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jueves, 25 abril, 2024
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Cultura política

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

En los días anteriores entre tantas y variadas ideas que se manejan previas a las elecciones de este año, se cuestionó, como siempre, con gritos de verdulería, la pertinencia de incluir a cierto tipo de personajes en las diferentes combinaciones y propuestas para complementar las diferentes fórmulas en la contienda electoral en que el país estará inmerso durante este año. La arena política está abierta para que cada mexicano pueda aspirar a un puesto de elección popular; y en esta forma puede observarse como cualquier simple mortal, desde los pichifloritos nacidos en cunas de seda con incrustaciones de diamante hasta los que se reconocen como hijos de vecina, puede aspirar a cualquiera de los escaños y huesos que se ofrecen en la arrebatinga electoral.
Se puede observar a los fósiles que saltan de hueso en hueso de todo tipo y nunca sueltan el fuero, de cualquier partido, que para el caso pareciera que todos padecen de la misma enfermedad y se dan casos diversos como algunos dinosaurios que se mantienen contra viento y marea, pareciendo que los puestos fueron diseñados para tan distinguidas y finísimas personas, algunos ejemplos: Bartlett, Beltrones, Gamboa, Romero Hicks, Romero Deschamps, Don Chucho y Don Chucho, el niño verde y otras muestras del museo del horror político que es mejor no mencionar porque se contamina la presente emisión. Los hay también, aquellos que al verse desechados por sus partidos acuden al calor de otros leños para seguir disfrutando del sacrificio por la Patria acumulando puestos.
La circunstancia es que, alguien, con afán no se sabe si amarillista, tremendista o porque parece que para lo único que nuestra población sirve es para hacerla de jamón, pusieron en la mesa de análisis la pregunta sobre si es o no ético lanzar a figuras del espectáculo o de los deportes a las contiendas políticas representando a algunos partidos como el Cuau, y antes Hermosillo, Ana Gabriela y muchos otros, lo que hace recordar a uno de los pioneros, el Ratón Macías que logró la diputación federal suplente. Aquel intento memorable del Gran Púas con el PST de Aguilar Talamantes y una lista interminable donde brillan con opacidad propia Jorge Kahwagi y Felipe el Tibio Muñoz.
El otro gremio cuestionado por su incorporación a la política es aquel que deriva del mundo de los espectáculos; y no es a la Señora Presidenta a quien se va a citar en esta columna ni a su creador el actor Gonzalo Vega, sino a algunos personajes que han incursionado al mundo de los cocolazos de la grilla de grandes ligas como la inolvidable Irma Serrano, La Tigresa, Silvia Pinal, María Rojo y Carlos Bracho, por citar a algunos sobresalientes y que, dicho sea de paso, han aportado mucho más que los del bando de los deportistas. Incluso, a nivel mundial, o norteamericano, para ser más específicos, sobresalen Ronald Reagan, presidente de la república, Arnold Schwarzenegger, gobernator de California y el alcalde de Carmel, California, Clint Eastwood.
Entonces, ¿por qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? No hay necesidad de hacerla de tos porque algunas ex estrellas se animan por dar sus incursiones en el mundo de la política. Puede criticarse el analfabetismo literal y funcional de muchos de los futbolistas que quieren su probadita de miel, pero ¿no es el mismo analfabetismo abofeteante que demuestran más de las tres cuartas partes de los que despachan como gobernadores y presidentes municipales? ¿Y qué decir de los que cobran en las diferentes cámaras? Hasta donde se sabe, no se tiene hoy día, siquiera una gloria de la erudición de la cultura general, las ciencias, las artes o la filosofía en la Cámara de Diputados o de Senadores. Y conste, no se habla de la gran mayoría, que se sepa, no hay uno siquiera, que pueda lucir estos lauros y no, no se ilusione, querido lector, tampoco lo hay en su congreso local; le aseguro que si se les aplica un examen de conocimiento general, usted perdería cualquier apuesta afirmando que alguno de ellos las puede. Y si no, a los hechos. Ustedes digan cuando se les puede aplicar, por ejemplo, el Graduate Record Examination (GRE) y si alguien lo aprueba con más de setenta cinco por ciento, le compondremos una oda y erigiremos una estatua en su honor.
Así que habrá que dejar de negarle sus derechos a los mexicanos que aspiran a darse un quien vive en las mieles de la corrupción y probar a ver si salen airosos como las aves que cruzan los pantanos sin manchar sus plumajes. De nada sirve tener veteranazos en las lides políticas, como los citados al principio de este escrito, si lo único que han hecho es proponer iniciativas que únicamente han traído desgracia y pobreza a la Patria y a sus pobladores.
Y si me piden mi opinión, ahí están los ejemplos dados por los gringos, un actor de medio pelo está mejor preparado para el ejercicio público, que cualquier político de carrera. Así que olvídese del título de este trabajo: no existe la cultura política; hoy día no hay gente culta que se dedique a la política, ni un solo político que se dedique a promover la cultura de a de veras.

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