminará por reducirla a nada. Sin duda, la pésima administración de Peña Nieto y la oscuridad de Meade a quien ni siquiera le han acomodado los dientes para que sonría, ni lo han llevado con el asesor de imagen de Peña Nieto para que mueva las manos de arriba para abajo con seguridad, hará que pase a formar parte de la nada ilustre fila de candidatos priistas que pierden la Presidencia de la República como Pancho Labastida Ochoa y Beto Madrazo Pintado, aunque ahora, el argumento será que perdieron con un ciudadano independiente. De la experiencia que me deja el famoso primer debate presidencial es que en la política las estrategias van orientadas no a fortalecer tu propio punto de vista sobre temas centrales para la Nación, si no a tumbar a tu adversario a sabiendas de que vas perdiendo tal como lo hace Anaya quien a la postre, es felicitado no por sus ideas sino por hacer quedar mal al puntero de la contienda, lo cual, para algunos comunes, es más notable que comprobar fehacientemente que no está relacionado con lavado de dinero. Aquí también juega el grupo de asesores que a veces hacen quedar mal a los asesorados, por ejemplo, los que jalan los hilos de López Obrador, seguramente le encargaron no caer en las provocaciones, no agredir, no perder la cordura, opacando el ingenio de otras veces. AMLO fue el primero en abandonar el foro del debate, se le vio de capa caída, desencajado, lo cual es muestra de que no fue su noche, las malas decisiones lo siguen y, sin duda, lo cimbran pero creo que a buen tiempo para reacomodar tácticas y reacciones, así lo espera mucha gente que confía en él. Entre tanto, México no ganó nada con el multicitado debate, el lunes 23 seguimos igual de inseguros, igual de jodidos, por lo que cada día me convenzo más de que el verdadero debate está entres nosotros y que el cambio genuino lo podemos generar del ciudadano hacia abajo, pues hay muchos individuos que no reflexionan, que no fomentan el nacionalismo y que su visión democrática es tan larga como sus lagañas, otros más, aman al verdugo o son presa fácil de cualquier chico brillante que se especializa en engañar. El pueblo de México merece mejores políticos y sus múltiples problemas, ameritan propuestas más firmes y serias, lamentablemente, los cinco jinetes del Apocalipsis, cabalgan en medio de cadáveres de jóvenes que se diluyen en ácido, en la falta de oportunidades y ante pocos infames que ven el teatro de la democracia desde la cúspide, donde no importa quien gane pues ellos ganan siempre y donde los que pierden somos nosotros cada tres o seis años. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
[email protected]

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