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jueves, 28 marzo, 2024
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Del elocuente mentiroso y la paz

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Por: JORGE CARRASCO ARAIZAGA •

En México no puede haber tema más urgente que la seguridad y la tranquilidad de quienes lo habitamos. Vivimos la peor crisis en derechos humanos que haya conocido el país desde la Revolución de hace un siglo. Aquella fue una violencia política y social. Ésta, económica, en la que se disputa el lucrativo mercado de las drogas.
El territorio se ha convertido en codiciadas rutas para el trasiego, miles de jóvenes en sicarios desechables, y la población en rehén de los grupos delictivos que actúan al amparo, indolencia y subordinación de representantes del Estado.
La elección presidencial es en ese tema un plebiscito: mantener la actual “estrategia” contra el narcotráfico y la delincuencia organizada o buscar caminos hacia la paz o por lo menos hacia “niveles tolerables” de violencia.
La amnistía propuesta por Andrés Manuel López Obrador no sería más que un camino que se podría explorar, luego de una serie de acciones que el candidato de Morena ha sido incapaz de explicar.
Sus opositores se han agarrado de esa carencia como clavo ardiente para vincularlo a la delincuencia (@JoseAMeadek) o acusarlo de querer perdonar a los delincuentes (@Mzavalagc @MéxicoMZ18). Meras descalificaciones para justificar lo que los gobiernos del PRI y del PAN hicieron del país: un espectáculo de violencia con escenas cada vez más macabras y demenciales. Más violencia a la violencia, es su propuesta.
El crimen de Javier Salomón Aceves, Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco Ávalos, los tres estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales CAAV, de Guadalajara, Jalisco, no se debió a que estuvieran en el lugar equivocado en el momento equivocado. Es la demostración, una y miles de veces más, de que lo equivocado es esa “estrategia” en la que la violencia parece ser un fin en sí mismo porque no se ha avanzado un milímetro en la desaparición de esos grupos. Es una ventaja saber lo que ambos candidatos proponen porque así cada votante decide lo que quiere.
El engaño es peor. Esconderse en la elocuencia para ocultar el propósito de mantener una “solución” violenta es mantener el actual estado de cosas. Es prolongar otros seis años el peligro en que se encuentra la población. Eso es lo que propone Ricardo Anaya.
Tener fuerza expresiva no significa decir la verdad. Es, en todo caso, un recurso para engañar. Sus dichos en torno al tema de seguridad durante el primer debate presidencial, se han venido cayendo por insostenibles. Los medios agrupados en #Verificado2018 @VerificadoMX han dado cuenta de su manipulación.
Ser elocuente no quiere decir hablar con la verdad. El candidato del frente PAN-PRD-Movimiento Ciudadano busca también prolongar el status quo. Habla de mantener a las Fuerzas Armadas en las calles mientras “se profesionalizan” las policías. Dice también que dará más fuerza a la Policía Federal para combatir a los delincuentes y hablar de desarticular a las bandas, no sólo descabezarlas. Aunque dice que iría contra sus esquemas de lavado de dinero (por cierto, una sombra que no ha podido evitar), propone también fortalecer “operaciones estratégicas”; es decir, más violencia, aunque habla de pacificación.
Esa y otras propuestas de seguridad (https://www.ricardoanaya.com.mx/plataforma-del-frente/pacificacion-del-pais) son tan parecidas a las del exsecretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, Genaro García Luna, otro experto en el teatro del engaño, y cuyas consecuencias seguimos padeciendo.

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