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viernes, 29 marzo, 2024
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Campañas, debates, violencia…

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Por: JUAN GÓMEZ •

Las campañas electorales que hoy se registran en el país se dan en un escenario mediático en el que prevalece la descalificación, el ataque directo y personal entre los contrincantes, la proliferación de encuestas, presiones norteamericanas en materia del TLCAN y contra migrantes mexicanos, pero sobre todo, antecedidas por una estela de violencia como nunca habíamos vivido los mexicanos en un, por así llamarlo, “período de paz”.
El presidente Enrique Peña Nieto inició su gobierno de manera fuerte y contundente. Todo parecía anticipar que se tendría un período de control en lo político y en lo económico, pero errores cometidos por su administración y fallidas respuestas a las crisis que vivió, dieron al traste a la conducción presidencial y al rumbo del país.
En lo político después de la elección del 2012 el Revolucionario Institucional tenía 21 gobernadores y una representación fuerte en la cámara de diputados, lo que permitió negociar El Pacto por México de la mano de Luis Videgaray Caso, quien convencería a las dirigencias del PRD y PAN para firmarlo.
Era la primera vez que el presidente en turno, el partido en el poder y las fuerzas principales de oposición se ponían de acuerdo, para avanzar en las reformas estructurales que le darían viabilidad económica, laboral y educativa a México, sobre todo, se anticipaba un período de estabilidad.
En febrero de 2014 la revista Time publicó su portada internacional dedicada al presidente con la leyenda Salvando a México. En la misma edición se agregó el siguiente texto: cómo las reformas de Enrique Peña Nieto han cambiado la narrativa en su nación manchada por el narco. Era la segunda ocasión que la influyente revista le dedicaba la portada, la primera había sido antes de su toma de protesta, en diciembre de 2012.
Pero ese mismo año 2014 el mundo se le vino encima a la presidencia de la República por la desaparición de 43 normalistas de la Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala, acto en el que se evidenciaba el control abierto de un grupo criminal sobre las autoridades municipales y la complicidad del gobierno perredista de Guerrero.
Los errores y el pésimo manejo de la crisis por parte de la PGR desbarrancaron al gobierno federal y con él, la imagen presidencial.
A partir de ese momento se fueron sumando una serie de sucesos que empeoraron la imagen presidencial, como los actos de corrupción de la casa blanca, el fallido proyecto del tren rápido de Querétaro y la ola creciente de asesinatos que se dispersó e incrementó de manera exponencial en varios estados del país, entre los que destaca Zacatecas.
La presidencia y su partido gobernante empezaban registrar a partir de ese episodio un gran desgaste en la preferencia electoral, que iría escalando progresivamente.
Para las elecciones de 2016 el PRI sufriría la peor derrota de su historia bajo la dirigencia de Manlio Fabio Beltrones: perdería siete de 12 gubernaturas en juego. Sucedió también algo inédito, entregó cuatro gubernaturas (Durango, Tamaulipas, Quintana Roo y Veracruz) que había gobernado de forma ininterrumpida, a la oposición.
Durante todo el 2017 el gran protagonista fue la violencia imparable que vivimos los mexicanos en gran parte del país.
De acuerdo a datos proporcionados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP) 2017 fue el año más violento en el país, al registrarse 23,101 homicidios dolosos, cifra que superó las 22,855 víctimas por este delito generadas en el 2016.
La violencia no ha respetado género ni edad, menos aún condición social. Lo mismo se generan un gran número de feminicidios que ejecuciones o víctimas colaterales, en tanto que el secuestro se ha convertido en una auténtica industria emergente en México.
Hay otro fenómeno de la violencia que en este año electoral está creciendo, el de asesinatos de políticos, algunos presidentes municipales, regidores o ex alcaldes, pero sobre todo también candidatos y candidatas a un puesto de elección popular.
Algunos analistas señalan que estos crímenes no están exentos del escenario electoral, en el que algunas bandas del crimen organizado pretenden enviar un mensaje para amedrentar a políticos y partidos para imponer sus condiciones.
El resurgimiento de la violencia en México provocó también que el incremento de la percepción de inseguridad alcanzara su máximo histórico, al ubicarse en diciembre de 2017 en 74.1% entre los mexicanos de 18 años y más, quienes consideraron que vivir en su ciudad era inseguro.
Entre estos niveles de percepción de inseguridad se ubican con una mayor tasa 27 ciudades del país que se ubican por arriba de la media nacional, entre las que destacan Villahermosa con 97.5%; Chilpancingo, 96.2%, Oriente de la Ciudad de México, 95%; Ecatepec, 94.9% y Fresnillo, 90.7%.
En este escenario se da el proceso electoral 2018 y unas campañas electorales que solamente se enfocan en los candidatos presidenciales, cuyos estrategas aceleran las campañas negras pero se alejan de la promoción de sus propuestas.
En este escenario se da el primer debate presidencial entre tres candidatos aliancistas y dos independientes, en donde prevalecen los ataques, los cuestionamientos, pero siguen faltando compromisos claros.
¿Qué candidato o candidata saldrá fortalecido y quién será el perdedor o perdedora?
Al tiempo.

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@juangomezac

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