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jueves, 28 marzo, 2024
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Luces, sombras, posibilidades

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Entre luces, sombras o hasta huecos de sentido, transcurrió el Primer Debate bajo la pretensión Presidencial, de quienes desean recibir el voto mayoritario de los electores de México, para arribar a esa condición: presidencial. Pues en las cada vez más cercanas fechas, los electores mexicanos están convocados a designar, mediante el voto, tanto a los integrantes del H. Congreso de la Unión, como a la máxima autoridad política que asumirá la titularidad de Presidente de la República. Máxima atracción – pretensión en tanto tal vez todavía se piense o vea a dicho puesto como el máximo poder ejecutivo personal en México, la duda, ¿todavía se verá como cuasi omnipotente en nuestro universo nacional: a quien, mediante la elección presidencial, reciba el voto mayoritario y por ello resulte ser su depositario. Uno, tan magnífico del quien todavía se pudiera pensar: si triunfa en la elección, recibirá un poder no sólo supremo, en los términos políticos clásicos, sino ¿todavía, con apariencia de omnímodo? Tal vez por eso, el presidencialismo, en las mentes, ¿seguirá siendo leyenda o se iniciará a trazar una nueva y diferente realidad presidencial? Ya no sólo manifiesta y concentrada en el trato con él, el Presidente, ¿y hasta imaginaria?
Ni idea tengo que tanto pese en el elector esa idea presidencial en el momento de votar, por lo pronto la parafernalia electoral está casi lista para funcionar a toda máquina e inicia por lo más obvio y sencillo, de algún modo convocar y difundir la necesidad de irse acercando a esa realidad, mediante eventos que muestren a los aspirantes como son y no cómo dramatizan o como ensayan, cada una o cada uno, ante nosotros y ante las cámaras de televisión, la consistencia o la vacuidad de su pretensión presidencial. Es decir, ¿un evento en vivo y por eso mismo de antemano definido y controlado hasta en los más mínimos detalles posibles? Sobre todo, si es el gran evento sexenal, en tanto, el ejercicio de quienes aspiran a Presidencia de México y luego triunfen, ya saben que la actual duración del período presidencial sólo son seis años.
Otra cosa es la mega parafernalia que conlleva ejercer el poder Presidencial en México y el tener que interactuar (desde las campañas) con la gente, seres humanos, todos, que si algo muestran es una gran pluralidad y diferencias, en múltiples sentidos y modos de ser, hacer y estar, vivos y actuantes, aunque cargados con cultura o las culturas necesarias para operar sus vidas y todo eso implica el disponer o no, o mediana o escasamente, de satisfactores, de todo tipo, necesarios o básicos para producir y reproducir su vida, sus vidas y costumbres en interacción con los otros y su hábitat, natural, rural, urbano, etc. Desde los modos de ser y las costumbres se parte para generar cultura, culturas, etc., y hasta se llegan a crear generar complejidades de muy distinto tipo que va de lo individual a lo social, de lo rural a lo urbano y eso conlleva flujos de ideas que agrupan o están en la base de los usos y costumbres peculiares dentro de ciertos ámbitos, que llegan a regirlos. Aunque en estos tiempos, hay usos que llegaron a ser costumbre, sin menoscabo de lo que el Estado garantiza y la gente respeta porque a ella misma, le hace posible constituir parejas, matrimonios, familias y de allí, hasta conglomerados que bien pueden llegar a ser comunidades, pueblos, etc., hasta crear en ellos un statu quo, que los diferencia o bien se parece al de otros pueblos y entonces ellos mismos hacen emerger las instituciones que necesitan para regular su convivir. Entre ellos, echan mano del idioma y el lenguaje para comunicarse y así, su cultura resiste o hasta se desarrolla como organización, desde lo que dispone cada uno y primero se muestra como ser, después domo poder, al cual descubren: debe de ser constituido por todos y administrado como cada uno aspira a ser “sujeto” del poder, ¿así descubren el valor de eso, llamado institución? Así la institución son ellos mismos, es de ellos y por eso mismo deciden, cómo regularla para administrarla entre todos: institución, de su comunidad, de su sociedad, municipio o estado, etc. Semejante densificación de diversidad social, económica, política o cultural es fundamental para nosotros y para ellos, pues así contribuye a sostenerla, además, la ordena, la regula para que resista y sirva a la dinámica comunitaria, social, política, cultural etc., y todo eso, junto son experiencias o experimentos iguales que en un momento su complejidad los puede convertir en municipio y entonces tendrán un instrumento socio político y cultural con mayor capacidad económica, jurídica y política. ¿Qué les falta? Exigir que a quienes nombren para funcionar, lo haga de acuerdo a la ley y asegurar que la ley se cumpla hasta en lo más mínimo, como sería la elección periódica de quienes desempeñen las funciones públicas, ejecutivas o legislativas, etc. Eso crea un ambiente, en el cual se puedan suceder unos u otros, con capacidad y potencia, en esa función, por una razón, lo público es de todos y lo privado, no. Lo privado requiere de lo público para florecer por eso nadie debe perpetuarse en ningún cargo, al contrario, la movilidad cívica gana para todos si la gente se prepara se forma e interesa, en ella misma y sus instituciones, por eso las elecciones ayudan a revelar la historia, de la diversidad o de la continuidad, y lo que prevalece es una mezcla: un ir y venir cívico, político y cultural, para poder desarrollarse todos en una continuidad abierta a la diversidad por recurrir a la palabra, los argumentos, con su base de cultura y experiencia, para PODER servir mejor, se crearon los debates y la exposición pública de quienes aspiran a figurar como titulares de la representación popular. ■

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